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Plata por nada: MTV se empieza a despedir de los videoclips

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Adiós a la época de la música en la TV tradicional.

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Hace pocos días la BBC informó que la cadena MTV eliminará sus canales musicales en Reino Unido el 31 de diciembre, dejando sólo la señal que transmite otro tipo de programación ajena a los videoclips, o sea, reality shows. La misma nota consigna que Paramount, la dueña de la cadena, planea cerrar también sus canales musicales en Australia, Polonia, Francia y Brasil. Al leerlo, enseguida me estalló la pregunta cantada: ¿MTV seguía pasando música?

Si mirar televisión a la vieja usanza, frente al aparato televisor y “en vivo”, ya hace un buen tiempo que es arcaico, mucho más lo es consumir videoclips de esa forma. Youtube se creó hace 20 años, y ahí tenemos la mayor colección de videoclips de la galaxia, al alcance del bolsillo. Todos recordamos lo que pasó en el ya lejano 2012 con el video de “Gangnam Style”, del cantante surcoreano PSY, que a caballo de su baile batió récords de reproducciones y fue un fenómeno viral instantáneo –ahora tiene 5.700 millones de visualizaciones, y contando–, sin necesidad de salir por un canal de cable.

MTV, que originalmente era la sigla de Music Television, fue fundada en Estados Unidos y empezó su transmisión el 1º de agosto de 1981 (ese año en Uruguay recién arrancaban las transmisiones a color, y la televisión por cable era ciencia ficción), capitalizando el mundo de los videoclips, que empezaban a invadir las pantallas. De hecho, en 1979, el grupo inglés pasado de new wave The Buggles había lanzado el hit “Video Killed the Radio Star”, que literalmente significa “el video mató a la estrella de la radio”. Por supuesto, fue ese el primer videoclip que pasó MTV.

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La versión latinoamericana de la cadena musical más famosa empezó a transmitir a fines de 1993. A principios de 1998, cuando yo tenía 10 años, a mi casa llegó el ansiado cable, que ya merodeaba en amigos que hablaban de las bondades de esos tantos canales (“del 2 al 70”, decía la canción de Cursi), que además se veían perfectamente, sin necesidad de toquetear una antena. Hablamos de una época en la que por estos lares el CD de música todavía era un lujo e internet se usaba a cuentabytes. Además, en mi caso, aquellos polvorientos casetes de Cacho Bochinche, Flavia Palmiero o Canciones para No Dormir la Siesta que tenía por ahí archivados ya no satisfacían mi oído, y mucho menos mi vista.

MTV era la entrada por excelencia al universo musical del momento. Te sentabas frente a la tele, en épocas sin hiperestímulos de notificaciones cargadas de links, y sólo existía esa pantalla de tubo chorreando videoclips. Tengo retazos de recuerdos de ese 1998, hasta entrado el nuevo milenio, como un torbellino de videos que eran comentados en la escuela y luego en el liceo.

La crema de MTV era el segmento “Los 10 más pedidos”, la decena de videoclips que la gente más solicitaba. Ese programa era clave, porque si te gustaba todo lo más pedido, estabas en la movida, y si no conocías alguno, en ese instante sabías que debías conocerlo.

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Uno de los videos que más se me pegaron fue el de “(You Drive Me) Crazy”, de Britney Spears, que salió a mediados de 1999. Hace poco me enteré de que la versión de la canción de ese videoclip no es la original del disco –nunca en mi vida escuché ni medio álbum de Britney–, sino un remix, que tiene un leitmotiv de tres acordes que es imposible que no se te incruste en el lóbulo frontal. Tengo un vívido recuerdo de estar peloteando con amigos abajo del edificio donde vivía y tocarle timbre a mi madre cada cinco minutos para preguntarle por qué número iban los más pedidos, porque, por unas semanas, el primero siempre era el de Britney, y subía a verlo.

Y así pasaron decenas y decenas de estímulos visuales y sonoros, que nunca te dejaban indiferente, como “Ojos así”, de Shakira, y sus hipnóticas caderas danzantes; “Californication”, de los Red Hot Chili Peppers, que imitaba la estética de un videojuego 3D; “Rock DJ”, de Robbie Williams, con aquella escena desagradable en la que el cantante británico se sacaba la piel y quedaba en carne viva, y así hasta terminar en huesos, mientras unas muchachas adoraban todo lo que desprendía, y Blink-182 y su paródico “All the small things”, que se burlaba de varios videoclips famosos, haciendo pantalla la retroalimentación de todo ese mundo.

Con la entrada del nuevo milenio, que al final no hizo explotar todas las computadoras, mientras Napster revolucionaba la forma de compartir música e internet ganaba velocidad, MTV arrancó a perder peso y por eso inundó la pantalla de realities como Jackass (2000-2002), quizás el más popular, que no era más que una sarta de tarados haciendo taradeces cada vez más taradas y masoquistas. Luego vino Pimp My Ride (2004-2007), que en Latinoamérica se traducía como “Enchúlame la máquina”, conducido por el rapero Xzibit, en el que agarraban el auto baqueteado del Fulano de turno y se lo tuneaban de la manera más ostentosa, bizarra y terraja posible, y siempre quedaba encantado.

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Desde que se conoció la noticia, en todo el mundo salieron obituarios sobre MTV, incluido este, pero se trata de la crónica de un desenchufe anunciado. A veces me parece surrealista que en otras épocas nos quedáramos sentados frente al televisor para esperar un videoclip de tres minutos y medio. A pesar de lo que cantaba Sting en la intro de aquella sardónica canción de Dire Straits de hace 40 años, “Money for Nothing”, ya nadie quiere su MTV.

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