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Marcha por Valeria Sosa, ayer, en el Cordón. Foto: Andrés Cuenca

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Cientos de personas marcharon ayer en repudio al femicidio de Valeria Sosa, una joven de 29 años, bailarina de la comparsa Mi Morena, que fue asesinada de un disparo en la cabeza por su ex pareja, un policía del Departamento de Operaciones Especiales, de 42 años, que usó su arma de reglamento. La movilización, encabezada por una cuerda de tambores, partió de la Casa de la Cultura Mi Morena, ubicada en La Paz y Gaboto, y terminó en la plaza Libertad. En representación de la comparsa, Julio Eizmendi pidió perdón por la violencia de género y afirmó que “a Valeria no la mató sólo su marido, la mató el sistema todo”.

Ayer, además, se conoció la sentencia del juez Gustavo Iribarren, que el miércoles procesó con prisión por un delito de homicidio al ex marido de Valeria, policía, que le disparó con su arma de reglamento. Valeria tenía 29 años, su ex pareja 42 y juntos tenían dos hijos, de 11 y siete años. Según el relato judicial, cerca de las 23.00 del lunes el hombre fue a la casa de su ex pareja “con el propósito de entrevistarse con ella y de visitar a esa hora, y sin previo aviso, a los dos hijos”. Durante el día él había llamado insistentemente a Valeria para pedirle explicaciones “sobre por qué sus hijos se encontraban jugando en casa de vecinos mientras la madre realizaba diligencias y compras con su actual pareja”. Cuando llegó a la casa, él le pidió para charlar en la puerta del edificio. Ella se negó por lo inapropiado del horario, porque él concurrió sin previo aviso y sin comunicar su propósito, y por entender que aquello era “una intromisión indebida en su casa”. “Como réplica a dicha respuesta, y ya cuando la mujer se aprestaba a cerrar la puerta del edificio -y cuando el niño mayor ya recorría el corredor del edificio para ingresar a su vivienda y el menor se encontraba también en el pasillo a escasos metros de su madre- el indagado, todavía en la vereda, extrae la pistola Glock que llevaba en su cintura -arma de reglamento- y apuntando a la cabeza de SO [iniciales de sus apellidos] efectúa un disparo” en la cabeza, que causó su muerte en el lugar, detalla la sentencia. Los niños “salieron del edificio gritando detrás de su padre”, él paró un taxi y se los llevó a la casa de sus padres y se fue a una seccional policial. Admitió los hechos.

Ayer, también, se realizó la concentración de cada primer jueves del mes de Mujeres de Negro en la explanada de la Intendencia de Montevideo, esta vez denunciando el femicidio de “4 mujeres en 33 días”. Ambas convocatorias se unieron en 18 de Julio y Ejido y continuaron juntas hasta la plaza Libertad.

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