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Mario Bergara en el almuerzo de ADM, ayer, en Punta Cala. Foto: Pablo Vignali

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Bergara dijo que suba de impuestos al tabaco explica una inflación superior a 10%

Analistas y expertos han señalado el escaso margen que presenta la política monetaria hoy en día para hacer frente a la inflación, y ayer el presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Mario Bergara, lo reconoció. Aun así, anunció que ésta se volverá más contractiva, con el objetivo de “mantener las señales”: los encajes para bancos en moneda nacional aumentarán de 23% a 28%, y también bajará el dinero en circulación. Por otro lado, confirmó que no habrá una modificación del rango meta de inflación, ya que de alterarlo se estarían dando señales contrarias al objetivo.

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El titular de la autoridad monetaria brindó ayer una conferencia frente a empresarios convocados por la Asociación de Dirigentes de Marketing, acompañado por el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, y el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Álvaro García, así como el vicepresidente del Banco Central, Jorge Gamarra.

Bergara anunció ayer que el Comité de Política Monetaria del BCU decidió aumentar los encajes de los bancos comerciales tanto en moneda local como internacional hasta 28% “para no generar asimetrías”.Las alícuotas se ubicaban antes en 23% en el caso de la moneda local y 26% en el de la moneda extranjera.

Este aumento de los encajes repercute reduciendo la capacidad de las instituciones financieras para otorgar crédito, ya que se incremen- ta la proporción de dinero que deberán dejar depositado en el Banco Central. Se estima que con esto disminuirá el dinero en circulación y, en consecuencia, la demanda interna, desestimulando en parte el crecimiento de los precios.

A pesar de reconocer que la política monetaria está “muy limitada” hoy para encausar la inflación al rango objetivo, sostuvo que el endurecimiento de ésta va a ser “muy importante para contribuir a las expectativas”. Bergara también estimó que al sacar dinero de circulación, esta contracción monetaria “quitará ruido al funcionamiento del mercado cambiario”.

Por otro lado, anunció que el Comité de Política Monetaria complementará estas señales contrayendo el M1, como se denomina en la política económica a la suma del efectivo en circulación y la cantidad de dinero en depósitos bancarios a la vista. La circulación del dinero es una de las variables que también controla el Banco Central.

Causas y rangos

El jueves 3 el Instituto Nacional de Estadística anunció que tomando en cuenta los 12 meses a febrero, la inflación ascendió a 10,23%. Bergara tomó este dato como un “juego psicológico”, y afirmó que si no hubiera sido por el aumento de impuestos al tabaco, que “es ajeno a la macroeconomía”, y que genera entre 0,3 y 0,4 puntos de inflación, “no estaríamos pasando el 10%”.

La inflación se encuentra por encima del rango meta -entre 3% y 7%- desde fines de 2010. Al ser consultado respecto de la posibilidad de que la autoridad monetaria se “sincerase” respecto del rango objetivo, Bergara sostuvo que “si el sinceramiento pasara por decir que el rango objetivo es más alto, no transmitiría nuestro objetivo real, que es que la inflación baje”.

“No es una cuestión de pegarle al patito -afirmó-. Si uno pone un rango de 0% a 15% le va a pegar siempre, pero ésa no es la gracia. Si hoy yo les anunciara que el rango va a ser de 7% a 11%, ustedes interpretarían que estamos debilitando nuestro compromiso en la lucha contra la inflación. Que mantengamos el objetivo de una inflación más baja es una forma de decirles que mantenemos el compromiso de trabajar para bajarla”, explicó.

Teniendo en cuenta esto, adelantó que la inflación seguirá fuera del rango por “un tiempo importante”. Respecto de la suba del dólar, dijo que “seguirá” también pero a un ritmo “más suave”, ya que no cree que la Reserva Federal de Estados Unidos realice cambios en su política monetaria durante 2016.

También consideró que el aumento de precios internos responde a la absorción de “una depreciación cambiaria enorme”, comparable con las que se vivieron en las crisis de 1982 y 2002 -“aunque los efectos no sean los mismos ni lo vayan a ser”-, pero sostuvo que el equipo económico no está “dispuesto a renunciar a la flexibilidad cambiaria para disminuir ficticiamente la inflación”.

Buenas aunque efímeras

Bergara también se refirió a la situación que vive la región, en particular a la de los países vecinos, Argentina y Brasil. “Hay riesgo latente en el terreno macroeconómico”, afirmó, aunque también nombró algunas “buenas noticias” pero con “un horizonte de corto plazo”.

En cuanto a Brasil, celebró el ajuste del sector privado en la cuenta corriente y la relativa estabilidad del real en los últimos tiempos. No obstante, notó que “la situación política y la situación financiera, reflejada en la pérdida del grado inversor, no hacen más que retroalimentar ese componente de incertidumbre que nos pega, como socio que somos de ese país”.

Respecto de Argentina valoró algunas “señales positivas”, como que “finalmente se esté en camino a la resolución de los problemas del default [incapacidad de hacer frente a las deudas] y del endeudamiento con los holdout [fondos buitres]”, y también que “se estén revirtiendo medidas que cuando se tomaron nos perjudicaron mucho”. Se refería a las trabas a las importaciones, el uso de los puertos, el sinceramiento de tarifas, el cepo cambiario y la dualidad cambiaria.

También respondió a los exportadores que han criticado la pérdida de competitividad del país frente a los mercados destinatarios de bienes uruguayos, principalmente Brasil. Dijo que la caída de las exportaciones responde a una “brusca” baja en el nivel de ingresos de estos países que restringe su poder de compra, más que a un crecimiento de los precios relativos como consecuencia de la política cambiaria interior. “Leí hoy que en Brasil se está vendiendo 45% menos de automóviles. Podríamos tener el tipo de cambio en 80 [pesos] y no le íbamos a vender más autos a Brasil, porque allí hay un problema de ingresos”, afirmó.

Por otro lado, también hizo hincapié en el atraso a nivel de innovación de algunas empresas exportadoras: “Cuando hay holgura económica, se disimulan algunas ineficiencias que, cuando la situación aprieta, se desnudan. Pasa en el sector privado y también en el público”.

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