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Verónica Alonso, Hebert Reyes (i) e Ignacio Estrada, ayer, durante un plenario de Compromiso con el Cambio. Foto: Federico Gutiérrez

Verónica Alonso sigue junto a Jorge Larrañaga, pero con “otra impronta”

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En el pequeño local de la agrupación Compromiso con el Cambio, ubicado en la esquina de Acevedo Díaz y Rivera, no habría más d 40 personas, pero se palpitaba el entusiasmo. Antes de que empezara la charla, una pareja de veteranos se sacó una foto con ella. La rodeaban. Le contaban cosas. Una señora, con un pañuelo en el cuello que terminaba de adornar su esencia paqueta, la saludó con mucho entusiasmo. “Ella es un amor. Yo la sigo siempre”, le contó espontáneamente a la diaria. “Ella” es la senadora del Partido Nacional (PN) Verónica Alonso, la referente de Compromiso con el Cambio, grupo creado para darle apoyo y para que esté “en contacto con la gente”, según contó Ignacio Estrada, uno de los fundadores.

“Es un grupo de gente joven, muchos no vinculados históricamente a la política, cosa que me parece buena, porque no están ‘contaminados’, y tienen todo mi respaldo”, dijo Alonso a la diaria, mientras sus seguidores aguardaban con ansias que iniciara el plenario de la tarde de ayer. La senadora dijo que la agrupación no es como “la cuestión oficial”, sino que la acompañan, así como lo hicieron varios grupos en las elecciones pasadas.

En conversación con la diaria, mientras no interrumpía ninguna seguidora para el saludo de rigor, Alonso dijo, con respecto al sector Alianza Nacional, que “estrictamente” no sabe si existe, ya que migró a Juntos, el nuevo movimiento liderado por Jorge Larrañaga, y hoy están dentro de ese “paraguas”, que tiene una visión dentro del PN “quizá más de centro”, por ser “esa pata wilsonista”.

“Capaz que algunos están esperando que diga que me peleé con el Guapo [Larrañaga]; pero no me peleé ni me separé del Guapo. Estamos trabajando, quizá sí, con una impronta distinta. Tenemos una manera diferente de entender o de hacer política. Por ejemplo, yo soy oposición, pero no necesariamente tengo que oponerme a todo, como parece que forma parte de la lógica de la oposición y del partido. Tiene más que ver con una actitud constructiva”, dijo Alonso a la diaria. Agregó que, por ejemplo, el PN se ha opuesto a que ella se reuniera con el presidente Tabaré Vázquez para llevar adelante “una política nacional de alcohol”, pero, de todos modos, lo va a hacer porque el tema “trasciende banderas partidarias y sectoriales”.

Ya en el plenario, la senadora trató la situación del sistema penitenciario y contó que seguramente en la primera semana de junio se reunirá con el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, para hacerle una propuesta concreta. Minutos antes, Alonso había señalado a la diaria que hubo actitudes positivas del PN en relación con este tema, como las 22 propuestas de Luis Lacalle Pou y las iniciativas educativas de Larrañaga. No obstante, según la senadora, estas “han quedado ahí”. “Muchas veces, los interlocutores se enteran por los medios de que hay propuestas; entonces, prefiero [presentar] una sola propuesta que termine en un buen cauce, que 20 que queden en la nebulosa”.

La senadora contó que su propuesta nació de una recorrida que hizo por las cárceles, y planteó que exista una ley de empleo penitenciario. Dijo que vio los módulos de máxima seguridad del Comcar y que incluso pidió que le abrieran una celda, a la que entró: “Hay un cuartito inhumano, salen ocho tipos de ahí adentro, que no tienen asistencia sanitaria. No hay agua y no ven la luz. No hay posibilidad de que esas personas puedan rehabilitarse, son animales”, señaló Alonso, y afirmó que eso explica que haya 70% de reincidencia. En cambio, continuó, dentro del Comcar también funciona el Polo Industrial: “Ahí hay 500 presos que, en lo que respecta al delito que cometieron, no son diferentes de los del otro lado, pero están vestidos con un uniforme y no hay hacinamiento, porque trabajan ocho horas. En estos casos la reincidencia es de menos de 3%”. “Entonces, la diferencia está en que trabajen”, concluyó.

Además de la propuesta de una ley de empleo penitenciario y de la necesidad de que haya polos industriales en todas las cárceles, la senadora señaló que se debería dar “incentivos fiscales a las empresas” para que se instalen en las cárceles y contraten mano de obra penitenciaria. En el plenario puso como ejemplo que en Barcelona, donde existe una ley similar a la que quiere proponer, los “ascensores Otis se producen en una unidad penitenciaria”.

En el espacio destinado a las intervenciones del público, una señora señaló que un día, cansada de escuchar que los presos no hacían nada, dijo: “A esta gente le pongo una pelota, de esas que ves en las películas, con las cadenas, y la hago sembrar y cosechar su propia comida. O sea que si no cosechan y no siembran, no comen. La gente se me reía, y me dio más bronca todavía”.

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