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Reunión de trabajo por actividades nocturnas, ayer, en la Intendencia de Montevideo. Foto: Pablo Vignali

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Músicos y gestores culturales transmitieron a la Intendencia de Montevideo visiones sobre la problemática de los “ruidos sociales”

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La idea de la Intendencia de Montevideo (IM) frente a los ruidos sociales es generar un “cambio cultural” para que la noche empiece y termine más temprano. “Lejos estamos de querer que la Policía corra a los jóvenes de las calles”, dijo ayer de tarde Christian Di Candia, prosecretario general de la comuna, en una reunión con voceros del sector artístico. Por parte de la IM, además de Di Candia, estaban Mariana Percovich, directora de Cultura, y Maite López, responsable de la Secretaría de la Juventud, quien anunció una serie de encuestas junto con el Instituto Nacional de la Juventud para sondear en los hábitos de ocio nocturno de los jóvenes. Del otro lado, más de 20 músicos, productores y gestores culturales.

No hubo gran participación de los músicos. Uno de los que fueron, Leonard Mattioli, integrante de La Teja Pride, criticó la idea de mover los boliches hacia zonas alejadas del centro, un reclamo que un grupo de vecinos de Parque Rodó le plantea desde hace dos años a la IM. Lys Gainza, cantante del grupo Japón, criticó que no se estén aprovechando algunos espacios de ese barrio, especialmente sobre la rambla, donde “los ruidos se irían al mar”, y habló de la necesidad de exoneraciones de impuestos para los pequeños espectáculos, un reclamo con el que coincidió Gonzalo Ríos, representante de la Asociación de Productores y Managers Musicales de Uruguay. Al respecto, Percovich adelantó que en las próximas semanas el intendente Daniel Martínez anunciará una propuesta sobre exoneraciones de impuestos para espectáculos públicos.

Sebastián Niz, del club de tango La Mordida, propuso la creación de un fondo para ayudar a quienes quieren remodelar sus locales para aislar el sonido. Correr los horarios de las salidas para más temprano es una medida que algunos músicos también reclaman, contó Sebastián Silva, vocero del gremio de artistas Agremiarte, pero Andrés Russo, del conglomerado de empresarios turísticos Montevideo Bureau, dijo que eso podría afectar al sector, ya que Montevideo se vende hacia afuera como una ciudad con mucha movida nocturna. Denisse Legrand, integrante de Proderechos y gestora cultural, opinó que Montevideo “rechaza a los jóvenes y se gestiona de forma gerontocrática”, y advirtió de la clandestinidad que puede generar la restricción de los horarios.

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