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Mano de obra, de David Zonana, México

Balance del 38º Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay

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Suelo tener muy mala suerte (al menos a los efectos de cumplir con una adecuada cobertura periodística) en cuanto a que, aunque vea decenas de títulos en un festival de cine, el jurado siempre elige alguna que no vi. Con respecto a las premiaciones del Festival de Cinemateca que cerró el domingo 5, fueron los casos, entre otras, de El viaje de Lillian, Zumiriki y De la noche a la mañana. Su premiación vale como recomendación, y esperemos que puedan tener exhibición regular en Montevideo.

La búlgara Sister es una comedia dramática entrañable, con un personaje principal muy llamativo y complejo, y una trama original e impredecible, llena de momentos memorables. La argentina Planta permanente es un drama social que puede verse como un comentario ácido sobre aspectos del macrismo (o, en términos más pesimistas, sobre la situación de los pequeños trabajadores públicos en una empresa estatal sudamericana), con un notable desempeño del trío de actrices principales (Liliana Juárez, Rosario Bléfari ‒su último papel‒ y la uruguaya Verónica Perrota).

Aparte de las películas galardonadas (y además de las que ya destaqué en mis comentarios en la edición de la diaria del 27 de noviembre), pude disfrutar de varios otros títulos del mayor interés, de los que espero que haya más oportunidades para ver en la pantalla grande. El año del descubrimiento (Luis López Carrasco, España) es un documental de tres horas y media y estructura curiosa, que hurga en las protestas obreras de 1992 en Cartagena y termina elaborando una compleja reflexión sobre la pérdida de derechos de la clase obrera en el proceso de globalización.

Mano de obra (David Zonana, México) es una ficción ácida que involucra albañiles y parece centrarse en injusticias sociales a partir de un accidente de trabajo mortal. Sin embargo, la historia toma ribetes muy inesperados (en lo anecdótico y en lo moral). Está tremendamente bien filmada y actuada.

Alejo Moguillansky es uno de los directores más interesantes del cine argentino reciente, y su Por el dinero es algo único, delirante, sardónico, inteligente y cariñoso al mismo tiempo.

La afinadora de árboles (Natalia Smirnoff, Argentina/México) es una película pequeña, excepcionalmente sensible en su retrato de una autora de libros infantiles que se va percatando de a poco de que necesita dar un vuelco en su vida y su obra. En El traidor (Italia/Alemania/Francia/Brasil) el veterano y consagrado Marco Bellocchio narra, con la competencia de siempre, la curiosa historia del mafioso Tommaso Buscetta y la incidencia del más famoso de los pentiti en el llamado Maxiproceso.

La película de cierre fue La virgen de agosto, del español Jonás Trueba, un director muy querido por las programadoras y que ya tuvo una presencia destacada en otras ediciones. Esta debe contar entre sus películas más lindas y contribuyó a terminar el festival con una nota ligera y optimista, que prima también por la delicadeza, sensibilidad y naturalismo. Es de esas películas que funcionan como un mimo y dejan un sabor fresco en el alma.

Antes de la función de cierre, las directoras generales del Festival, María José Santacreu y Alejandra Trelles, destacaron el evidente aspecto de “resistencia cultural” que tuvo este festival, y también que, al tener que organizarlo en las complicadas circunstancias de la pandemia, pudieron tener una perspectiva nueva sobre qué cosas son realmente imprescindibles en un festival y qué cosas de pronto pueden ser secundarias. Más allá de la diferencia entre imprescindible y accesorio, más allá de la pena por el aforo acotado, por la ausencia de invitados extranjeros y la disminución del componente de socialización, este festival fue un regalo a la población de Montevideo (y supongo que también a la de Maldonado, donde hubo una veintena de funciones), con su oferta de decenas de películas interesantes, bellas, inteligentes, instructivas, refinadamente entretenidas, potentes, curiosas.

Premiaciones

Competencia de largometrajes internacionales
Mejor película: El viaje de Lillian (Andreas Horvath, Austria)
Mejor dirección: Ina Weisse por La audición (Alemania/Francia)

Competencia de largometrajes iberoamericanos
Mejor película: Zumiriki (Oskar Alegría, España)
Mejor película (jurado ACCU – crítica uruguaya): Planta permanente (Ezequiel Radusky, Argentina/Uruguay)
Mención (jurado oficial y jurado ACCU). De la noche a la mañana (Manuel Ferrari, Argentina/Chile)

Competencia de largometrajes de nuevos realizadores
Mejor película: Sister (Svetla Tsotsorkova, Bulgaria)
Mención: Las facultades (Eloísa Solaas, Argentina)

Competencia de cine de derechos humanos
Mejor película: Para Sama (Waad al Keteab y Edward Watts, Siria/Reino Unido)
Mención: Midnight Traveler (Hassan Fazili, Estados Unidos/Catar/Reino Unido)

Competencia de cine infantil
Mejor película: 100 kilos de estrellas (Marie-Sophie Chambon, Francia)
Mención: La famosa invasión de los osos de Sicilia (Lorenzo Mattotti, Francia)

Competencia de cortometrajes
Mejor corto uruguayo: Resabios (Camila Souto)
Mención: Te miré. Te fotografié. No te encontré. (Silvana Camors)
Mejor corto internacional: Playback / Ensayo de una despedida (Agustina Comedi, Argentina)

Premio del público: La vida invisible de Eurídice Gusmão (Karim Aïnouz, Brasil/Alemania)

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