Los barrios privados son parte de un fenómeno de segregación (autosegregación) que comenzó a registrarse en América Latina en los años 70 y 80, y en Uruguay desde los 90. Ahora bien, en Uruguay, la implementación se ha venido dando en forma gradual, disimulada, sin necesidad de violencia o grandes muros; el paisaje de urbanización se hace de a pedazos, entre normativas funcionales y sin mucho conocimiento del impacto territorial que puede implicar.
Vale aclarar que nos detendremos sobre los barrios privados como producto inmobiliario de y para la clase dominante, a pesar de que somos conscientes de que los fenómenos de cierre no se reducen a dicha clase y de que encontramos un abanico más amplio de barrios y complejos cerrados que surgen por problemáticas asociadas a la “inseguridad urbana” y la (des)construcción social de la vecindad. Ahora bien, la existencia de productos residenciales alambrados o cercados, que implica nuevas fronteras entre una clase y otra, produce paisajes de desigualdad social que operan -a nuestro entender- de forma peculiar y explican algunos cambios territoriales y las trayectorias de la elite en relación con el resto de la sociedad, a la vez que tensionan el papel del Estado en sus funciones sociales actuales.
En trabajos recientes, particularmente en uno presentado en la revista Vivienda popular (Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad de la República -Udelar-), relevamos la existencia de 61 barrios privados en seis departamentos: Maldonado (30), Canelones (14), Rocha (7), San José (2), Colonia (7) y Paysandú (1); no contamos a Montevideo entre ellos porque en la capital no están permitidos como tales, aunque sí existen al menos cinco denominados “barrios semiprivados”, o “barrios jardín”, como se los denomina comercialmente. Estos datos provisorios y en construcción surgen de triangular información (prensa, documentos de agentes privados y normativa) y son útiles, dada la carencia de un registro de barrios privados tanto a nivel país como a nivel departamental.
La producción de barrios privados en Uruguay, en lógica de conexión global-nacional-local, tiene bastante de esquema importado, tanto por los promotores del producto y los desarrolladores (capitales) como por quienes los ocupan. Así, encontramos capitales argentinos, como los de los consagrados empresarios inmobiliarios de este tipo de urbanizaciones cerradas: Eduardo Costantini, con emprendimientos en Rocha (con, por ejemplo, el polémico proyecto Las Garzas, vinculado al puente sobre la laguna Garzón), y Eduardo Cantón, en Colonia. Por otro lado, los capitales uruguayos en modalidad de holding presentan algunos desarrollos significativos por su expansión, como La Tahona y Grupo Ecco/Estudio Lecueder, con varios emprendimientos en la región metropolitana de Montevideo (tanto en San José, con la paradigmática urbanización cerrada polderizada Marina Santa Lucía, como en Canelones), que incluyen barrios semiprivados en Carrasco Norte, como Los Olivos-Barrio de Polo.
El proceso tuvo una dinámica expansión sostenida durante 2016; así lo muestran, por ejemplo, los nuevos productos inmobiliarios en Canelones (Colinas House) y Maldonado (Lomas de San Vicente), desarrollados coherentemente por cuadros técnicos de universidades privadas.
En la región noreste metropolitana de Montevideo, los barrios privados son habitados por sectores de ingresos medio-altos y altos, pero también por un número significativo de extranjeros (por ejemplo, en algunos barrios privados de Canelones los extranjeros representan 30% de la población). A los casos de residencia temporal o segunda casa, como en Colonia, Maldonado y Rocha, hay que sumar los de vivienda permanente, donde residen -según el relato de los propios copropietarios de barrios privados- ciudadanos argentinos, venezolanos, colombianos, entre otros, que trasladan esta forma de habitar y reproducen tendencias globales. En muchos casos, dichos residentes trabajan en zonas francas, parques industriales logísticos o emprendimientos similares, que están conectados vial y funcionalmente con el barrio privado. Incluso se registran en los barrios privados algunos arrendamientos que tienen que ver con esta dinámica de extranjeros que trabajan en Uruguay por un tiempo y están en constante movilidad.
