Las inoportunas declaraciones de Gustavo Cordera ante un auditorio de estudiantes de periodismo en febrero de 2017 no paran de volverse en su contra. En esta oportunidad la buena memoria del movimiento feminista logró que la gira que el músico argentino iba a emprender por tres ciudades de Chile fuera cancelada, tras una campaña de repudio que se difundió en las redes sociales. La información fue confirmada ayer por la producción del espectáculo, informó la agencia de noticias Efe.
Como se recordará, en agosto de 2016, mientras conversaba con un grupo de estudiantes en una escuela privada de periodismo, Cordera se refirió a las acusaciones de abuso que habían recibido otros músicos argentinos (Cristian Aldana, de El Otro Yo, y José Miguel del Popolo, de La Ola que Quería Ser Chau) y dijo que algunas mujeres “necesitan ser violadas para tener sexo, porque son histéricas y sienten culpa por no poder tener sexo libremente”. También se extendió en apreciaciones relativas a las leyes que prohíben el sexo con menores y aseguró tenerse fe para desvirgar “como nadie en el mundo” a cualquier “pendeja con la concha caliente” que lo necesitara. Razonablemente, en cuanto las palabras del ex Bersuit Vergarabat se hicieron públicas, la cosa se complicó, y terminó ante la Justicia con una acusación de “apología del delito”.
En Chile, la campaña contra la presencia del músico comenzó la semana pasada bajo el hashtag #NoACorderaEnChile y rápidamente se volvió masiva. Pronto se sumaron diversas figuras del espectáculo local, con el resultado de que Belive Producciones, la empresa que organizaba la gira, anunció que la suspendía. Cordera se iba a presentar el 5 de mayo en el teatro Caupolicán de Santiago y estaban previstas, además, otras dos presentaciones, en las ciudades de Quilpué y Concepción.
“Estamos a favor de las demandas, empatizamos con las críticas. No queríamos pasar a llevar este sentimiento generalizado”, dijo al diario La Tercera Sebastián Vargas, de la productora. El empresario agregó que han recibido incluso amenazas por este asunto. “La idea es que en esta fiesta nadie del público se sienta pasado a llevar [atropellado]. Tampoco nuestros clientes ni nuestro propio equipo, en el que hay cerca de 70 mujeres”, explicó.