Desde la portada y la contraportada de la novela gráfica Un policía en la Luna, las reglas del juego y las herramientas que usará su autor quedan claras: simplicidad y un sutil sentido del humor. En la tapa aparece la figura del policía del título, dibujada con líneas sencillas y casi sin rasgos, en medio de un paisaje lunar; y en la contraportada, un perro caminando detrás de él, totalmente envuelto en una burbuja como si fuera una escafandra; la imagen completa que forman ambas partes anticipa poca acción y la pregunta de qué necesidad puede haber de un funcionario policial en el satélite.
Tom Gauld es un historietista escocés de 40 años que, si bien ha desarrollado una larga carrera, se hizo notar realmente el año pasado con esta novela gráfica, cuya edición en inglés fue considerada una de las mejores historietas de 2016. La historia se presenta como la antítesis de lo que cabría esperar de una colonia lunar a la que se designa un policía. No sólo hay una total ausencia de delitos, sino que casi no hay habitantes: este funcionario es destinado allí por algún absurdo burocrático, en el momento en que la colonia comienza a desmantelarse. El mismo tipo de absurdo burocrático que lleva a instalar una cafetería que no tendrá clientes salvo el policía. De ese modo, al protagonista sólo le queda una rutina vacía que podría ser deprimente si no fuera porque el autor cuenta las cosas con un sutil sentido del humor. “He visto las últimas cifras de criminalidad. ¡Hace un gran trabajo para mantenernos a todos a salvo!”, le dice una de las últimas habitantes de la colonia.
El estilo de Gauld para dibujar y contar es minimalista. Los personajes son casi figuras geométricas (los cuerpos son triángulos y las cabezas, óvalos) trazadas con líneas gruesas y uniformes, y la historia transcurre a partir de hechos menores, sin que haya otros que puedan merecer la atención del policía ni de ninguna otra persona. Como fondo del paisaje lunar, Gauld utiliza un tono azul oscuro que se impone y destaca la soledad del ambiente. Ese color y el gris son los únicos dos que emplea, y así destaca la monotonía del lugar y sus silencios.
“Me gustan las obras simples, que sean muy fáciles de leer y de seguir –dijo Gauld en una entrevista con la Radio y Televisión Española–. Pero, a la vez, voy dejando pistas para que el lector pueda ir siguiéndolas y completar la historia. Serían como las piedras en un río. Yo las coloco y el lector tiene que saltar de una a otra. Y cuanto más largo sea el salto, más emocionante es la experiencia para el lector. Pero siempre manteniendo un equilibrio para que no se caiga al río, para que no se pierda en la lectura”. Su mezcla de minimalismo y humor no sería inusitada en una película hecha en Uruguay.
Hay también ciencia ficción, pero sobre todo literatura, en el otro libro de Gauld, Todo el mundo tiene envidia de mi mochila voladora. Se trata de una recopilación de chistes breves que publica en la sección cultural del diario británico The Guardian desde hace algunos años, y conviene tener esta referencia en mente al leerlo, ya que a menudo presuponen cierto nivel por encima del promedio en los lectores. El estilo gráfico es el mismo que usa en Un policía en la Luna, con personajes simples y construidos también sobre triángulos y óvalos, con brazos y piernas largas. La paleta de colores es un poco más variada, pero está hecha sobre tonos pastel sin grados.
El resultado es bastante desparejo, y en general el humor es más discreto e ingenioso que otra cosa. Hay chistes inteligentes, como el que da título al libro, y otros que exigen googlear algún dato (como el que está dedicado a Rhett Butler, el protagonista de Lo que el viento se llevó), ya que apelan al conocimiento previo del lector o a su memoria. Si bien el libro oficia como presentación de un autor hasta ahora poco conocido en el Río de la Plata, es preferible entrar a su obra y su sensibilidad por Un policía en la Luna.
Un policía en la Luna y Todo el mundo tiene envidia de mi mochila voladora, de Tom Gauld. España, Editorial Salamandra Graphic, 2017 y 2015, respectivamente. 94 y 160 páginas, respectivamente.