Por tercera vez, la Dirección Nacional de Artesanías, Pequeñas y Medianas Empresas del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) hizo una encuesta nacional en busca de monitorear la realidad del sector para detectar los potenciales puntos de mejora de posibilidades y competitividad. El análisis será público a partir de abril, pero la diaria accedió a resultados parciales en los que profundizó en diálogo con el encargado de la unidad, Rafael Mendive.
La dirección de estos emprendimientos continúa siendo mayoritariamente masculina: en la edición previa de la encuesta, de 2012, 58% era dirigido por hombres y 42% por mujeres; en 2017 la diferencia aumenta, con 65% y 35%, respectivamente. Los datos muestran que las mujeres se concentran en las actividades de servicios y en los emprendimientos de menor tamaño. Para el director del MIEM esto da la pauta de que hay que “seguir trabajando por el mayor acceso de mujeres a la titularidad de empresas” de distintas formas, entre las que destacó la capacitación y la sensibilización: “Es importante que trabajemos en el empoderamiento de las mujeres, en su capacidad de entusiasmo, y que logremos que en los hogares se compartan las cargas [de trabajo y de cuidado], para que ellas puedan desarrollar su profesión”.
En cuanto a la edad del empresariado, no es una tendencia que haya cambiado mucho en los últimos tiempos: se mantiene en el entorno de 47 años. En este sentido, se destaca que las mujeres empresarias son en promedio dos años más jóvenes que los empresarios varones y que, si se analiza por nivel educativo, la edad del empresariado se reduce conforme este aumenta. Si bien no hay cifras para comprobarlo, Mendive estimó que en relación con otros países de la región probablemente estamos “avejentados”, y que por tal motivo la dirección se propone impulsar la actividad empresarial a edades más tempranas”, por intermedio de las agencias nacionales de Desarrollo y de Investigación e Innovación. “Lo primero a lo que apuntamos es a que se sepa que existen estas herramientas, para después ver si les sirven”, puntualizó. Dijo que hay un interés de los jóvenes por explorar la posibilidad de tener su propia empresa y también observó que ese interés está condicionado tanto por el nivel educativo como por el respaldo familiar, la persistencia del individuo y su capacidad de planificación, y por eso se apunta en una primera etapa a hacer una “recorrida por el país” mostrando las capacidades disponibles.
En este sentido, sobre el vínculo entre mipymes y cooperativas de trabajo dijo que “comparten una cantidad de problemas” –aunque en esto juega bastante el sector de actividad– y resaltó la importancia de “romper el mito de que el cooperativismo está asociado a empresas abandonadas o con problemas”, ya que en muchos casos “se trata más de una opción personal, de vida, que de una alternativa ‘obligada por las circunstancias’”.
Otro capítulo que cubre la encuesta es el de las posibilidades de financiamiento de este tipo de emprendimientos. En general, los ciclos financieros de las mipymes y su escaso capital de giro se presentan como dificultades, y si bien Mendive opinó que este es un “problema minoritario”, resulta urgente atenderlo. Dijo que en este terreno “se está trabajando muchísimo para mejorar las posibilidades”, con herramientas como subsidios no reembolsables, “generalmente en forma concursable”, y también destacó que “se está estudiando la posibilidad de abrir el financiamiento de pymes en el mercado de valores”. Adelantó que otra alternativa considerada es que el Estado “ayude en el futuro a aquellos que hayan tenido fracaso empresarial que no sea consecuencia de un fraude”.
A nivel macro, Mendive destacó como principal desafío “promover las alianzas entre empresas” a fin de “enfrentar mejor ciertos desafíos”. Mirando hacia el Estado, la propuesta es utilizar “más intensamente” sus empresas como “plataforma para el lanzamiento, desarrollo y la prueba de nuevos productos”. Y en un tercer orden, “mejorar” la relación entre la academia y las mipymes.
Consultado sobre el programa de compras públicas que desde 2010 reserva un porcentaje de estas a las empresas en cuestión, consideró que “está funcionando” y que “se nota un aumento de las ventas” en los últimos años. En este sentido, consideró que para las empresas es importante “mejorar su eficacia, distribución y logística” y que para el Estado el principal reto, más que mejorar los tiempos de pago –un aspecto en el que aseguró que se ha producido un “adelanto impactante”–, se presenta con “urgencia” la necesidad de “avanzar en la simplificación de trámites”.