Según los datos del INE, el mercado laboral se mantuvo estable durante el mes de setiembre (una vez depurados los factores irregulares y estacionales de la medición). La tasa de actividad (oferta laboral) se situó en torno al 63,8% y la tasa de empleo (demanda) permaneció en el entorno de 58,5%. El desempleo, por su parte, alcanzó al 8,3% de la población económicamente activa. Esto implica, de acuerdo a los datos procesados por el economista Nicolás Cichevski, que actualmente habría cerca de 62.000 ocupados más con relación al mismo mes del año pasado. De ese total, 44.000 corresponden a empleos informales.
Más allá de estas cifras, el último informe divulgado por el INE permite abrir la información y capturar las disparidades que se ocultan detrás de los promedios, distinguiendo la situación que enfrentan los distintos segmentos de la población uruguaya.
Diferencias por edad
En primer lugar, los datos desagregados por grupos etarios continúan evidenciando uno de los rasgos más estructurales que caracterizan a nuestro mercado de trabajo: las dificultades de inserción que enfrentan los más jóvenes para vincularse con el mundo del empleo.
Por un lado, las tasas comparadas de empleo entre las personas que tienen entre 14 y 24 años y el resto de los grupos arrojan brechas que en algunos casos superan los 50 puntos porcentuales: la tasa de empleo juvenil fue 32% en promedio durante el tercer trimestre, guarismo sustancialmente más bajo que el que exhiben los trabajadores y trabajadoras que tienen entre 30 y 54 años (arriba del 84%). Diferencias similares se desprenden al analizar la evolución reciente de la actividad y el desempleo. En particular, para este último caso, el desempleo juvenil (25,2% promedio entre julio y setiembre) es más de cuatro veces mayor que para el resto de la población.
Diferencias por sexo
Menores son las brechas que surgen de considerar los datos en función del sexo. En el caso de la actividad y el empleo, el diferencial de tasas asciende actualmente a 17 puntos porcentuales entre hombres y mujeres. Para los primeros la tasa de actividad en el tercer trimestre fue 72,5% 67,1% y la de empleo 67,1%, mientras que en el caso de las mujeres esas cifras se situaron en el entorno de 55,4% y 50,5% respectivamente. En el caso del desempleo, la brecha entre ambos grupos se acentuó durante los últimos tres meses: según el último dato, el desempleo se ubicó en 7,5% entre los varones y en 9,3% entre las mujeres.
Diferencias por nivel educativo
Por su parte, los indicadores abiertos de acuerdo al nivel educativo también muestran diferencias significativas. A modo ilustrativo, la tasa de desempleo para las personas que cuentan con nivel terciario no superó el 2% en los últimos tres meses, en contraste con los guarismos próximos al 10% que enfrentan los trabajadores que tienen ciclo básico completo o incompleto. Para la tasa de actividad y empleo se observan diferenciales proporcionales. Este es un problema que se agudizaría hacia adelante, dada la irrupción de las nuevas tecnologías y sus impactos sobre el mundo del trabajo.
Diferencias por ascendencia
Por último, la información del mercado de trabajo según la ascendencia étnico-racial muestra que la tasa de desempleo es más elevada dentro de la población que se autoidentifica como afro/negra (13,2%) con relación a los otros dos grupos identificados por el INE (que es levemente superior al 7%). Si bien las diferencias son menores en el caso de la actividad y el empleo, los indicadores asociados a la calidad del trabajo también evidencian una mayor vulnerabilidad para este grupo de personas: con relación al promedio de la población, el subempleo es mayor (12,9%) y también lo es la tasa de no registro a la seguridad social (28,8%).