En el verano de 2005, Lucio Hernández ingresó al elenco de la Comedia Nacional de la mano de El lector por horas, la obra del español José Sanchis Sinisterra, con la dirección de Daniel Spinno Lara. Siete años después, debutó como director en una de las mejores puestas de la Comedia en el siglo XXI, Variaciones Meyerhold, de Eduardo Tato Pavlovsky, en la que se homenajea al director y teórico ruso Vsévolov Meyerhold, un nombre clave en lo que tiene que ver con la dirección escénica y el concepto moderno de puesta en escena, que después de una gran trayectoria, comprometida con el proyecto iniciado por la Revolución de Octubre, murió torturado por el régimen estalinista, luego de haber sido acusado de oponerse al realismo socialista.
Tras dirigir el unipersonal Tom Pain –con Rogelio Gracia, y actualmente en cartel en la Alianza–, ahora Hernández vuelve a estar a cargo de un espectáculo: hoy a las 21.30 (en la sala Zavala Muniz) la Comedia Nacional estrenará Labio de liebre, venganza o perdón, del dramaturgo colombiano Fabio Rubiano, con un elenco integrado por Luis Martínez, Fernando Vannet, Leandro Íbero Núñez, Jimena Pérez, Stefanie Neukirch y Andrea Davidovics. Si bien el dramaturgo situó a la obra en el complejo período de la posguerrilla colombiana, evidenciando las contradicciones sociales, Hernández retoma su propuesta y la traslada a las disyuntivas que surgen en los períodos de cierre de cualquier conflicto de guerrilla. En la puesta, “un asesino de guerra es benévolamente condenado a tres años de reclusión domiciliaria en un pueblo que no se parece en nada a su ciudad natal. El texto nos expone a lo ambigua que puede llegar a ser la división entre víctimas y victimarios, y la estrecha línea que existe entre la venganza y el perdón. La historia de siempre contada como nunca”, propone el texto de presentación.