Cultura Ingresá
Cultura

Lugar en ninguna parte

Américas Latinas utópicas: Lugar en ninguna parte

1 minuto de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago
Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Hace 500 años el humanista inglés Tomás Moro nos enseñó a buscar los medios para volver más digna nuestra existencia: con su libro Del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía, marcó un hito en el pensamiento occidental y creó el término “utopía” (“u-topía” significaba “no-lugar”) a partir de una comunidad ficticia que vive en armonía y sin propiedad privada, que, en el futuro, se transformó en el sueño de muchos. En la película de Anthony Fletcher y Guillermo Amato Lugar en ninguna parte un viajero (Fletcher) sigue los pasos de Rafael Hitlodeo, el narrador del libro de Moro, y se embarca por América Latina buscando los rastros de la utopía originaria. Así llega a tres lugares: la hipnótica comunidad de Santa Fe de la Laguna (Michoacán, México), un pueblo fundado como refugio para los indígenas purepéchas, en 1533, por el obispo Vasco de Quiroga, con una organización social inspirada en el libro de Moro, y que hoy mantiene su vida comunitaria; Ciudad Abierta es una comunidad chilena suspendida en el tiempo, creada a fines de los 60 sobre el océano Pacífico por arquitectos, artistas y poetas potenciando el ecosistema del lugar; y la comunidad de La Quebrada (Rocha), que se integra al entorno natural con una construcción sustentable, una escuela comunitaria y una reserva.

A lo largo del film, esta investigación sobre el ideal de la utopía se configura en una experiencia transformadora, entre la bellísima poética de los relatos, la sensibilidad de las imágenes y el montaje, los silencios, los coreográficos movimientos de cámara, siempre con un sentido, una armonía casi musical (a contrapunto con la música de Leonardo Croatto, Federico Deutsch, Hernán González, Paolo Grosso), que alcanza a dar cuenta de su carga simbólica, mientras las conversaciones van descubriendo las distintas capas de sentido. Lugar en ninguna parte amplía nuestro imaginario y visibiliza los alcances de cuando el pueblo se convierte en protagonista de su historia, confirmando la premisa de los directores, cuando afirman que el documental “es el relato de estas búsquedas” y la posibilidad de que el espectador descubra “que sí existen alternativas”, que “otro mundo es posible”.

Lugar en ninguna parte, de Anthony Fletcher y Guillermo Amato. Documental. En la sala B del Auditorio Nelly Goitiño. Hoy y mañana a las 21.00 (sigue los días 14, 15, 16, 17, 21 y 28 de noviembre).

¿Te interesa la cultura?
None
Suscribite
¿Te interesa la cultura?
Recibí el newsletter de Cultura en tu email.
Recibir
Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura