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Brasil no envió aún la delegación que había prometido y la situación de los lácteos permanece incambiada

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El presidente brasileño, Michel Temer, logró por algunos días su cometido, que era evitar que las trabas impuestas por su gobierno al ingreso de lácteos de Uruguay se convirtiera en un “gran circo mediático”, según manifestó el propio Temer al presidente Tabaré Vázquez cuando el viernes lo llamó por teléfono. El diario Folha de São Paulo informó que una “delegación de técnicos” llegaría a Uruguay el lunes de esta semana para destrabar la situación. Sin embargo, la delegación no llegó y ni en el Ministerio de Relaciones Exteriores ni en el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca tenían ayer novedades sobre la presunta visita.

“No se sabe ni quién vendría ni cuándo”, resumió a la diaria el presidente del Instituto Nacional de la Leche, Ricardo de Izaguirre. Agregó que sigue trabado el ingreso de lácteos a Brasil porque desde el 12 de octubre no se han otorgado nuevas licencias para la entrada de productos.

Uruguay le vende a Brasil 60% de sus exportaciones de lácteos; De Izaguirre aseguró que la situación “impacta” en el corto plazo en el sector, aunque no de la misma manera en que lo haría en otras épocas del año, cuando las ventas son mayores.

Según el portal Noticias Agrícolas de Brasil, el lunes el ministro de Agricultura de ese país, Blairo Maggi, insistió en que debería establecerse un régimen de cuotas para el ingreso de lácteos uruguayos a Brasil. Lo hizo en una conversación con productores, en el marco de una protesta contra la importación de leche. Los productores brasileños argumentan que el ingreso de leche uruguaya los obliga a bajar los precios y perjudica la producción local. Maggi afirmó que conversará de este tema con Temer esta semana. “Le mostré al presidente el grado de deterioro en que se encuentra el sector y argumenté que, si no hacemos nada, la sociedad brasileña sufrirá en el futuro”, afirmó el ministro.

En ese contexto, señaló que Brasil enviará una misión de técnicos a Uruguay para determinar si existe triangulación de leche, como sostienen los productores brasileños.

Esta situación de la industria láctea se produce en el marco de un enfriamiento de la relación bilateral entre Brasil y Uruguay, que pasó por uno de sus mejores momentos bajo los gobiernos de José Mujica y Dilma Rousseff. En 2011, la ex mandataria brasileña visitó Uruguay y selló con la firma de una decena de acuerdos bilaterales lo que calificó de una “alianza estratégica” entre ambos países. En agosto de 2012, en Brasilia, se creó el Grupo de Alto Nivel bilateral, un mecanismo de cooperación estrecha y de primer nivel entre los dos países. Pero tras la asunción de Temer como presidente de Brasil no ha habido reuniones formales del organismo.

La administración de Temer sabe que no goza de la simpatía del gobierno uruguayo; cuando fue destituida Rousseff, la cancillería uruguaya sacó un comunicado calificando la situación de “profunda injusticia”; el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, sostuvo que Temer “no tiene ninguna legitimidad”, y el Frente Amplio calificó la situación en Brasil de “golpe de Estado”. En sus visitas a la región, Temer viajó a Argentina y a Paraguay, pero todavía no lo ha hecho a Uruguay. Y cuando su primer canciller, José Serra, llegó al país, su par Rodolfo Nin Novoa dejó que diera una conferencia de prensa en soledad y luego lo acusó ante el Parlamento uruguayo de actuar como si quisiera “comprar” el voto de Uruguay para suspender a Venezuela. Ante esto, la cancillería brasileña expresó su “profundo descontento” y Nin llamó para explicar que había sido un “malentendido”. En más de un año de mandato, Temer no se ha reunido todavía con el presidente Tabaré Vázquez, más allá de un breve encuentro en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.

En partes

La industria láctea no es la única afectada por decisiones del gobierno brasileño. Una delegación de la Cámara de Autopartes del Uruguay (CAU) concurrió el miércoles 11 a la Comisión de Industria de la Cámara de Senadores para explicar las dificultades que enfrenta el sector y los riesgos de la renegociación del acuerdo automotor entre Brasil y Uruguay.

El 8 de julio, la ministra de Industria, Energía y Minería, Carolina Cosse, había manifestado en entrevista con la diaria su voluntad de denunciar este acuerdo y sentarse a renegociarlo, porque entendía que se había llegado a un grado de “desequilibrio muy importante” en el comercio bilateral: “La relación de compraventa con Brasil ahora es de cinco a uno a favor de Brasil”, sostuvo la ministra. Según los datos que maneja la industria, 60% de los autos que se venden en Uruguay son del mercado brasileño.

La CAU advirtió en la comisión parlamentaria que Brasil nunca cumplió con su parte en el acuerdo, que implicaba tratar a los productos que se fabrican en Uruguay como si fueran piezas brasileñas. En cambio, Uruguay sí cumplió con su parte, que consistía en permitir el ingreso de una cuota de 26.000 autos libres de aranceles, por lo que sólo en 2017 el Estado se perdió de recaudar 69 millones de dólares. “Ingresan todos los vehículos con arancel cero, cuando entre Argentina y Brasil no es así. Entonces, estamos dando beneficios sin recibir nada. Esta situación viene ocurriendo desde hace dos años y se está poniendo cada vez peor”, sostuvo en comisión el presidente de la CAU, Marcelo Graniero, según consta en la versión taquigráfica.

El programa Innovar Auto, implementado por Brasil, genera perjuicios a los industriales uruguayos, ya que al otorgar beneficios para quienes utilicen autopartes brasileñas, incrementa el costo relativo de usar autopartes uruguayas. El programa fue cuestionado por la Organización Mundial del Comercio y terminará en diciembre de este año, pero los empresarios manejan la información de que será sustituido por otro programa, denominado Ruta 2030, que tendrá características similares. “No sabemos absolutamente nada. Tenemos información de que vamos a tener que seguir pagando 30% para poder exportar nuestros productos, y lo más grave es que faltan dos o tres días para que se publique en el diario oficial –hay que aclarar que en Brasil es necesario que esté publicado tres meses–, de manera que entre en vigencia en diciembre. Es decir que cuando se vaya a negociar en diciembre, ya prácticamente va a estar aprobado, como sucedió en Argentina”, advirtió Graniero.

El secretario ejecutivo de la CAU, Sebastián Giraldez, explicó que en la negociación del nuevo acuerdo de autopartes Brasil propuso modificar el sistema de compensación, cambiar el índice de contenido regional y la norma de origen, modificar los programas de integración progresiva y los cupos, y Uruguay “le dijo que sí a todo”. “Se modificó el acuerdo y parte del trato –aunque no está escrito– es que nosotros íbamos a ser considerados locales en la normativa de Brasil. Lo que quedó redactado es un poco más condicional, pues dice que Brasil aplicará cuando corresponda a los productos originarios de Uruguay las mismas condiciones y beneficios concedidos a los productos brasileños. Eso significa que Brasil va a estudiar situación por situación y cuando corresponda les va a dar el mismo tratamiento”, señaló Giraldez.

Los representantes de la CAU reclamaron una “política negociadora” del Ministerio de Industria, Energía y Minería, algo que “lamentablemente no se está dando”. “En algunos casos los negociadores la dan tarde y, en otros, no se da. Si bien hay buena voluntad de la ministra, indudablemente dirige varios rubros, tiene gente que se dedica a este tema y tenemos un punto muy flaco tanto en la negociación con Argentina como con Brasil”, reclamaron los empresarios.

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