Uruguay concluyó ayer su segunda presidencia en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el marco de su participación como miembro no permanente en ese organismo. Una misión del Consejo en pleno a Colombia, y dos debates vinculados a la protección de los derechos humanos fueron el margen de libertad que tuvo Uruguay para incidir en una agenda ya establecida. Para hacer un balance del rol que le cupo al país durante mayo, la diaria conversó con el embajador de Uruguay ante la ONU, Elbio Rosselli.
–¿Qué balance hace, desde su condición de embajador de Uruguay, de esta presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU?
–Estamos muy satisfechos. La presidencia del Consejo es una tarea que fundamentalmente guarda relación con llevar adelante los trabajos del Consejo; lo que puede hacer es incidir en la elección de algunas actividades. Nosotros tomamos tres iniciativas. Una de ellas fue la misión del Consejo de Seguridad a Colombia, en un viaje que hace por primera vez el Consejo en pleno, con el propósito clarísimo de expresar el apoyo del sistema de las Naciones Unidas al proceso de paz en Colombia, un auténtico proceso propio de pacificación. Nos entrevistamos con el gobierno, con las FARC [Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia], con la sociedad civil, con comunidades, con la oposición. Estuvimos viendo las esperanzas que la gente tiene depositadas en el proceso de paz, las dificultades que hay, si se quiere hasta de infraestructura. Fue una muy buena visita, en la que le expresamos a la sociedad colombiana que las Naciones Unidas celebran el coraje y el compromiso que tanto el gobierno como las FARC asumieron al comprometerse en un proceso de pacificación. Luego, organizamos dos debates abiertos sobre dos temas que han estado presentes en todo el accionar de Uruguay en el Consejo de Seguridad, vinculados a los derechos humanos. En particular, hicimos un debate sobre violencia sexual en conflicto. Hoy la violencia sexual se ha transformado en un arma de guerra, con una acción premeditada y utilizada con el efecto de amedrentar, aterrorizar y generar efectos a largo plazo. En muchas culturas, el hecho de que la mujer sea violada y quede embarazada de un hijo de un enemigo la transforma en una verdadera paria, con lo cual se produce un indeseable fenómeno de desagregación del vínculo familiar y social con su grupo. El otro tema fue el vinculado a la protección de civiles y los ataques a hospitales e instalaciones sanitarias, que se ha transformado también en un arma de destrucción terrible, porque normalmente los que se consideran lugares de protección por excelencia se han convertido en lugares donde se llena de gente que busca protegerse y luego son bombardeados, y entonces es una masacre tras otra.
–¿Qué recepción tuvieron estos debates?
–El debate de protección de civiles tuvo un eco muy particular, porque la ponencia que hizo el ministro [de Relaciones Exteriores, Rodolfo] Nin Novoa fue saludada con un estruendoso aplauso, algo que es inusual en el Consejo, donde el clima es más bien frío, a veces rayando en la indiferencia. Y acá espontáneamente, desde las gradas, donde estaba sentada la membresía, se escuchó un largo y estruendoso aplauso que realmente nos sorprendió. A tal punto fue así que hasta el embajador de Reino Unido felicitó al ministro Nin y le dijo que fue algo inusual en este Consejo, a pesar de que el discurso de Nin había sido muy crítico, particularmente con los cinco miembros permanentes [entre ellos Reino Unido], porque resaltó que son los principales proveedores de armas del mundo. De modo que estamos muy satisfechos con nuestra segunda y última presidencia.
–¿Cómo se eligen los temas de discusión en el Consejo de Seguridad?
–El Consejo tiene una agenda prevista, de 80 y algo de temas. Pero normalmente el Consejo atiende aquellos casos en los que existe alta tensión internacional, ya sea en conflictos armados o cuando estos están latentes. Por ejemplo, hoy en Congo no hay una situación de conflicto armado, como sí la hay en Siria. Naciones Unidas también está presente en áreas en las que hay mucha tensión, como la frontera entre Israel y Siria o la frontera entre Israel y Líbano. Ni que hablar de lo que pasa en Corea del Norte. Esos temas se tratan con regularidad en el Consejo.
