Las obras anteriores de Stefanie Neukirch, No ver, no oír, no hablar (2018, premio Florencio a Mejor Autor Nacional) y Valor facial (2021), fueron dirigidas por Diego Arbelo, rol que para la última entrega de esta pentalogía distópica asume Fernando Vannet, también compañero de elenco de la dramaturga en la Comedia Nacional. “Compartimos la sensibilidad por un tipo de teatro que nos apasiona”, dice Vannet, uno de los primeros lectores de sus obras y con quien trabajaron varios aspectos del proceso de puesta en escena.
Esta es la quinta pieza –quedan dos más por estrenarse– y a partir del martes, cuando ingrese al escenario de la Zavala Muniz, se comprobará que una vez más ocurren transformaciones en los universos de los personajes, que los incitan a un nuevo comienzo, “en el plano que estén”, adelanta el montajista. “En esta oportunidad toma cierto grado de ironía porque fueron atravesados por una distopía que se materializó. La pandemia trajo una noción de mundo apocalíptico, por decirlo de algún modo”.
Confesiones patéticas
La dramaturgia se construye a través de seis monólogos confesionales: “En muchos casos estos personajes se conocen; en otros no, pero por la propia realidad, cada movimiento que realizaron repercutió de algún modo en la vida del otro. Los tiempos están rotos, el espectador asiste a un aquí y ahora concreto, que se ve fragmentado por acontecimientos que sucedieron, suceden o van a suceder. Y en esos acontecimiento futuros podríamos proyectar una nueva distopía”.
Otro elemento común al conjunto de obras, coincide Vannet, es “un nivel de metateatralidad que se expande de distintas maneras como capas del relato. En esta, ese nivel está muy presente en varios sentidos. En el más concreto: hay una gran actriz de teatro que se despide de las tablas. En esta nueva era de la vida de ese personaje, no quiere más trascendencia y decide cerrar su ciclo. El espectador asiste a su despedida con un recorrido por los grandes personajes de su carrera. Hay cierto homenaje al teatro, que se volvió peligroso (como dice un personaje), que murió, que dejó con sed de abismo a tantos durante un tiempo (como dice otro) y que desde hace un tiempo volvió a surgir. Hay una frase que se desprende de la obra, que habla de salir a burlarse de la fatalidad y su ridícula sobreactuación, una forma con un elemento de la teatralidad, para hablarnos de la realidad que nos tocó”.
El casting parece tener registros opuestos, de los que, sin embargo, se puede sacar partido: “Apenas leí la obra, una de las cosas que más me gustaron fue esa miscelánea de humanidades que se juega. Casi que hay una representación de la comunidad. Cuando pensábamos en el elenco, quisimos agregar una capa de relato extra y generar ya desde su construcción esta sensación de universos distintos. La actriz, la comunicadora, el actor de comedia musical. Por supuesto que no para quedarnos ahí. En esta obra todos los personajes, de algún modo, pierden. Ninguno se salva. Todos dejan al descubierto sus vulnerabilidades”. En la elaboración fina con cada actor, la puesta se rifa la tensión con la platea, casi sin acción aparente.
Vannet lleva una década en el elenco oficial y asegura que se siente “agradecido de ser parte de ese colectivo y de la posibilidad de entrenamiento y crecimiento que da un espacio como ese”, si bien hace años que transita la docencia y la dirección dentro y fuera de la Comedia. En cualquier caso, lo que intenta, dice, es desentrañar mecanismos en el otro para ampliar el espectro expresivo: “Y eso también es desestructurarse uno mismo. En este trabajo, que tuvo una etapa de mano a mano con cada actor, eso se puso muy en juego. Con cada uno construimos un lenguaje distinto, un abordaje para el trabajo, desde su singularidad, para luego, en esta última etapa, encontrarnos y potenciar lo colectivo”.
Toda mi vida me gustaron las matemáticas, de Stefanie Neukirch, con dirección de Fernando Vannet, va por seis únicas funciones en la sala Zavala Muniz: 3, 4, 5, 6 y 7 de mayo a las 20.30 y 8 de mayo a las 19.30. Actúan Mariana Lobo, Victoria Rodríguez, Pelusa Vidal, Rodrigo Garmendia, Horacio Camandulle, Ignacio Cardozo y Guillermina Rodríguez. Entradas a $ 500 en tickantel.com.uy, Abitab, Redpagos y boletería del teatro. Hay 2x1 para Comunidad la diaria.
Vuelve el Cabaret
El viernes 6 de mayo a las 21.00, en un lugar secreto en Barrio Sur (la locación se comparte un día antes del espectáculo), renace Cabaret, con más luz, eléctrico y grande, una dramaturgia corporal que mezcla tribus y disciplinas. Las reservas son por el 099 557 886.
La última performance
“Ana en nosotras es arte contemporáneo, o sea, una provocación, un trabajo en la frontera, en el límite, un extravío. No es performance, no es teatro, no es instalación y es todo eso. Es una pieza de museo efímera pero que deja huella [...] Es un grito de Ana Mendieta en Manhattan y es un grito de todas las Anas en el mundo”, apuntan sobre esta idea original de Ximena Echevarría producida por Implosivo Artes Escénicas. Se inaugura el jueves 5 a las 19.15, y la obra viva se repite el 6 y el 7 de mayo a las 19.30. La instalación permanecerá en el Centro Cultural Kavlin hasta el 24 de junio. Entrada libre.