Un recorrido por la obra de 70 realizadores audiovisuales de 15 países es lo que propone la exposición gratuita y en línea Reactivando videografías, que estará en el Centro Cultural de España hasta el próximo año. Su curadora en Uruguay es la artista visual e investigadora Jacqueline Lacasa, exdirectora del Museo Nacional de Artes Visuales. Con ella conversamos.
¿Cómo surge este proyecto?
Comienza en la Real Academia de Roma. Es un formato creado por las comisarias Estibaliz Sádaba Murguía y Remedios Zafra con la participación de países latinoamericanos invitados por intermedio de los Centros Culturales de España y la Agencia Española Iberoamericana. Es muy interesante, dado que conecta y a la vez permite dar a conocer artistas que trabajan en videoarte, con temáticas y contextos complejos. Su nombre responde justamente, según la propuesta curatorial, a poder ver in situ la transformación del videoarte en la actualidad, tomando en cuenta las formas en que se producen conceptos y proyectos audiovisuales en medio de las infinitas imágenes a nivel global y de las redes culturales. En definitiva considero que la propuesta nos conecta conceptual y estéticamente con múltiples contextos de países que, aunque cercanos en la geografía, tantas veces resultan (resultamos) desconocidos en sus fases actuales de producción, inmerso en los lenguajes del arte contemporáneo.
¿Cómo se organizaron entre todos los curadores para llegar a las piezas elegidas y cómo fue tu trabajo con las propuestas nacionales?
Recibir la invitación para seleccionar las obras fue motivador porque en varios de los proyectos colectivos de artistas visuales en los que trabajé en este rol tuvieron al videoarte naturalmente presente. Con respecto al proceso curatorial que se desarrolló desde Uruguay, propuse la obra de tres artistas: Julia Castagno, Luisho Díaz y Fernando Foglino. Se tomaron en cuenta las complejidades del ser contemporáneo, las políticas de la afectividad que se despliegan en la esfera de lo público y lo privado, y el contexto histórico y político de cada artista. Evidencia, del artista uruguayo Fernando Foglino, desarrolla su plataforma de trabajo en estrecho vínculo con tres zonas de producción: la reconstrucción de una narrativa histórica de los monumentos en el marco del patrimonio, la tecnología y la construcción de una poética visual. En los márgenes de esta práctica artística se revela el potencial poético, el gesto de reparación que es metáfora y es acción. Ese verde incandescente extrañamente familiar, de Julia Castagno, crea un sistema de interrogantes que se enmarcan en el territorio geopolítico y económico de la cultura visual actual, a partir de los cuales elabora una articulación de siete videos de pequeño formato por medio del concepto del color verde, también como una evidencia: ¿Has visto ese color? ¿El de la transmisión de la guerra de Irak (2003) durante los ataques filmados en Night Shot? ¿Has visto el color de las letras de los primeros PC IBM (1981)? ¿Y el verde fluorescente del conejo Alba (2000)? ¿Y el verde láser de la Primavera Árabe que el pueblo egipcio utilizó para movilizarse en (2012) En/clave pop, de Luisho Díaz, establece una mirada directa a la construcción de un personaje que bajo los códigos de la autoficción entrelaza escenas sobre un chico latino que en la ciudad de Villa Alegre, en Chile, forja su lugar como figura que desea ser legitimada por su obra.
¿Qué lugar ocupan dentro del proyecto las mesas de debate?
Son fundamentales para profundizar en el proceso y en los contenidos del proyecto. En este sentido, el área temática comisariada por Remedios Zafra –ensayista y científica titular del Instituto de Filosofía del CSIC– afirma: “Videografías. La cultura entre las cámaras plantea un relato en formato abierto y online enfocado en tres puntos: la complejidad y contexto de la cultura-red para la práctica videográfica; los sujetos creadores y sus condiciones de producción hoy; y, por último, las culturas y sujetos que hablan unidos en su mayoría por una lengua común pero singular”. Propone el trabajo sobre tres ejes de acción crítica: “(Video)creación y época (después de internet)”, “Creación como trabajo (contra la precariedad)” y “Voces y culturas grabadas (repetición y diferencia)”.
Estas redes entre países y organizaciones permiten la llegada de piezas que de otra manera no podríamos conocer.
Esto es fundamental para Uruguay, para que crezca la escena internacional y nuestro trabajo trascienda en el mundo. El respaldo del Centro Cultural de España, el profesionalismo con el que operan estos proyectos y muy especialmente la obra de Castagno, Díaz y Foglino junto al de más de 60 producciones de colegas y 17 curadores, muestra que la red cultural puede crecer, multiplicarse y producir pensamiento crítico. En cuanto al trabajo de los colegas tanto de Honduras como de todos los países participantes nos habla de territorios y comunidades con una sensibilidad profunda frente a temáticas removedoras. Hacen visibles las condiciones sociales de resiliencia y la capacidad y vigencia que tienen el arte y el video como lenguaje para promover conciencia crítica y libertad en tiempos difíciles cómo el de la pandemia actual.
La exposición se puede visitar en www.reactivandovideografias.com/, y la primera mesa de debate, que se llevó a cabo en marzo, en youtube.com/CCHSCSIC