A principios de abril, la cooperativa láctea Calcar, que mantenía operativa su planta industrial en Tarariras, en el departamento de Colonia, cerró definitivamente, tras arrastrar una situación económica deficitaria desde hace varios años.
Tras el cierre, que dejó a 107 trabajadores sin su fuente laboral, comenzó un proceso de negociaciones donde han intervenido los ministerios de Trabajo de Seguridad Social (MTSS), Industria, Energía y Minería (MIEM), Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) y el Instituto Nacional de la Leche (Inale), entre otros.
En ese marco, el 10 de abril la Justicia decretó el concurso de acreedores, proceso que se estima que demorará entre 90 y 120 días. En diálogo con la diaria, el dirigente de la Asociación de Trabajadores de Calcar (Altrac) Luis Guigou dijo que la semana pasada “tuvimos un primer contacto con el síndico” Nicolás Castellanos, y dado “el momento que estamos atravesando, podemos catalogarlo como positivo”.
Guigou comentó que “a pedido nuestro” se determinó que la venta de la planta industrial “sea en bloque y no en partes”, porque “creemos que esa es la manera de que esto se pueda mantener en funcionamiento”. Además, el dirigente comentó que “tratamos de que en los pliegos de venta haya alguna cláusula que contemple a los trabajadores que terminamos trabajando como primera opción ante la eventual compra de alguna empresa”.
Con respecto a la posibilidad de que los trabajadores continúen trabajando durante este tiempo, Guigou adelantó que el síndico “ve con buenos ojos poder trabajar mientras esté todo este proceso del concurso”, pero “quería ajustar los acuerdos con los distribuidores y con quienes entregarán la materia prima”. Por esa razón, “seguramente la semana próxima elaboremos algunos productos para los distribuidores”, adelantó el dirigente sindical. Durante las úlitmas semanas “estuvimos haciendo algunas pruebas de maquinaria para confirmar que todo estaba en condiciones”. “Que las máquinas estén en buen funcionamiento le da otro valor y otras posibilidades para que futuros compradores se hagan cargo de algo que funciona y está marchando”, indicó.
Guigou señaló que el objetivo principal de los trabajadores es “mantener la planta activa y en funcionamiento con todos los trabajadores vinculados”. En ese sentido, tal como consignó El País y confirmó la diaria, hay “inversores extranjeros y nacionales” interesados en adquirir la firma. Uno de ellos es Molino del Sol, que, según fuentes consultadas, “es la empresa que vende los pack de tetra donde se envasa la leche larga vida de Calcar”, y que antes de decretarse el cierre de la cooperativa “había realizado una importante inversión de cajas y cartones para envasar”.
La fuente consultada dijo que, además de esta empresa, “hay otras interesadas, que conformarían un paquete entre trabajadores, los inversionistas, algunos directivos que quedaron de la cooperativa”, entre otros, “para que Calcar salga nuevamente adelante”. En ese sentido, el presidente del Inale, Ricardo de Izaguirre, dijo a Radio del Oeste que la empresa que hacía el envasado del producto solicitó “poder envasar durante un mes un volumen de leche” a través de Alimentos Fray Bentos, empresa que cooptó a buena parte de los productores que integraban la cooperativa Calcar. Este acuerdo “se desarrollará durante las próximas semanas, y posteriormente se verá la posibilidad de seguir” desarrollándolo en la explanta de Calcar.
De Izaguirre añadió que después “apareció un interesado en comprar todo la empresa y el proceso”, por lo que “se está averiguando qué viabilidad económica tiene”. Esta empresa es una multinacional que “ya está vinculada al sector lácteo” y buscarían “ampliar dentro del rubro con otros productos, como quesos y leche larga vida”. El presidente del Inale dijo que “en la compra iría incluida la marca Calcar y la distribución”, y que “el abastecimiento de leche dependerá de lo que acuerde esa empresa”.