La próxima semana comienzan a funcionar los primeros grupos del proyecto Joven Lector, una iniciativa de la Administración Nacional de la Educación Pública (ANEP) que en esta primera edición buscará promover la lectura entre 2.400 jóvenes que concurren a 200 instituciones de educación media de todo el país. El viernes se capacitó a los referentes de cada centro educativo, que en estas semanas están convocando a estudiantes para conformar los grupos de Joven Lector. Los adolescentes y jóvenes que asistan a estos grupos se formarán como mediadores de la lectura en cuatro talleres que se harán en agosto, y durante los otros dos meses que dura el proyecto encararán ocho actividades de lectura en instituciones de la comunidad, que pueden ser CAIF, jardines de infantes, clubes de niños o centros de la tercera edad.
El objetivo de esta iniciativa, explicó a la diaria María Guidali, coordinadora del Programa Lectura y Escritura en Español (ProLee) de Políticas Lingüísticas de ANEP, es “fortalecer las competencias lectoras de estudiantes que aún no son buenos lectores”. Si bien el ProLee tiene como cometido elaborar materiales para la enseñanza y aprendizaje de la lectura y la escritura, en la práctica se identificó que tan importante como producir los materiales es “dar las condiciones para que se accediera, a través de la lectura, a la cultura, y que en ese acceso a la cultura se involucrara también la comunidad toda”. “Aprender a leer y escribir es impensable en ausencia del acceso a referencias culturales”, señaló Guidali, que explicó que así como se buscó fortalecer la lectura en primaria con el dispositivo Biblioteca Solidaria, se consideró que se debía buscar algo similar en educación media.
“La posibilidad de ampliar las referencias culturales tiene que ver directamente con las posibilidades de comprender un texto escrito. Si no puedo asociar un texto escrito con lo que conozco o con lo que tengo como conocimiento previo, quedo por fuera y sin entender lo que el texto desea comunicar”, explicó la coordinadora. También enfatizó que la preocupación por la situación de los estudiantes en educación media es que los alumnos no sólo sigan aprendiendo a leer y escribir, sino que además “utilicen la lectura y escritura para acceder al conocimiento disciplinar”. “Veíamos que muchos de estos estudiantes decodifican bien, pero la comprensión del texto está descendida, y lo relacionamos con las escasas referencias culturales que estos estudiantes poseen”, sintetizó. De ahí que Joven Lector busque que los estudiantes practiquen la lectura, y que, al ejercitarla delante y para otros, mejoren la fluidez en esta y a la vez sus competencias sociales (la forma de comunicarse, la responsabilidad en la tarea, la empatía). Si los estudiantes se fortalecen en este proceso, los referentes deben “estar atentos” a promover que el interés por la lectura pase de la literatura infantil que se incluirá en las actividades a textos adecuados a los intereses de los adolescentes, manifestó Guidali.
La participación en las actividades es voluntaria, y este año se llevarán adelante de agosto a octubre. Cada edición durará tres meses, y para fines de 2019 el programa busca llegar a 12.000 jóvenes. Para Guidali, si bien “está muy instalado que a los jóvenes no les interesan estas cosas, cuando se les presenta una propuesta organizada, lúdica, ellos responden”. El proyecto se aplicará en liceos, escuelas técnicas y grupos de séptimo, octavo y noveno de la modalidad rural, y también en instituciones de educación no formal: en esta primera edición, en el centro Sacude, de la Intendencia de Montevideo, en Casavalle, en dos Centros de Capacitación de Producción del interior, y en Impulsa, del Instituto Nacional de la Juventud.