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Cuando deje de llover

Foto: Carlos Dossena

Parábolas de los peces y las rosas: dos dramas familiares de Andrew Bovell en cartel

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Leído por Lola Livchich Melone.
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El dramaturgo australiano Andrew Bovell (Kalgoorlie, 1962) ha dicho que escribe “genuinamente interesado” en todos sus personajes por igual y que un elemento común a lo largo de su obra es que no hay jerarquía o importancia: “Las piezas usualmente miran a un grupo de personas en un determinado tiempo o espacio, no a un individuo. En mi trabajo los personajes no están ahí simplemente para apoyar la historia de otro. En otras palabras, no son propulsores. Cada uno tiene su turno, su momento de revelación o descubrimiento”.

Aunque esa condición le acarreó críticas, porque presentar tantas líneas narrativas insume tiempo, está convencido de que “la forma en que cada miembro del grupo impacta distinto en otros miembros es también una de las fortalezas del trabajo”.

Desde el elenco oficial y desde el teatro independiente la cartelera montevideana permite acercarse ahora a este premiado autor, guionista y crítico a través de dos dramas familiares. Mientras que en Cuando deje de llover la ausencia del padre va hilando las generaciones (de 1960 a 2039), en Las cosas que sé que son verdad la diversidad se expresa en cada miembro que se aleja de la senda convenida. Más lineales o más poéticos, en los dos se repite el extrañamiento que se produce en medio de ese legado, el peso involuntario que arrastran por los continentes.

En la puesta de la Comedia Nacional –un montaje atento al tempo emocional de sus criaturas–, un pescado cae del cielo para sellar un reencuentro, para que un padre alimente a ese hijo del que no supo cuidar. En las siguientes escenas, criar y nutrir estarán asociados a la sopa de pescado. Y en algún momento un personaje le recordará a otro, al tiempo que se sacude las mojaduras, que no tiene sentido quejarse de la lluvia mientras en sitios como Birmania la gente sufre cataclismos. Las criaturas de Bovell podrían clasificarse en esta pieza de lucimiento parejo entre los que agradecen el milagro de los dioses y quienes rechazan el plato caliente, o entre los que repiten el dicho de los birmanos para desdramatizar y quienes lo toman al pie de la letra.

Foto: Carlos Dossena

El director invitado, Fernando Toja, apunta desde el programa de mano cómo Bovell representa nuestra fragilidad. El episodio de la bata escarlata de Diderot, que se cita y se recrea en el espectáculo, habla del placer y la disconformidad que ocasiona un elemento que se suma. También de la inconsistencia de las expectativas en un universo entrópico. O como escribió Toja: “En un mundo tan fragmentado, encerrado en el egoísmo, donde el juicio, la crítica y querer tener el control absurdo del destino nos separan cada vez más, Cuando deje de llover nos interpela generando el sentimiento profundo de la compasión, para así poder comprender con otra mirada a la humanidad”.

Félix Correa dirige, en contraposición, refiriendo el “estilo rioplatense de Jacobo Langsner”, Las cosas que sé que son verdad, en traducción y versión de Jorge Denevi, una obra “con picos de intensidad y con un final inesperado”.

El elenco, liderado por una Graciela Rodríguez firme pero con rastros leves de la comediante más conocida, le imprime costumbrismo a la trama cosmopolita, aunque básicamente transcurre en un jardín. La frustración se percibe adherida al cariño que se profesan, y esa sensación envuelve al espectador sin que Bovell parezca querer derrumbarlo ni que Rodríguez se desangre.

La actriz es justamente parafraseada por Álvaro Ahunchain en el prólogo del volumen dedicado a Jorge Denevi que acaba de publicar el Instituto Nacional de Artes Escénicas. Ahunchain cuenta allí que le consultó una vez cómo había logrado la potencia expresiva de cierto papel: “La clave –respondió ella– está en tener los ojos nublados pero que no se me caigan las lágrimas. El Flaco me prohibió lagrimear”.

Cuando deje de llover, dirigida por Fernando Toja. En la sala Zavala Muniz del Teatro Solís, viernes y sábados a las 21.30 y domingos a las 18.00. Entradas a $ 250. Los domingos, mayores de 60 años gratis. Las cosas que sé que son verdad, dirigida por Félix Correa. Hasta el 7 de noviembre en el Auditorio Nelly Goitiño (18 de Julio 930) de jueves a sábados a las 21.00 y domingos a las 20.00. Entradas por Tickantel y en boletería de la sala (2x1 para Comunidad la diaria).

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