“Siempre fue difícil ser del Frente Amplio [FA] en todo el país, sobre todo en los primeros tiempos de su existencia, pero en el interior eso se multiplicaba, porque la cantidad de frenteamplistas era muy menor y no solamente se sentía la represión de los aparatos represivos, sino que además había una presión de una amplia mayoría de la sociedad”, opinó en diálogo con la diaria quien fue diputado del FA por Soriano durante 20 años. Arregui es maestro y profesor de física, fue destituido por la dictadura cívico-militar y reintegrado a la actividad docente con el retorno de la democracia.
En el libro cuenta detalles del acto final del FA en Mercedes previo a las elecciones nacionales de 1971, dejando entrever ese ambiente de hostilidad que se manifestaba contra los frenteamplistas. Antes del acto se realizó “la recordada Marcha de las antorchas”, que había recibido amenazas de pedreas por parte de la Juventud Uruguaya de Pie (JUP), organización de derecha que se proclamaba nacionalista y antimarxista y parte de cuyos miembros “empleaban métodos violentos”. La agresión se evitó y la movilización culminó en un multitudinario acto en el que hablaron, además del candidato a la presidencia por el FA, el general Liber Seregni, el candidato a la intendencia, Carlos Magano, y el candidato a la vicepresidencia del FA, Juan José Crottogini, “quien, refiriéndose en su discurso a todo lo que son capaces de hacer las manos y confundiendo el apellido ‘Magano’ con ‘Mangano’, terminó la oratoria con un: ‘Con Seregni y con Mangano, la Intendencia está en la mano’”. El libro agrega que mientras hablaba Seregni, a las doce de la noche, sonaron las campanas de la catedral mercedaria, “lo que dio lugar a que Seregni relacionase en su discurso a las campanadas con un indicio de triunfo”. El autor cita a un colaborador que cuenta que “ello no fue aceptado por algunos simpatizantes del Partido Nacional [PN] que estaban escuchando sentados en la terraza de la entonces confitería Garramón y a la noche siguiente asaltaron la catedral”. El cura de la catedral, Mario Guerriero, era considerado simpatizante del FA, agrega Arregui en el texto.
El libro está lleno de este tipo de anécdotas, vividas por el propio Arregui o por quienes colaboraron con él en la reconstrucción de la historia. “Siempre he dicho que en el interior del país la política es mucho más personalizada, porque se ven las cosas concretas. El contacto es mano a mano, hay una relación personal mucho más grande, que tiene sus ventajas y sus inconvenientes, sus satisfacciones y sus tristezas”, consideró Arregui.
El libro cuenta, por ejemplo, cómo en una mesa redonda convocada en 1972 para que el entonces ministro de Educación y Cultura, Julio María Sanguinetti, defendiera la nueva Ley de Enseñanza, este terminó lanzándole un vaso de agua y luego abalanzándose sobre el diputado frenteamplista por Soriano Ariel Díaz. O, poco después del golpe de Estado, cómo un militante frenteamplista de Cardona recibió en su casa la visita de un operativo militar encabezado por el general Gregorio Álvarez (cuando todavía no era presidente de facto) y este al entrar dijo: “Me han comentado que usted es filatelista”. El dictador fue a ver la completa colección de sellos del hombre.
Pero no todas la anécdotas terminan así, y el libro también recala en la represión, la persecución, la tortura y los desaparecidos. Recorre los mojones elementales de la lucha contra la dictadura: el plebiscito de 1980, la elecciones internas de los partidos políticos de 1982, las movilizaciones sociales y las reuniones interpartidarias, y cuenta cómo se dio ese proceso en Soriano, a veces localidad por localidad (Mercedes, Cardona, Dolores, Villa Soriano, José E Rodó).
En el diálogo con la diaria, Arregui destacó el crecimiento del FA en el departamento y cómo pasó de “los casi tradicionales 5.000 votos con que surgió” a ser el partido más votado en las últimas elecciones nacionales. “Es algo que valoramos en toda su dimensión, porque si vemos lo que era el FA, las dificultades, las carencias, el aislamiento, la represión que sufrió...”. Sin embargo, el FA no ha podido ganar aún las elecciones departamentales: la mitad de los votos cosechados en noviembre se mudan para el PN en mayo. “Es el reto que nos queda”, afirmó. Para Arregui, uno de los principales motivos del triunfo del PN a nivel local tiene que ver con “el clientelismo”. “Hay un aparato clientelístico muy fuerte que hace que la gente cambie el voto cuando va a elegir en lo departamental. El clientelismo se manifiesta de múltiples formas: cuando se hacen distintas donaciones se ve la gestión del PN, se ve cuando se nombran funcionarios sin el mecanismo del sorteo y del concurso, no dándose ninguna garantía para que todos los ciudadanos sean iguales ante la ley”, añadió Arregui.
En el libro, el socialista expone un balance de su gestión como diputado, detallando las iniciativas parlamentarias, pedidos de informes y anécdotas. Una de estas tiene que ver con el clientelismo. “En determinado momento le informaron al diputado Luis Alberto Andriolo [PN] que quien esto escribe le había entregado una vivienda vacía del SIAV de Mercedes a una familia, por lo cual se vino al humo en forma inmediata al lugar. Habló con el hombre ocupante y entonces este confesó que no era así, que era un intruso que se había metido en la vivienda con su familia porque no tenía techo y que por miedo a que lo denunciaran y lo sacasen de la vivienda, había mentido diciendo que un diputado se la había entregado, invocando mi nombre. Resultado fallido del colega legislador. No me molestó en absoluto su acción porque el clientelismo hay que combatirlo y para ello se precisan pruebas”, escribe el autor.
El periplo del libro culmina el 6 de diciembre de 2015, en el acto de colocación de una placa en el ex cuartel de Mercedes “señalando que allí se violaron los derechos humanos”. Arregui finalizó la charla diciendo que existe “un desafío” y es que luego de 11 años de gobierno del FA, “las nuevas generaciones, el electorado, pueden perder la memoria y creer que lo que se está viviendo hoy ha sido así por siempre”. “El FA sacó al país de la peor crisis social y económica de su historia. Cuando pasan los años y eso pasa a verse como que algo que ocurrió siempre, corremos el riesgo de caer en las seducciones de sirenas de quienes, desde la derecha y con marketing, quieren volver a lo de antes. A las generaciones nuevas y a las anteriores les cabe la enorme responsabilidad de recordar cómo era el país antes y cómo es hoy. Algo de eso es lo que pretende aportar este libro”, concluyó.