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Ensayo en El Galpón. Al centro, el director Aderbal Freire-Filho. Foto: Alejandro Persichetti

La crueldad de la guerra

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El miércoles, Aderbal Freire Filho vuelve a El Galpón.

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El miércoles a las 20.30, el brasileño Aderbal Freire Filho volverá al teatro El Galpón con La palabra progreso en boca de mi madre sonaba tremendamente falsa. Freire Filho es un director de referencia que estuvo a cargo de variadas –y épicas– puestas en Montevideo, en los años 80 y 90, cuando, entre varios títulos, dirigió a Bebe Cerminara en su último trabajo (Luces de bohemia, 1999). Después de un buen tiempo, el año pasado volvió a Montevideo para dirigir una versión local de Incendios, una obra visceral del libanés Wajdi Mouawad sobre la búsqueda de la identidad y los orígenes, a través del conflicto entre cristianos y musulmanes. Esta vez, Freire Filho adaptará el texto de un escritor franco rumano (Matei Visniec) que transcurre en una aldea masacrada por una guerra civil. Allí regresa una pareja de refugiados que intenta encontrar a un hijo que falleció en el enfrentamiento. Y si bien se advierte que el texto no cuenta con referencias precisas, la historia alude a la guerra de los Balcanes y a la desintegración de la ex Yugoslavia. A partir de este marco, la “memoria histórica y la reconciliación nacional, son tratados mediante un lenguaje dramático en el que coexiste lo real y lo fantástico, el horror y la risa”.

Con un elenco integrado por Héctor Guido, Anael Bazterrica, Elizabeth Vignoli, Alicia Alfonso, Estefanía Acosta, Massimo Tenuta, Federico Guerra, Pierino Zorzini, Claudio Lachowicz, Pablo Pipolo, Pablo Robles y Santiago Bozzolo, esta puesta vuelve sobre las implicancias del conflicto en lo que tiene que ver con los vínculos (como en Incendios), y por eso, además de exploraciones asociadas a la memoria, la obra profundiza en la crueldad que sustenta una guerra entre hermanos.

El autor admite que cuando se acercó a Eugène Ionesco, descubrió “una herramienta extremadamente eficaz de lucha en contra de la opresión, la estupidez y el dogmatismo ideológico”. Y por eso, además de homenajear a su compatriota, la obra problematiza los nacionalismos nocivos, la maquinaria de los totalitarismos, y ciertos desmanes del consumismo.

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