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En 2017 habrá empaquetado genérico para los cigarrillos, diseñado en base a una investigación de la Udelar.

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Una imagen a modo de advertencia, como las que ya estamos acostumbrados a ver en las cajillas de cigarrillos, la clásica advertencia sanitaria, un único color, la misma tipografía y el mismo tamaño de letra. En 2017, cuando los fumadores compren las cajillas de cigarrillos, sólo encontrarán variaciones en la marca. De esta manera Uruguay pretende seguir con sus políticas de combate al tabaco, en este caso en base al modelo que ya instaló Australia, informó ayer en conferencia de prensa el ministro de Salud Pública, Jorge Basso. Francia, Reino Unido e Irlanda también tienen aprobada una normativa que establece el empaquetado genérico para los cigarrillos, pero aún no la han implementado.

Basso dijo que el gobierno entiende que esta medida es “eficaz y eficiente” para cumplir con el objetivo sanitario de reducir 20% la prevalencia del tabaco en este quinquenio, una meta que el ministro calificó de “muy ambiciosa”. Entre 2006 y 2016, la prevalencia del consumo de tabaco en Uruguay bajó de 32% a 22%, según la Encuesta de Hogares del Instituto Nacional de Estadística. La baja fue más pronunciada en la población joven, de entre 12 y 17 años: pasó de 25% a 9% de fumadores, según una encuesta de la Junta Nacional de Drogas.

La Facultad de Ciencias Sociales y la Facultad de Psicología de la Universidad de la República están haciendo una investigación para determinar el modelo de la cajilla -entre otros detalles, color, tipografía y diseño en general- a partir de cuestionarios y exhibición de modelos aplicados a una muestra de 200 personas. El director del Programa Nacional de Control del Tabaco, Enrique Soto, explicó que el estudio está orientado a la percepción de la población, sobre todo fumadora, respecto de las características de la cajilla, según su nivel socioeconómico.

Basso afirmó que en la instrumentación se seguirán las directrices del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) y subrayó que las decisiones que se toman en torno al empaquetado “no son subjetivas, arbitrarias ni improvisadas”. Se buscará eliminar todo “tipo de elemento atractivo que pueda tener la presentación del tabaco”, incluyendo atractivos sensoriales, colores, sabores, aroma y tipos de filtro. Se busca “evitar el engaño al consumidor a través de términos y colores”, de tal manera que “no haya ninguna forma de generar diferencias y eventuales engaños a los consumidores sobre mayor o menor impacto en términos de riesgo para la salud”, indicó el ministro.

En cuanto a un eventual incremento en los precios de las cajillas, el ministro dijo que es un tema que se está “estudiando muy atentamente”, porque “el aumento del precio del tabaco es un factor muy importante en las políticas de prevención”, aunque todavía no hay una decisión tomada.

Basso aclaró que el “contundente” resultado del juicio contra Philip Morris en el Centro Internacional de Arreglo de las Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) “no condicionaba de ninguna manera las medidas que el país ha venido y seguirá desarrollando para disminuir la prevalencia del tabaquismo” ni “modifica en absoluto el plan de trabajo que tiene nuestro país”. De todos modos, resaltó que se trata de “un espaldarazo desde el punto de vista técnico y jurídico”.

Como elementos destacables del fallo, mencionó que este concluye que “los estados tienen el derecho soberano de implementar medidas de salud pública para proteger a la población”, y que señala “con total claridad la preeminencia de la salud pública frente a otro tipo de consideraciones económicas”. El ministro enfatizó también que el fallo reconoce la importancia de las medidas del CMCT, y puntualizó que cuando un país se basa en dicho tratado, las medidas que toma no pueden ser consideradas arbitrarias, y por tanto no violan las cláusulas de trato justo y equitativo de los tratados bilaterales de inversiones.

Próximas campañas

Basso anunció que las próximas campañas de prevención del tabaquismo apuntarán a los sectores que aparecen más comprometidos en los estudios epidemiológicos. “Los sectores socioeconómicos más vulnerables son los de mayor prevalencia, y en especial ha habido una clara política de la industria tabacalera de orientarse a la mujer joven, por su rol modélico en la familia”, advirtió Basso, y dijo que hay un “porcentaje creciente” de fumadoras en la población femenina joven. También se apuntará a algunos sectores laborales en los que, por aspectos culturales, hay mayor prevalencia, entre ellos el sector de la salud y el de los trabajadores de la construcción, en los que “se ha constatado un porcentaje importante de fumadores”, señaló el ministro.

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