En el invierno de 2003 Luis Alberto Spinetta giró por América Latina con las canciones de Para los árboles, uno de los mejores discos de su carrera. En el escenario estaban el tecladista Claudio Cardone, el bajista Javier Malosetti, el baterista Juan Carlos Mono Fontana y un joven Baltasar Comotto, presentado por el Flaco en cada actuación como “uno de los mejores guitarristas de la Argentina”.
En sus años de formación estuvo a punto de convertirse en abogado, pero su fanatismo por Jimi Hendrix lo impulsó a mejorar su técnica instrumental y no pasó mucho tiempo para que comenzara a destacarse entre músicos profesionales como Luis Salinas y Sergio Verdinelli, que a mediados de los 90 paraban en un bar de Chacarita.
En 2005 editó Rojo, su primer disco solista, con una impronta de hard-rock mezclado con música electrónica que mantiene hasta el día de hoy. Luego grabó para los discos del Indio Solari y Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado El tesoro de los inocentes (2004) y Porco Rex (2007) y en Un mañana (2008), de Spinetta. Siguió con el Indio en la grabación de sus siguientes trabajos de estudio, Pajaritos, bravos muchachitos (2013) y El ruiseñor, el amor y la muerte (2018), y en esa rutina se halló en la normalidad de actuar para multitudes mucho mayores que aquellas que se pueden controlar.
Su presentación de este sábado tendrá dos partes. La primera, junto al tecladista Macabre y con material de Empezó la cacería (2022), su último disco solista. La segunda, de puro arsenal para fanáticos de la gran banda argentina, con la compañía del grupo local Barbazul, experto y devoto de la obra de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Este sábado a las 21.00 en Live Era (Uruguay 960). Entradas a $ 440 en Redtickets.