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Alfonso Tort. El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar.

Foto: Bruno Nogueira

Crimen y transfiguración: El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar

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La obra protagonizada por Alfonso Tort se estrenó en la Sala Verdi.

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El escenario en forma de cruz avanza sobre la platea como una pasarela. Suave y seguro, un hombre presenta su mejor versión. Las axilas pintadas de un rojo que combina con sus labios y su breve short dan el alerta: ese atlético torso, esas piernas brillantes, ya no pertenecen a este ambiente, quizás porque siempre estuvieron hechos de otra sustancia.

El primer personaje que incorpora Alfonso Tort en ese hábito es plenamente consciente de su atractivo y, de todos los sucesos que un adolescente puede transmitir, elige narrar un momento de conexión privada con su padre, que ya no está. Es una escena de su infancia, un chapuzón de río, un tiempo suspendido. La epifanía precede al hallazgo, “macabro”, titularían las crónicas, porque el narrador es el muerto. Esa figura ahora mutilada, castigada por su belleza y por su libertad de acción, será reconstruida pieza a pieza por el sucesivo relato de quienes lo trataron.

Este extenso monólogo de Josep Maria Miró, El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar, estrenado en Sala Verdi el jueves, exige al intérprete un desdoblamiento en una serie de voces forzosamente emparentadas con el film Rashomon (Akira Kurosawa, 1950). Es la referencia clásica de crimen en el bosque, aunque aquí se arrojen datos confluentes en una misma hipótesis.

“En los pueblos los niños terminan siendo de todos”, dice asertivo y ambiguo el trabajador del aserradero, uno de los siete testimonios. Un pasaje de la aparición de Jesús ante María Magdalena (según el Evangelio de Juan) en el programa de mano y la cruz que pende de un lóbulo del protagonista potencian un mensaje levemente encriptado.

Fernando Parodi vuelve así sobre el dramaturgo catalán, de quien en 2017 dirigiera Umbrío, espectáculo nominado a cuatro premios Florencio. Esta vez se trata de una pieza alejada formalmente de otras de este mismo autor estrenadas en Montevideo, como El Principio de Arquímedes o Nerium Park, aunque en una misma –otra– comunidad viciada, atmósfera cargada que la música de Luciano Supervielle sostiene sin imponerse. El mes próximo habrá una nueva oportunidad de conocer los tonos de Miró, quien dirigirá a la Comedia Nacional en Tiempo salvaje.

El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar, en Sala Verdi (Soriano y Convención) hasta el 11 de setiembre, de lunes a sábados a las 20.30 y los domingos a las 20.00. Entradas en Tickantel a $ 500 (Comunidad la diaria 2x1).

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