La privatización del espacio
Al revisar los espacios de encuentro entre copropietarios de los barrios privados y los sectores populares próximos, se comprueba que el espacio público, ese espacio democrático que constituye una oportunidad de encuentro en la ciudad en plano de igualdad con un otro diferente, parece no existir. En su lugar aparecen artefactos urbanos, configurados como nuevas centralidades de acceso diferencial, que se muestran como públicos y son privados, como los shoppings u otros centros comerciales.
Por otro lado, como señala Marie France Prévôt Schapira, el fenómeno de cierre residencial es acompañado por trayectorias de la elite por espacios privados y privativos (colegios e instalaciones deportivas, entre otros) que van configurando los espacios de “socialización burbuja” (entre iguales) de la clase dominante y alejan las posibilidades de generar rupturas en su pensamiento. Es decir, trayectorias que imposibilitan eventuales procesos de autointerpelación o desclasamiento de los sujetos favorecidos, lo cual colabora con el afianzamiento de la diferenciación social y la reproducción de la estructura de clase.
Por otro lado, los residentes de barrios privados, como ellos mismos manifiestan, no precisan y hasta pretenden prescindir del Estado (lo público), al cual rotulan de ineficiente, lo que conforma una razón más para optar por esta forma residencial, para dar respuestas a sus servicios. Todo esto va conformando una “ciudadanía patrimonialista”, más cercana a la figura de un contribuyente que a la de un ciudadano político.
Una dimensión que surge del estudio de los barrios privados, y en particular de sus residentes en el caso del área metropolitana noreste de Montevideo, son las trayectorias sociales que se expresan. Hay un circuito entre los espacios residenciales tradicionales de la elite uruguaya (Carrasco, Punta Gorda) y estos nuevos esquemas de autosegregación en barrios privados, que se combinan con centros comerciales específicos (en Carrasco y, de a poco, en los propios barrios privados), complejos deportivos de colegios o clubes de elite (al norte de Camino Carrasco o municipios aledaños de Canelones: Ciudad de la Costa, Colonia Nicolich, Barros Blancos) y espacios educativos de elite (por lo general ubicados en Carrasco Norte).
Una frase en tono de burla que se repite entre los padres de los jóvenes de estos barrios es “estos chicos no conocen avenida Bolivia al oeste”, lo que indica no sólo el estrecho recorrido que hacen y conocen sus hijos, sino también que no tienen necesidad de circular por el Centro y otros espacios de la ciudad, que es siempre recorrida -algo característico de los habitantes de este tipo de emprendimientos- en automóvil.
Entre los colegios de elite, parecen ser los más codiciados y de mayor exclusividad -según las entrevistas que hicimos a distintos docentesel Stella Maris, el British Schools, el St. Patrick's College y el Woodlands School. Los dos primeros son de cultura más tradicionalista de la elite, los otros tienen una importante presencia de extranjeros.
Si uno quiere entender cómo se expresa la formación ideológica de parte de la elite, debería asumir -entre otras dimensiones- estas trayectorias por espacios homogéneos, así como la forma de esta elite de vincularse con los otros (diferentes), por medio de la caridad o en el lugar del miedo.
Los barrios privados en Uruguay son un silencioso producto neoliberal en expansión que acompaña la tendencia global, con la diferencia, respecto de otros países de la región, de que el fenómeno está invisibilizado para el pueblo y, por lo tanto, no está presente en sus luchas y prácticas emancipadoras, hasta el momento.
Marcelo Pérez
Politólogo de la Udelar, magíster en Estudios Contemporáneos de América Latina (Udelar) y doctorando en Estudios Urbanos (Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina).
Esta es una versión resumida del artículo publicado por el autor en el sitio Hemisferio Izquierdo.