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Santiago Mederos, de Plaza Colonia, y Rafael Haller, de Danubio, el 13 de setiembre, durante el partido correspondiente a la fecha 8 del Torneo Clausura, en el estadio Jardínes del Hipoóromo.

Danubio y Plaza Colonia empataron en Jardines

3 minutos de lectura
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Un gol para cada bando, ambos en el primer tiempo, cerraron el 1-1.

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En el inicio de la fecha 8 del Torneo Clausura Danubio y Plaza Colonia no se superaron. Terminaron igualando 1-1, goles convertidos por Santiago Mederos -que certificó aquello de la ley del ex- para los patablancas y por Leandro Navarro para los danubianos.

Ley de juego

El puesto del arquero es ingrato. Esa ley se repite con el paso de los años. El partido era chato, no se arrimaban los equipos al peligro. Aquello, sostenía en ambas escuadras la posesión del punto inicial que cuando la tabla pega, cuenta como las monedas a fin de mes.

El puesto de arquero es ingrato, decía, y la ley del ex también es de esas leyes para nada físicas ni medibles, todas compuestas por la superstición y la movilidad de las energías. Entre estas leyes (puede que haya una ley de Murphy que no nos enteramos incluso) se encontraron Santiago Mederos y el Coco Esteban Conde. Mederos, el patablanca, de pasado franjeado, recibió un córner corto y enfiló en diagonal hacia afuera del área haciéndose espacio. Cuando los pies rivales estuvieron a los centímetros necesarios, remató al primer palo, pero ni tan fuerte. El Coco, fiel representante de la cultura danubiana, ídolo de la gente del barrio y un tipo ejemplar, no pudo contener el disparo. Mala fortuna, mal gesto técnico, mala postura o distracción. Algo así pasó para que la pelota se cuele en el arco donde se ubica “La más fiel”, entre el brazo y la pierna del arquero que, estoico y experiente, se acomodó los guantes a sabiendas de lo acontecido.

Minutos después, otra ley futbolera uruguaya para una cultura de juego tradicional, la de las pelotas quietas. Si la pelota pasa el primer poste humano -que generalmente se ubica a la altura del primer palo, o algo subido al vértice del área chica- es medio gol, es ley. Y los arqueros y los nueves lo saben (casi como la ley de los dos cabezazos en el área). También lo saben todos aquellos que osan de esa pieza bailable de las alturas. En este caso, el santafecino Leandro Navarro anticipó a su marca y ganó por arriba. Un fortísimo disparo fue contenido por Nicolás Guirín. La pelota dio en el travesaño, y en el rebote -quedó al desnudo la falla defensiva- nuevamente Navarro, como si estuviera jugando solo, convirtió el empate. Conde lo festejó con sorna, vengativo, cultural.

El partido fue mejorando después de los goles y asentado el segundo tiempo aunque es cierto que tampoco hubo demasiadas inquietudes para los arqueros. El Ojito Rodríguez es un jugadorazo y Fossati lo sabe. Lo trajo desde River Plate donde brilló años sin perder el lustre. Rodríguez aceleró en el área y cambió la gravedad de las cosas. La jugada terminó en un despeje, pero aportó al enchufe de las almas coloreadas en el campo. Los equipos jugaron por cosas distintas, Plaza, lejos de las copas, con nuevo técnico de esos que parecen imperecederos. Danubio con cada victoria se ha ido arrimando a los primeros puestos y por lo tanto a atravesar las fronteras como es cierto que está acostumbrado.

Ebere fue lo mejor de Plaza, que contó con Nicolás Dibble como un amuleto desde los primeros minutos del segundo tiempo. Sin embargo fue reemplazado temprano en la tarde. Danubio se perdió de sacar ventaja con el mismo actor. A Papelito le faltaron talles en un centro buscapié y Rodríguez, en el segundo palo, dio la pelota contra la red lindera. Fossati se persignó por novena vez.

Nicolás Guirín terminó por convertirse en figura, en la primera -aunque terminó en offside- tapó un gol hecho dentro del área chica. En la segunda, otro gol hecho de Papelito Fernández también en el área donde todo duele, a bocajarro. El partido terminó en empate, y aunque ese punto no dejó contento a ninguno, siempre vale.

Quiere copa

Con un agónico gol del zurdo floridense Diego Romero que había entrado poco antes, Deportivo Maldonado venció a Wanderers 1-0 y sigue en esa paradójica situación de buscar lo mejor para evitar lo peor, dado que ahora ocupa el cuarto lugar de la Tabla Anual desplazando a River por lo menos hasta que juegue hoy, y a su vez se mantiene por encima de la línea de flotación para no perder la categoría. Fue un partido cerrado y mucho menos trepidante que el que los fernandinos perdieron de ganar el viernes ante Torque (3-3), pero los locales reiteraron sobre el final sus intentonas para llevárselo. Wanderers, que ha tenido un mal Clausura después de un buen Intermedio, sigue a tiro de las copas, pero se va alejando cada vez más.

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