Un millón de personas en Uruguay no terminaron la enseñanza media en ninguna de las modalidades formales que ofrece el sistema educativo. Una parte de esa población decide incorporarse a los bachilleratos extraedad luego de un tiempo de haberlo abandonado, pero “hay una alta demanda de personas que tienen la capacidad de terminar el bachillerato aunque no bajo las modalidades estándares, buscan hacerlo de modo acelerado, y ahí el país tiene la necesidad de crecer, de tener más formatos que posibiliten a más personas terminar ese ciclo”, comentó a la diaria Javier Acuña, coordinador del Área de Educación No Formal del Ministerio de Educación y Cultura (MEC). En este sentido, varias instituciones estatales trabajan en estrategias que lo permitan; a modo de ejemplo, Acuña señaló los avances en “las tutorías personalizadas o los entornos virtuales de aprendizaje”.
También trabaja en este tema un grupo de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) para la Educación, la Ciencias y la Cultura, que busca generar “aportes para la construcción de un sistema de acreditación de saberes”. La semana pasada, en un seminario sobre el tema en el Centro Cultural de España, un colectivo de docentes presentó una propuesta para trabajar, en particular, la acreditación de saberes en la enseñanza media. Marcelo Ubal, integrante del equipo, explicó a la diaria que sus planteos “son sólo una propuesta; la OEI no tiene un papel decisivo, pero sí hay consejeros de la ANEP [Administración Nacional de Educación Pública] que están al tanto”.
En concreto, el equipo de la OEI propone empezar a trabajar con esa población que no ha culminado los estudios medios para “reconocer aprendizajes y saberes adquiridos en los sistemas formales, no formales y laborales, a fin de acreditar o validar trayectos correspondientes a la enseñanza media y superior en particular; y complementar los saberes acreditados con un adecuado acompañamiento pedagógico para la culminación de la educación media”, expusieron en el seminario. Para eso proponen dos caminos diferentes: “Uno para aquel que ya tiene los aprendizajes apropiados, que capaz que es autodidacta, donde lo que hacemos es una prueba única general, y si la aprueba se le acredita el nivel”, comentó Ubal. El otro camino es mediante un sistema de créditos, que parte de un diagnóstico, por medio de una prueba, para que el estudiante se inserte en el trayecto más adecuado según una validación con los planes y programas existentes, y sea acompañado pedagógicamente.
El equipo le propone al sistema educativo empezar con los 12.726 trabajadores nucleados en la Federación Uruguaya de la Salud (FUS) que necesitan acreditar educación media. Según explicó Ubal, este grupo ya está organizado y sería un buen comienzo para reducir ese contingente de un millón de personas. Por otra parte, el coordinador del MEC dijo que estos grupos ya organizados permiten un trabajo específico y particular con ellos, y agregó que hay varios organismos estatales que tienen grupos de trabajadores similares a los de la FUS.
Por el momento
El mayor problema que enfrenta la acreditación de saberes, actualmente, es la descentralización de la oferta. Primaria, UTU, Secundaria, el MEC, el Ministerio de Desarrollo Social y el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional ofrecen alternativas para la culminación de los ciclos educativos. Acuña dijo que se está trabajando en un mapeo de todas las ofertas para tener un panorama más claro, pero destacó los servicios de orientación educativa del MEC que, mediante la web, los teléfonos y los stands itinerantes, otorgan asesoramiento a la población, y agregó que la forma de trabajo debe ser la interinstitucionalidad.
La opinión común a todos los involucrados en estas alternativas es que están funcionando bien. “Desde el MEC lo evaluamos como muy positivo, pero percibimos que es muy necesario seguir avanzando. Los proyectos y programas que logran vincularse a la continuidad educativa o a las mejoras de las condiciones laborales tienen buena evaluación, pero recibimos una demanda de personas que todavía no tienen respuesta”, puntualizó Acuña. En esta línea también se expresó Ubal: “Se vienen haciendo cosas buenas, pero el principal desafío es pasar de experiencias concretas a una política nacional de acreditación de saberes, porque un millón de personas es mucha gente”.
Para el miembro del equipo de OEI, esta falta de culminación de la educación media “compromete la educación terciaria. Necesitamos gente con el bachillerato pronto, la educación terciaria crece tanto que si no cambiamos vamos a terminar peleando por los mismos gurises. En el área de la ingeniería, por ejemplo, la Universidad Tecnológica ofrece 100 cupos para logística y mecatrónica, pero hay 50 estudiantes cursando. Tenemos que buscar una forma de que más gurises lleguen a la educación terciaria; sin este tipo de dispositivos vamos a tener problemas graves de cara al futuro y al modelo de país productivo”.
El coordinador del MEC, por otra parte, estimó que los desafíos están en aumentar el número de personas que culmine los estudios a nivel general y, en particular, entre la población privada de libertad. Además, explicó que, en su opinión, “resulta absolutamente central, a medida que se avanza en la culminación de ciclos, avanzar en la relación entre educación y trabajo, que permita a las personas mejorar su calidad de vida. Es decir que con el título tengan un lugar de calidad en el trabajo”.