Se reunieron por primera vez en noviembre de 2015, en atención a una convocatoria del concejal vecinal de Villa Dolores Flavio Harguindeguy, con una concurrencia cercana a las 200 personas y más de 60 ferias representadas, pero recién se constituyeron formalmente como Unión de Vecinos de Ferias y Periferias de Montevideo el 16 de abril de 2016.
En diálogo con la diaria, Harguindeguy contó que cuando asumió como concejal, una de las primeras inquietudes que le plantearon los vecinos fue, justamente, la posibilidad de mover la feria de Pedro Berro y José Martí, e inmediatamente se sumaron otros a pedir lo mismo para la de Julio César y Francisco Muñoz. “Cuando hice las primeras averiguaciones noté resistencias administrativas de Adeco. Varios vecinos comentaban que como respuesta les decían que el problema era con su feria en particular, porque ‘es un expediente complicado’; era un patrón que se repetía. Entonces me pregunté si no podía llegar a ser un problema general de las ferias, y convoqué a la reunión de noviembre”.
Cuando los vecinos se reunieron, notaron que tenían problemas en común, ocasionados por las ferias: la alteración de los horarios de descanso (ya que el armado se comienza en la madrugada); la falta de higiene -orín y heces en la vía pública, así como desperdicios de los productos, cajas y bolsas-; la rotura de veredas, rejas y fachadas; el robo de luz y la depreciación del valor del inmueble, estimada en 20%.
Actualmente existen 148 ferias en la ciudad de Montevideo, con sus respectivas periferias (las que venden otros artículos, como plantas, artículos de bazar, vestimenta, entre otros), que se ubican al final o al principio de la alimentaria. 80% de estas están bajo la jurisdicción de Adeco, y el restante de la Dirección de Promoción Económica de la IM.
Harguindeguy explica que el promedio de estadía de las ferias es de 20 años, y que 70% permanece más de cinco años en el mismo emplazamiento, y como los derechos de los vecinos que se ven afectados son muchos, “lo natural es que sea temporal y que, pasado un plazo determinado, se restablezca el goce pleno de los derechos afectados”, porque “la población perjudicada es un segmento minoritario, y de ese perjuicio o carga se beneficia una buena porción de montevideanos”.
El problema es que el reglamento de ferias de la IM no prevé la posibilidad de que los vecinos reclamen el movimiento de una feria salvo por razones de utilidad o necesidad, mientras que en el reglamento de Adeco se establece que recién a partir del quinto año se puede pedir realojo, aunque esto no significa una obligación para el Ejecutivo.
Consultada por la diaria, la directora de Adeco, Ana María Sánchez, dijo que mover las ferias representa un trabajo “muy grande” y que por eso a veces es “más complicado” atender el pedido. “Hay que ubicar la nueva calle donde se instalará, analizar el problema de las periferias, el tránsito, si hay establecimientos comerciales, el sol, el frío, si las calles se inundan, si hay árboles -por los trabajadores y las mercaderías-, si no hay fábricas, casas de salud, si está en bajada o subida. La gente piensa que es algo muy fácil, pero no es simple”, estableció.
Los vecinos han juntado firmas en los entornos de 51 ferias y las entregaron al director de Promoción Económica de la IM, Ricardo Posada, quien prometió consultar a sus asesores y volver a reunirse con los vecinos “la semana que viene”. También solicitaron una reunión a Sánchez, quien, consultada al respecto por la diaria, dijo que recién le había llegado el pedido y que fijará el encuentro “para la semana que viene”.
El concejal dijo que las primeras reivindicaciones incluyen fijar en tres años el plazo de estadía de la feria en cada ubicación, con una rotación “estricta y automática” al cumplirse el plazo, y que se fijen cinco ubicaciones posibles, que constituirán un circuito de rotación “ordenado y preestablecido”. También reclaman la colocación de baños químicos en cada feria, y el “fortalecimiento de los controles” de los horarios de armado y desarmado y de limpieza de las calles ocupadas.