A comienzos de este año, un local ubicado en pleno centro de Colonia del Sacramento, en General Flores casi avenida Artigas, se transformó en sede de una empresa de marketing digital denominada TFF Media (Technology Future Fields Media). Allí, se ofrecía un negocio a potenciales interesados dispuestos a realizar una inversión mínima de 500 dólares a cambio de un rápido retorno del monto invertido, que continuaría con el pago de ganancias adicionales.
Aparte de ingresar con dinero, las personas debían dedicarse a dar likes en redes sociales a empresas que, supuestamente, eran clientes de TFF Media. A cambio de ello, la empresa recompensaba a cada persona un mínimo de 16 dólares diarios, lo cual permitía recuperar la inversión de 500 dólares en 39 días, ya que se descontaba el porcentaje de ganancia que se llevaba la empresa.
Al frente de esa oficina se encontraban dos locatarios, Michael Ojeda y Leila Roncevich, quienes la semana pasada denunciaron a esa empresa por estafa tras “haberse borrado”. Ambos se presentaron como “víctimas” de esa situación, en una entrevista realizada por Canal 3.
Ojeda relató que TFF Media se presentaba como una empresa de publicidad en redes sociales, con base en Londres, Inglaterra, dedicada a generar servicios de like a empresas. “Los inversores” -como llamó a las personas que ingresaban a ese sistema con una base de 500 dólares- “adquirían una cuenta en la plataforma Binance mediante la cual adquirían criptomonedas”, y además de estar varias horas por día dando likes a distintas empresas, debían convocar a nuevos interesados, de modo de progresar dentro del sistema. Así llegaron ellos a conectarse con los encargados de esa empresa, mediante vínculos generados por conocidos que previamente habían puesto capital en ese negocio.
Al principio, la actividad desarrollada “por los inversores” generó “ingresos fantásticos”. “Todos queríamos seguir creciendo y veíamos una oportunidad para aprovechar”, comentó Ojeda. Sin embargo, la promesa de obtener altos réditos a quienes invertían en TFF se truncó la semana pasada, y, finalmente, “todos caímos en el cuento de que obtendríamos beneficios”. La empresa dejó de pagar a “los inversores”, bajo el argumento de que “supuestamente ingresó dinero ilegítimo, por lo cual le congelaron las cuentas bancarias”.
A esta altura, ni Odeja ni Roncevich creen en esa excusas, y aseguran que los propietarios de esa empresa, a quienes nunca les vieron los rostros, “se borraron”. “Nos bloquearon las cuentas a todos, y quienes entraron a último momento perdieron todo lo que pusieron”, dijo la mujer. Agregó que “nosotros quedamos como las caras visibles, pero también fuimos estafados”, e incluso “hicimos un contrato de alquiler a dos años por el local” ubicado en General Flores. “Todo lo que ellos nos dijeron era mentira”, aseguraron.
Según Ojeda y Roncevich, más de 1.500 colonienses fueron estafados y “muchos de ellos eran trabajadores de Yazaki” que a comienzos de año percibieron los créditos laborales correspondientes al cierre de esa empresa. “Hubo gente que puso su sueldo, otros que pidieron préstamos para hacer la inversión”, y si bien “se puede pensar que nosotros éramos la cara visible y participábamos de la estafa, somos otras víctimas más”, aseguró Roncevich, quien cree que “nunca recuperaremos el dinero que pusimos”.
“Mucha gente que se quedó sin nada, fue tremendo”, pero “al menos dimos con las identidades de quienes nos estafaron”, se consoló la mujer. Según supo la diaria con base en fuentes policiales, los responsables de esta maniobra se encontrarían en el exterior.