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Acorar. Foto: difusión s/d de autor

Hoy comienza la tercera edición local del Festival Temporada Alta de Girona

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A principios de 2015, el dramaturgo, actor y director argentino Claudio Tolcachir decía a la diaria que el lugar del teatro independiente es el de la experimentación, y que los espectadores de ese teatro son un público que desafía, precisamente por buscar nuevas formas de comunicación y lenguaje. Para los organizadores del Festival Temporada Alta de Girona, esa consigna vuelve a imponerse, con nuevos desafíos.

Hoy, mañana y el domingo llega a nuestro país (con funciones en la sala Verdi y el Centro Cultural de España), lo que ha sido definido por la prensa como “el mejor festival” de España por su programación, que combina artistas de ese país y de otros, con vocación de incluir nuevos lenguajes y generaciones. Temporada Alta nació en Cataluña en 1992; en aquella primera edición se presentaron cuatro espectáculos, y en la última, más de 100. Hace cuatro años decidieron añadir a su tradicional despliegue en las ciudades de Girona y Salt (que se realiza de octubre a diciembre) un traslado a Buenos Aires, en colaboración con Timbre 4, el proyecto de compañía teatral, sala y escuela que dirige Tolcachir, con sede en el barrio de Boedo, cuyo nombre alude a que ese era el timbre que había que tocar para acceder a la sala cuando fue inaugurada, en plena crisis económica de 2001 y con sólo medio centenar de butacas, aprovechando un galponcito en el fondo de la casa del director.

En diálogo con la diaria, el director de Temporada Alta, Narcís Puig, dijo que en Timbre 4 “comenzó todo”: “En el festival de Girona hace muchos años que hay programación latinoamericana, y como Buenos Aires es el polo más grande de producción teatral, todos los años teníamos algo. Entre otras cosas, los espectáculos de Tolcachir. Un día, hablando, dijimos ‘siempre van argentinos para allá, deberíamos traer catalanes a Buenos Aires’. Y así comenzó esta aventura. A los dos años se apuntó a la sala Verdi, y desde 2016 también estamos en Lima”, dijo el director desde un hotel porteño, mientras se desarrollaba la edición argentina, en la que participa una puesta uruguaya, Lítost (la frustración), de Jimena Márquez.

Para Puig, el festival siempre ha tenido un interés muy claro por la escena latinoamericana, y eso se manifiesta en que lleva numerosas ediciones seleccionando obras de países como Argentina, Uruguay, Chile y Brasil. “Esta relación se ha consolidado hasta el punto de que uno de los objetivos prioritarios del festival es servir de puente entre la escena europea y la iberoamericana”, sostuvo en una entrevista con la diaria publicada el año pasado. Así fue como, después de mucho tiempo de estar en contacto con artistas y compañías iberoamericanas, percibieron la importancia de tender un puente en la otra dirección, y colaborar para dar a conocer a los artistas catalanes en Latinoamérica.

En las sedes de este lado del Atlántico, los grupos que participan en el festival siempre han sido catalanes, y este año también se incluyó uno mallorquino.

Tres por uno

En esta edición llegarán tres unipersonales: La noche justo antes de los bosques (sábado y domingo a las 21.30 en el Centro Cultural de España), un texto de Bernard-Marie Koltès que se ha “representado en muchísimos países y que ahora decidimos traer en este montaje, que se estrenó hace cuatro años en Barcelona, y que tiene la particularidad de que es un espectáculo que comienza en la calle. La historia de La noche justo antes de los bosques habla de un indigente que vive en la calle, que no tiene nada, y que necesita relacionarse con los demás; la puesta comienza cuando él aborda a alguien en la calle para conversar, porque lo que necesita es calor humano. Y la propuesta que traemos, dirigida por Roberto Romei, un director italiano que desde hace muchos años vive en Barcelona, y que interpreta Óscar Muñoz, actor muy conocido en el mundo teatral de esa ciudad, comienza con un actor en la vereda abordando al público e invitándolo a compartir un rato con él”.

