Hace ya cuatro meses que se promulgó el decreto 128/016, que prohíbe el consumo y la tenencia de alcohol “y cualquier tipo de droga” durante la jornada de trabajo y que establece las condiciones para aplicar controles. La norma establece que los análisis deben estar enmarcados en un acuerdo bipartito, deben realizarse por medio de técnicas “no invasivas” y sólo si los trabajadores presentan “indicadores conductuales” que sugieran que hubo consumo de sustancias. Ayer, la Junta Nacional de Drogas (JND) organizó un extenso seminario sobre el tema. Carla Francolino, coordinadora técnica del Programa de Prevención del Consumo de Alcohol y Drogas en el Ámbito Laboral de la JND, habló con la diaria sobre los avances al respecto.
¿Cómo va la aplicación del decreto?
-Estamos en una etapa de difusión del decreto. Se hizo una actividad en el PIT-CNT y ahora esta otra, con el experto español.
¿Tienen constancia de que se esté aplicando en algunas empresas?
-El decreto da una filosofía de trabajo y da garantías. En algunos lados ya se estaba trabajando, previo al decreto, con espirometrías.
¿Se sabe si se están usando dispositivos que no cumplen con los estándares que prevé la normativa?
-Hay a la venta dispositivos que no son los aprobados por el Ircaa [Instituto de Regulación y Control del Cannabis]. Nosotros decimos que tengan cuidado y compren los que están aprobados porque tienen el respaldo de la garantía; si no, no es válido el resultado. No sabemos si se están utilizando otros.
¿Puede haber condiciones de desigualdad en empresas en las que los sindicatos no están tan presentes y no se montan las mesas bipartitas?
-Hay realidades diferentes. No sé si se pueda hablar de desigualdades, sino de que las dinámicas de cada empresa son distintas.
¿Luego de cuántas horas después del consumo pueden dar positivos los resultados?
-En el cannabis, el aparato mide lo consumido hasta seis horas antes, pero hay que tener cuidado, porque hay variaciones biológicas que pueden hacer que dé positivo. Es muy relativo: hay que ver la metabolización, si es un consumo que viene desde hace mucho tiempo... Tampoco hay que jugar con la calculadora con que sean seis horas exactas.
¿Se contempla que se pueda aplicar las pruebas también a los empleadores?
-Las pruebas tienen que ser a todos por igual. Lo que se plantea es que sean al azar, a toda la plantilla, o en puestos de trabajo de riesgo. Incluye a los gerentes. A todos. Si no, sería discriminatorio.
Más vale prevenir
José Rodríguez Valdés es responsable de Drogodependencias y adjunto a la Secretaría de Salud Laboral de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras de España, la central de trabajadores más grande del país. En su exposición, el español presentó el resultado de una encuesta realizada entre 2014 y 2015, que arroja que las sustancias más consumidas en el trabajo son, en orden de mayor a menor, el alcohol, el tabaco, el cannabis y la cocaína. Según el análisis de los datos, los mayores porcentajes de consumo se dan en condiciones laborales de riesgo, con horarios largos y poco tiempo de descanso.
Usted mencionaba en su exposición que el sistema de comisiones de salud en ámbitos bipartitos para el control de sustancias en el trabajo funcionó de forma similar en España.
-Sí. Fundamentalmente se trata de programas de prevención. El control de sustancias puede ser una parte y, en nuestra opinión, una parte pequeña en los programas. En nuestro caso, la detección de drogas no es posible cada vez que la vigilancia de la salud es voluntaria; sólo es posible en una serie de puestos de trabajo que, por razón de su peligrosidad, están obligados a la determinación de pruebas de drogas. Estamos hablando de centrales nucleares, de transporte aéreo, transporte marítimo de mercancías peligrosas. Situaciones que pueden generar catástrofes o perjuicios a terceros. No estamos hablando de situaciones convencionales, que se deben resolver con la prevención de los riesgos.
Con las estadísticas a la vista, ¿funciona la prevención?
-Creo que funciona. Estoy convencido de que más que el control. El control funciona en determinadas sociedades con una cultura muy concreta, como las del norte de Europa, donde el control de drogas es una herramienta preventiva, pero eso no es trasladable a los países del sur de Europa, donde a los trabajadores y a las trabajadoras se los convence, no se les impone. Desde ese punto de vista, es fundamental la formación, la información, la sensibilización. Eso produce efectos más duraderos. A mí, si me amenazan, a lo mejor modifico una conducta, pero si me convencen, la erradico. Algunos consumos de sustancias en el trabajo son adaptativos, porque hay condiciones laborales que producen unos efectos en los individuos, y las personas utilizamos drogas para modular esa sensación de problema, de malestar, de dolor.
¿Hay una legislación equivalente al decreto 128/016?
-No, no tenemos una norma semejante que aglutine, como lo hace ese decreto, que clarifica, ordena y protege. Hay toda una serie de normas que, por separado, tocan distintos aspectos.
¿Cómo valora estas políticas que está implementando Uruguay?
-Creo que las políticas que está desarrollando el movimiento sindical, el PIT-CNT, con el apoyo y, diría, la complicidad de la JND, han permitido logros en un tiempo récord. El consumo de sustancias, muchas veces, es cultural, y modificar la cultura es cuestión de tiempo. Haber conseguido en diez años que este país hable de drogas y que además trabaje en la prevención me parece un pleno éxito.