De nombre sonoro, el rambután (Nephelium lappaceum) es un árbol tropical que da un fruto cubierto por unas espinas suaves que semejan pelo y al que se le atribuyen propiedades medicinales. Aunque exótico, su presencia en Brasil hace que, aunque ficticia, no sea tan descabellada la decisión de ubicarlo como posibilidad en el departamento de Rivera, más concretamente, en el Valle del Lunarejo, esa hermosa área protegida en la que se ubica la acción de Los juegos del rambután. Estos particulares juegos, que evocan la tradición de las Olimpíadas y de los relatos de hazañas míticas de Hércules, le dan estructura al relato, que sigue la peripecia de la protagonista, una niña llamada Natividad, que se propone ganar y así obtener el gran premio: un montón de semillas del árbol del título.
En la línea, también, de la fábula, la heroína se enfrenta a una serie de pruebas –tres– extremadamente difíciles y que nadie ha logrado superar. Pero, antes que nada, debe enfrentan un impedimento extra: no se aceptan niñas ni mujeres como concursantes. El ingenio y el tesón se combinan con la sensibilidad de la protagonista, que le permite hacerse de los aliados adecuados para ir superando cada prueba. Este formato clásico, con una estructura basada en la repetición de un episodio que se presenta en sucesivas variantes, se actualiza en el entorno del mencionado paraje de la frontera entre Uruguay y Brasil, un territorio en el que la naturaleza se muestra en su esplendor. La historia es excusa, entonces, para vehiculizar información sobre la fauna y la flora nativas e incluso rendirle homenaje a ese entorno privilegiado, sin que esto entorpezca la fluidez narrativa.
La protagonista se pone al hombro su propósito, que se resuelve en el interés por la comunidad. Las características de la niña –decidida, simpática, sensible, ocurrente, no exenta de la necesaria picardía– permiten la identificación del lector, que entra en el juego de aceptar cada uno de los desafíos. Ubicado en un ficticio Paraje de los Frutales que permite concebir el desarrollo de la historia sin atarse a los límites de lo real, el cuento se enmarca en un ámbito rural concreto del que da cuenta en la referencia pormenorizada a lugares, animales y plantas, sin perder, en ese afán, la calidad literaria y el propósito último de ofrecer un mundo posible con la lectura.
Los juegos del rambután, de Ricardo Tambasco y Tatiana Mesa. 48 páginas. India Editora, 2025. $ 690.