Si los Globos de Oro se entregan en el medio del bosque y no hay nadie para verlos, ¿siguen siendo relevantes? La pregunta, al parecer, se responderá en 2022, ya que la cadena NBC anunció esta semana que no transmitirá la entrega de premios el próximo año, a diferencia de lo que ocurrió desde 1996 hasta la fecha.
Considerada una “antesala del Oscar” por marcar tendencia pero también por posicionar a películas en la lucha por el galardón más importante del cine estadounidense, esta ceremonia, que también premia a la televisión, lleva varios meses en el ojo de la tormenta.
En febrero, cuando se conocieron los nominados, algunas categorías llamaron la atención de los internautas de a pie. La serie Emily en París (Netflix), que había pasado debajo del radar para el público y la crítica en general, se metió entre las cinco mejores comedias junto a números puestos como Ted Lasso (Apple TV+) y Schitt's Creek (Paramount+).
¿Cómo hizo la ficción protagonizada por Lilly Collins, también nominada, para ganar tanta simpatía? Justamente, no era tanta. La Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA, por sus iniciales en inglés), encargada de los premios, tiene menos de 90 votantes de 55 países del mundo. Este hecho es conocido por las productoras y distribuidoras como Netflix, que en 2019 invitó a más de 30 miembros votantes a presenciar la filmación. En París. Con todos los gastos pagos.
El diminuto tamaño de una organización con tanto poder era un hecho bastante público. Sin embargo, a esto se le sumó la falta de diversidad de la HFPA, que sólo sumó 64 nuevos miembros en 77 años de existencia y a la fecha no cuenta entre sus (ahora) 86 integrantes con ninguna persona negra. Este dato volvió a estar sobre la mesa cuando ignoró películas como La madre del blues y Judas y el mesías negro.
Consciente del escándalo de relaciones públicas, la organización emitió en los últimos días un comunicado en el que prometía sumar una veintena de miembros con derecho a voto para agosto, además de un aumento de 50% de los votantes para fines del año que viene, con énfasis en la diversidad. Por otra parte, corregirá sus cuestionadas políticas de regalos y viajes. “Entendemos la urgencia y la necesidad de transparencia, así que informaremos continuamente de los avances para que nuestra organización sea más inclusiva y diversa”, dijeron en un comunicado.
La NBC considera que estos cambios necesitan de tiempo y trabajo, por lo que le retiró la pantalla y las decenas de millones de dólares que paga por los derechos de la transmisión, al menos en 2022.
Como sucede en otros casos de emperadores que resultan estar desnudos, muchos otros actores de la industria se sumaron a las críticas. El “descubrimiento” (nótense las comillas) de la falta de votantes negros llevó a que los estudios de Amazon y Netflix se sumaran al boicot de un centenar de publicistas, quitándole la poca visibilización con la que contaría.
Lo peor que podía ocurrirles en este momento era un golpe aún más mediático. En ese momento llegó Tom Cruise, seguramente sostenido apenas con sus dedos del fuselaje de un avión fuera de control, y sin la ayuda de héroes de acción.
El actor, uno de los más populares del mundo, devolvió este martes sus tres Globos de Oro, según confirmó Deadline. Las estatuillas le habían sido otorgadas por sus trabajos como actor dramático en 1990 por Nacido el 4 de julio, como actor de comedia o musical en 1997 por Jerry Maguire, y como actor de reparto en 2000 por Magnolia.
Cruise también fue nominado en otras cuatro oportunidades: en 1984 por Negocios riesgosos, en 1993 por Cuestión de honor, en 2004 por El último samurái y en 2009 por Una guerra de película.