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Socialistas ortodoxos quieren que el partido “rediscuta” su estrategia y su apoyo a Miranda para la presidencia del FA.

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El último acto eleccionario no logró apaciguar la efervescencia interna del Partido Socialista (PS). La escasa diferencia de votos (23) por los que la senadora Mónica Xavier venció al ex ministro de Desarrollo Social Daniel Olesker en la carrera por la secretaría general evidenció la existencia de dos bloques prácticamente similares en forma dentro del partido, cuya interna se muestra como la más polarizada del todo el Frente Amplio (FA).

Tras digerir su propia interna, ahora el PS se encamina a la competencia externa con el resto de la fuerza política: las elecciones del domingo 29 de mayo, y el bloque que apoyó a Olesker le viene haciendo sentir al resto del partido que es preciso cambiar la estrategia política que se venía implementando. Además, algunos de quienes integraron esta alternativa quieren rediscutir el apoyo que el partido le dio al secretario de Derechos Humanos de Presidencia, Javier Miranda, como candidato a la presidencia del FA.

El apoyo del PS a Miranda fue uno de los temas que dividieron al partido durante la campaña a las elecciones internas. Una sesión del Comité Ejecutivo a finales de enero habilitó a sondear el nombre del jerarca de Presidencia, pero la decisión no contó con el respaldo de quienes apoyaban a Olesker a la secretaría general del partido. “Es ilógico que [el PS] tome una posición previa a una elección que puede cambiar la relación política del partido”, argumentaba el ex ministro a principios de marzo. Para quienes apoyaban a Xavier, esa decisión constituyó un apoyo implícito a Miranda, pero para quienes respaldaban a Olesker, no, ya que lo que se había habilitado era “llevar adelante una serie de contactos para ver si existía la posibilidad de que Miranda fuera o no el candidato”, argumentó en su momento el diputado Roberto Chiazzaro.

“La idea nuestra es rever todas las posiciones del partido, y sobre la candidatura seguramente hagamos un intercambio”, dijo a la diaria Chiazzaro, integrante del bloque “garganista”, “ortodoxo” y también autodenominado “removedor”, que apoyó a Olesker. Según explicó, el PS “está abocado en conversaciones donde se está haciendo la designación de autoridades, y en la medida en que realicemos estas designaciones y que el partido vaya teniendo funcionamiento, vamos a ir analizando las distintas posiciones que el partido va a tener que ir asumiendo, y quizás revisemos alguna de las posturas que se han tomado”.

Santiago Brum, otro de los dirigentes que apoyaron a Olesker, sostuvo que es necesario “lograr consensos” en esta nueva dirección del PS, incluso en el tema de la candidatura a la presidencia del FA, que en su momento fue aprobada por mayoría. “Ese debate se retoma ahora y el PS tendrá sus decisiones, con la voluntad de construir consensos”, afirmó. Agregó que el partido podría tomar varias decisiones: desde ratificar el apoyo a Miranda hasta dejar en libertad de acción a sus adherentes.

Pero para quienes apoyaron a Xavier la discusión ya está saldada. Yerú Pardiñas, quien ocupaba el puesto de secretario general hasta la asunción de la senadora en ese cargo, sostuvo que el apoyo a Miranda no está en duda: “No tengo entendido que haya habido un planteo de reconsideración. El hecho de que tuvimos una elección de dirección no tiene que despertar cuestionamientos a lo que se ha venido definiendo en el partido. Lo que se debe hacer, en cambio, es consolidar las definiciones institucionales que el PS ha tenido”.

Pero, de cara a las elecciones frenteamplistas, las propuestas de redefiniciones no se agotan en la discusión acerca de a qué candidato apoyar, y quienes respaldaron a Olesker harán valer la “victoria programática” que, sostienen, tuvieron durante el congreso que se celebró en diciembre de 2015. En esa instancia se aprobó un documento, fundamentado por el propio Olesker y llamado “Transformación democrática y socialista”, en el que se establecen algunos objetivos políticos, como profundizar la reforma tributaria del país, modificar la concepción de la inserción internacional, cambiar las pautas salariales de los Consejos de Salarios y redefinir el uso de las reservas internacionales. “Entendemos que el partido va a tener que cambiar su estrategia, porque ya ha tomado determinadas decisiones”, recordó Chiazzaro.

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