–¿Qué grado de incidencia real en esta agenda tienen los miembros no permanentes?
–Por ejemplo, llevar una misión del Consejo de Seguridad a Colombia en momentos críticos, cuando los colombianos tienen que tomar decisiones trascendentes para fortalecer el proceso de paz, incide muy positiva y directamente. La prensa y la opinión pública colombiana se manifestaron en esos días y resaltaron la importancia de que Naciones Unidas estuviera presente para apoyar el proceso de pacificación. Ahí tiene un ejemplo directo de incidencia. Otros son más sutiles, programáticos. Por ejemplo, Uruguay fue uno de los cinco miembros del Consejo de Seguridad que redactó la resolución del Consejo el año pasado en relación con los ataques a hospitales, en la que se establecen pautas, condicionamientos y llamados de atención respecto de la protección de civiles y el derecho humanitario. Hemos incidido en muchos debates; en particular tuvimos mucho que ver con la situación en el Sahara occidental, donde todavía hay una situación de descolonización. Uruguay fue muy activo en relación con la exigencia de la actividad de la misión de las Naciones Unidas que está en Sahara Occidental. Y ciertamente, tuvimos mucho que ver con todo lo que fue la finalización de la misión de la Minustah [Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití]. Desde el año pasado veníamos diciendo que la Minustah había dejado de ser una solución para pasar a ser un problema en Haití, porque el sistema político haitiano jugaba electoralmente con la presencia de la Minustah, se sentía protegido por su presencia, y entonces seguían haciendo su jueguito de cambio de autoridades, de prórroga de elecciones, de acomodos distintos. En determinado momento, el año pasado, dijimos: “Hay que desenganchar la presencia de la Minustah de los calendarios electorales haitianos”. Oh, coincidencia, cuando anunciamos que la misión de evaluación de la Minustah se iba a llevar a cabo en febrero de este año, de golpe el calendario electoral se alineó de manera tal que cumplieron con el ciclo electoral antes de que la misión se realizara. Y cuando esta se concretó, allí se dijo: “Ahora que ustedes hicieron lo que tenían que hacer, la Minustah está en condiciones de irse”. Son pequeñas cosas. La diplomacia no es sísmica, no es un terremoto por el que todo cambia, sino que es aluvional: son pequeños movimientos sostenidos que hacen que, poco a poco, las cosas vayan sucediendo.
Intervenciones
La protección de los civiles en los conflictos armados, las amenazas a la paz por actos terroristas, las operaciones de mantenimiento de la paz, la situación de las mujeres en conflictos, la situación en Oriente Medio y los casos particulares de Sudán, Somalia, Irak, Bosnia Herzegovina, Colombia, Kosovo y Libia ocuparon la agenda de las reuniones ordinarias del Consejo de Seguridad en mayo, según las actas de las sesiones. La situación de Corea del Norte se manejó sobre todo mediante reuniones extraordinarias y contactos informales, explicó Rosselli. En todas las reuniones del Consejo, Uruguay hizo breves intervenciones, en general para manifestarse a favor de la resolución pacífica de los conflictos, de la protección de los derechos humanos, de la no injerencia en asuntos internos de otros países, y del respeto al derecho internacional. En el debate sobre la protección de civiles, Nin Novoa instó a aquellos países que aún no lo han hecho a ratificar el Tratado sobre Comercio de Armas. Cuando se discutió sobre las operaciones de mantenimiento de la paz, Rosselli señaló que las dificultades que enfrentan estas misiones tienen que ver con mandatos poco claros, escasez de recursos humanos y materiales, obstáculos burocráticos y la ausencia de procesos políticos entre las partes en conflicto. “Las Naciones Unidas no pueden lograr mucho, a menos que los actores nacionales se involucren en la resolución pacífica de las controversias”, advirtió Rosselli, según consta en el acta de la sesión.