Existe vida fuera de la “televisión comercial”. En TV Ciudad, por ejemplo, los tiempos y las responsabilidades son otras. Eso permite que exista un programa como Somos cine, que emite películas uruguayas. Y que desde el pasado fin de semana tiene una particularidad.
“El ciclo que conduzco, y que se emite cada domingo de marzo a las 22.00, se centra en películas uruguayas dirigidas por mujeres”, cuenta Mariángel Solomita. “Es una curaduría pensada para celebrar el Mes de la Mujer. Me encargo de hacer una presentación del título, y al terminar se emite una entrevista con cada una de las directoras”.
“Las entrevistas son de aproximadamente 15 minutos y combinan una parte más genérica de cómo se ideó [la película], cómo fue recibida cuando se estrenó, qué tan difícil fue la producción, cómo se enmarca dentro de la filmografía de la cineasta, con una discusión más analítica sobre el tratamiento del tema y el método utilizado. Por ejemplo, consultando a las directoras acerca de la elección de ciertos planos, el sentido de algunas secuencias, la forma en que presentan los personajes”, dice la periodista.
Este ida y vuelta es “específico y técnico”, porque el espectador acaba de ver el film: “La charla me recuerda a los Q&A [question and answer, “pregunta y respuesta” en español] que se hacen luego de las proyecciones: termina la película, entra el cineasta a la sala y se habla sobre la película con la obra bien fresca en la cabeza. Creo que el principal valor es ese: poder hacer preguntas sobre detalles narrativos o técnicos y que el espectador sepa exactamente de qué le estás hablando sin sentir que estás haciendo preguntas muy detallistas”.
Con la excusa de responder a curiosidades que surgen al ver una película, se habla de su producción, rodaje y montaje. “La idea es que el espectador sepa cómo se toman decisiones narrativas y técnicas, que entienda más el lenguaje cinematográfico por dentro. Además, en el caso de las películas que ya tienen algunos años, como El Bella Vista, fue una oportunidad de ver cómo envejeció y de descubrirle nuevos significados”, dice Solomita.
“Por ejemplo, buscando las entrevistas que le hicieron –e hice– a Alicia Cano en ese momento, ni ella, ni los periodistas ni los críticos –me incluyo– mencionábamos que el tema de la película es la construcción de distintos tipos de masculinidades. Sólo hablábamos de los prejuicios de pueblo chico. Ya lo verán en la charla que se emitirá, pero con Alicia pensamos que eso tiene que ver con que el tema no estaba sobre la mesa, a ese punto incluso no lo visualizábamos, y hoy volvés a ver la película y salta a la vista. La forma en que apreciábamos la participación de las travestis es completamente distinta a la lectura mucho más profunda que le daríamos hoy, pos ley trans, con toda la exposición mediática que le dio a esta población. Es muy interesante ver cómo el tiempo enriquece algunas obras, y reconocernos a nosotros mismos –espectadores, críticos y cineastas– teniendo una nueva mirada, incorporando otras sensibilidades”.
Más y más distinto
Aprovechando la excusa del ciclo, consultamos a Solomita acerca de su visión del cine uruguayo reciente: “En los últimos años realmente se diversificó, como algunos espectadores le reclamaban, y fue depurándose de propósitos y exigencias, lo que se filtra en su calidad”.
“En el período en que se hacían menos películas y en que había menos personas que las hacían, había una presión mutifactorial sobre sus hombros: de cómo debía ser el cine uruguayo, qué historias debía contar, cómo debía contarlas, y siempre estaba la idea de que debía perseguir un objetivo de éxito comercial para justificar su realización, ‘que pagamos todos’. Era como que el cine uruguayo para ser válido tenía que parecerse al modelo regional que funcionaba, y se generó un paradigma de que cine festivalero es igual a cine aburrido, que nadie quiere ver”, dice la periodista.
Solomita agrega: “Hoy, tras un conjunto de políticas públicas que impulsaron al sector, a pesar de la magritud del presupuesto, junto con la proliferación de escuelas de cine y un entusiasmo renovado en estudiantes de cine, que egresan y se dedican al cine como pueden, pero lo hacen, y filman lo que quieren y no tienen miedo a equivocarse (porque filman en digital, o con un celular, y se meten con géneros y se divierten haciéndolo, sacándole un peso al hacer una película), tenemos a cuatro generaciones de cineastas haciendo películas simultáneamente y hay más diversificación de perfiles que nunca. Siento que ya no hay un canon de cine uruguayo, que eso ya no alcanza para definir un imaginario, un método o una temática en particular. Y creo que la gente que sigue sosteniendo ese adjetivo es la que no se molesta en ver todos los estrenos que hay. Creo que se logró ser un cine más libre, que ya nadie con conocimiento puede definir con tres palabras”.
Este ciclo de Somos cine dedicado a mujeres comenzó el 1° de este mes con la emisión de La flor de la vida, de Claudia Abend y Adriana Loeff. Mañana a las 22.00 se podrá ver El Bella Vista, de Alicia Cano, seguida de una entrevista a la directora. La semana que viene será el turno de Los modernos, dirigida por Marcela Matta y Mauro Sarser. El 22 de marzo se emitirá Mi casa en el valle, de Mariana Viñoles, para cerrar el ciclo el 29 con Preso, de Ana Tipa.