Puig destaca que lo que transforma a este montaje en algo muy particular, además de la fuerza del actor, es ese encuentro con el público en la calle. Y como eso es algo muy próximo, “porque él increpa a la gente en la vereda”, es una propuesta de pequeño formato, pensada para un máximo de 35 espectadores.

La segunda puesta será La historia del señor Sommer (viernes y sábado a las 21.30 en la sala Verdi), espectáculo estrenado en Barcelona hace 25 años, y que a lo largo del tiempo se ha reestrenado en varias ocasiones, tanto en catalán como en español. El actor, Pep Tosar, volverá a la sala Verdi con esta puesta (dos años atrás visitó Montevideo con Con la claridad aumenta el frío), basada en la novela homónima del escritor y guionista de cine alemán Patrick Süskind, que adapta el personaje del narrador a un showman de “cabaret literario” no convencional. El director adelanta que se trata de un texto con un énfasis narrativo pero “muy entrañable: es una historia que cuenta con un montaje muy divertido que, a la vez, toca las fibras íntimas. Es muy jugado. Y por eso también se ha mantenido tantos años”.

El tercer espectáculo será el mallorquino Acorar (domingo a las 19.00 y 21.30 en la sala Verdi), palabra que en catalán significa literalmente “llegar al corazón”, y que tiene distintos usos, pero que en este caso habla de la matanza del cerdo en Mallorca. “Es muy localista, pero pertenece a esa categoría de textos que, desde lo local, alcanzan lo universal. En Temporada Alta de Girona llevamos cuatro años seguidos presentándolo porque funciona muy bien y el público nos lo pide”, contó el catalán. Agregó que, a partir de esta matanza tan local -compartida con América Latina-, la pieza “da cuenta de cómo va cambiando el mundo a partir de una tradición inalterada. Ellos son de Mallorca, una isla que, antes de los años 60, era un territorio prácticamente rural, hasta que comenzó el boom del turismo en España y se convirtió en uno de los mayores puntos turísticos del país. Por lo tanto, hay generaciones que vienen de una tradición que vive de determinada forma, mientras el mundo que los rodea no deja de mutar. O sea que, a partir de una tradición muy ancestral, se cuenta cómo está cambiando el mundo y cómo afectan esos cambios a las tradiciones”.

Latinoamérica de ida y vuelta

En la última edición española, una de las puestas invitadas fue La ira de Narciso, de Sergio Blanco, en la que el actor Gabriel Calderón interpreta a un personaje llamado justamente Sergio Blanco, a partir de la intimidad que genera la habitación de un hotel. Esto se alterna con el mito de Narciso, una intriga policial y los avatares propios de la vida. Para Puig, se trata de un trabajo “excepcional, y de un texto muy complejo formalmente pero, a la vez, muy inteligente; para mí es uno de los grandes textos que presentamos en el festival”. “Sergio también había estado antes con Tebas Land. Y creo que es uno de los autores contemporáneos más interesante que he conocido, porque escribe de una forma muy personal, con él presente en escena de formas muy diversas, hablando de su mundo y construyendo un relato de muchísimas capas, donde como espectador puedes navegar de formas muy distintas. Es un gran autor y alguien a quien continuaremos siguiendo desde Girona”, comentó.

En cuanto al interés en la escena latinoamericana, Puig explica que siempre están en contacto con nuevos proyectos, que pueden acabar con producciones en Europa o Sudamérica. Por eso, una de sus prioridades es propiciar “más puntos de intercambio, de encuentro y de comunicación, para que los productores y los artistas se crucen y se acerquen a otros métodos de trabajo, otras formas de hacer teatro. Creemos que todo se tiene que hacer cuando tiene sentido y cuando surge de forma natural: comenzamos con Timbre 4 de forma natural y encontramos a la sala Verdi de forma natural. A partir de esto seguiremos trabajando”, dijo.

Consultado sobre cómo se proyecta el festival a largo plazo, Puig evalúa que en la actualidad el modelo funciona, pero también admite que evidentemente todos los modelos deben evolucionar. “Tal vez, en algún momento, deberíamos pensar en una coproducción del festival junto a un artista o una compañía iberoamericana, para luego poder presentarlo en las tres sedes, pero esa sólo es una idea entre tantas”, ejemplificó.

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