El segundo disco de los Nadadores tiene olor a hojas de otoño prendidas fuego. Su propuesta estimulante nos instala en un sillón de resortes vencidos, con un alprazolam haciendo efecto mientras las noticias del informativo largo transcurren con placer, junto a las promos de Pasapalabra y propagandas celestes y soleadas.
Karen Halty, Francisco Izuibejeres y Leandro Dansilio se reparten la responsabilidad por “todas las voces e instrumentos” de este nuevo trabajo de la banda (editado por el sello Feel de Agua), y Hernán Silva hace lo propio con buena parte de los bajos.
“Nos aferramos un poco al formato de larga duración, intentamos que fuera un buen rato de música, pasando por distintos estados, velocidades y dinámicas. Pero todo eso, que es puramente estético, terminó cerrando con la temática de las canciones, que en gran parte aluden a un revisionismo, pero más oscuro, más ideológico, hacia otras épocas del Uruguay”, dice Leandro (también integrante de Jesús Negro y los Putos, Cielos de Plomo, Alucinaciones en Familia, y Salidas Transitorias), cansado de contar sobre sus años en Sauce y especialmente interesado en charlar sobre música.
El primer tercio del disco es especialmente explícito, y sus letras podrían desconcertar al más noble de los consumidores de indie pop. Sobre una melodía de videoclip para fiesta de quinceañera, los pies gigantes de un “autoconvocado” y el fantasma del “atraso cambiario” despejan las nubes de ensoñación suave, con un sable de terror. De igual manera sorprende la Brigada Palo y Palo, protagonista del segundo track “Todos para las casas”.
Estas nuevas canciones, producidas, grabadas y mezcladas por Dansilio, comenzaron a gestarse en 2018, y durante 2019 el grupo terminó de darles forma. “Primero grabamos las baterías, en el estudio de nuestro amigo y colega Pau O’Bianchi, que nos abrió las puertas de su casa y nos ayudó con eso. Luego seguimos en el nuestro hasta mediados de 2019, hicimos algunas sesiones en el estudio Yacaré, de Fabrizio Rossi, y finalmente volvimos a nuestro estudio para la posproducción”.
En vez de doble bombo y gritos sangrantes, las pancartas –sugeridas– de los Nadadores se expresan con una mezcla de desidia y tono burlón, y, sobre todo, difuminadas en sus canciones de carrusel, o de fiesta de egresados, con microsonidos espaciales, de juguete, con sus voces espectrales en ping pong, y arreglos de batería y guitarra minuciosamente elaborados, para crear una especie de falsa nostalgia en el disco duro del oyente que reconocerá, o creerá reconocer, un momento trascendente de su historia, o una canción con la que debería haberse enamorado. Para qué negarlo: sus canciones también podrían despertar motivaciones latentes; salir a la calle, recuperar espacios perdidos, manifestarse a viva voz.
Ciencia al servicio de la nostalgia
“Cuando empezamos a hacer nuestro primer disco (Excelentes nadadores, editado en 2017 por Supino Records), veníamos tocando los temas en vivo hacía un par de años nada más, y la idea era lograr transmitir lo que estábamos haciendo en ese momento, no agregar muchas capas, no cambiar muchos arreglos, que fuera más urgente, como una presentación del sonido de la banda. Nx estxn preocupadxs parte con una idea de producción definida, una dirección, en cuanto a sonoridad y clima, pero que exigía investigar, experimentar, arriesgar un poco más. Nuestro estado creativo se fue extendiendo por las distintas etapas, regrabamos cosas, sustituimos arreglos, sacamos y agregamos, inspirados un poco por músicos y músicas actuales, como Destroyer o Beach House, que revalorizaron algunos elementos característicos de la música de los 80. Y entonces fuimos a las fuentes: Fleetwood Mac, Bruce Springsteen, Leonard Cohen, Serge Gainsbourg. Todos habían hecho cosas increíbles en esa década”.
A la uruguaya
“Viéndolo desde el punto de vista de la producción y de la utilización de efectos de sonido, en los 80, con la tecnología limitada de esa época, se experimentaba, y se corrían muchos riesgos. Pasados los 90 y los 2000, todo aquello sigue teniendo un sonido muy potente y muy actual a la vez. De a poco nos fuimos encantando con todo eso, pero en ese trayecto nos dimos cuenta de que en Uruguay, a su escala, con los recursos de ese momento, el fenómeno había tenido su réplica, y entonces volvimos a escuchar con atención y a sacar lo que pudiéramos de los discos que hacían Jaime Roos, Estela Magnone, Darnauchans y Cabrera en esa década. Así que el resultado es nuestra música, con nuestras limitadas capacidades, revestida de esos elementos”.
Leandro se recibió de antropólogo, pero casi todas sus tareas, dice, “tienen que ver con la música. Siempre estoy produciendo algo, grabando, mezclando o masterizando, o en ocasiones trabajando desde ese rol para teatro. Es una de mis fuentes de ingresos, que complemento con otros trabajos, que en algunos casos no tienen nada que ver con eso, como ayudar en una cocina o atender llamadas”.
¿Qué discos escuchaste mientras hacían el disco?
El Lux Prima de Karen O & Danger Mouse, His California Album de Bobby Blue Bland, Poison Season y Ken de Destroyer, Designer de Aldous Harding, 7 de Beach House, Sincerely Future Pollution de Timber Timbre, Tango in the Night de Fleetwood Mac, A Deeper Understanding de The War On Drugs, y siempre estoy volviendo a la discografía de Jaime Roos, Darnauchans. También volví a escuchar a Viglietti hace poco.
Nx estxn preocupadxs, de Excelentes Nadadores, ya puede escucharse en Youtube. La próxima semana quedará disponible en Spotify, y para descarga, en Bandcamp y la página del sello Feel de Agua.