Según el radar elaborado por la empresa Scanntech, el consumo formal ‒se registran compras con POS‒ cayó 1% interanual en el primer bimestre del año. Esta medición surge a partir de la información extraída de un panel integrado por 1.700 puntos de venta en todo el país.
Obviamente, dado el encarecimiento relativo de la economía uruguaya, la contracción del consumo evidencia una importante heterogeneidad a lo largo del territorio. En ese sentido, la magnitud del retroceso observado en el litoral es ilustrativa del agravamiento que presenta el diferencial de precios que tenemos con Argentina.
Concretamente, el consumo formal descendió 24% en Salto y Paysandú, evidenciando un deterioro sostenido que no ha hecho más que profundizarse. Le sigue de lejos la caída correspondiente a Artigas y Rivera, que se ubicó en 11%, y más atrás la observada en la región que comprende a Río Negro, Soriano y Colonia. En menor medida, la caída se extiende hacia el resto de los departamentos, con la única excepción de Maldonado. En ese caso, las compras realizadas con POS experimentaron un incremento estimado en 2%.
Con relación a la situación de la frontera, el índice de precios que releva la Universidad Católica-Campus Salto dio cuenta de un nuevo incremento, que llevó el diferencial entre Salto y Concordia a 144%. Esto quiere decir que Salto es 144% más caro que Concordia, tomando como referencia una canasta representativa de bienes transables entre ambas ciudades. Esta es una de las mayores diferencias desde que se compila el indicador, superada solamente por la brecha que se generó durante el pasado mes de julio, cuando el dólar paralelo saltó, producto de los sucesivos cambios que tuvieron lugar en el ministerio de Economía argentino (el diferencial ese mes llegó a 174%).
Según la última estimación, la división con mayor diferencia es la que nuclea bienes diversos, que muestra una brecha de 229% a un lado y al otro del puente. Dentro de esta categoría se destaca la distancia entre los precios del shampoo y el acondicionador (salen 329% más caros en Salto), desodorantes y antitranspirantes (284%) y jabón de tocador (201%). Por otra parte, la brecha asciende a 201% para la división que incluye a las bebidas alcohólicas y el tabaco, mientras que para los alimentos y las bebidas no alcohólicas ese guarismo se sitúa en 165%. El menor diferencial de precios constatado en el mes de enero es el que corresponde a los artículos escolares: son 30% más caros en Salto que en Concordia.
El impacto de esta situación en el mercado laboral
Desde febrero del año pasado, la Encuesta Continua de Hogares (ECH) del Instituto Nacional de Estadística (INE) arroja estimaciones mensuales que permiten analizar la dinámica del mercado de trabajo por departamentos, permitiendo también un panorama por municipios en el caso de la capital. Entre muchas otras cosas, estos datos nos permiten aproximarnos a los problemas fronterizos desde el costado de la actividad, dado que ofrecen un panorama del impacto que está teniendo esta problemática en materia de empleo y desempleo.
Según los últimos datos, que abarcan el trimestre móvil que se extiende entre noviembre y enero,1 la tasa de desempleo más elevada del país corresponde a Río Negro, con un registro cercano a 14%. Salto y Soriano son los departamentos que se posicionan en el segundo y tercer lugar, con tasas de desocupación de 13,1% y 11,9%, respectivamente. El desempleo también es de dos dígitos en Lavalleja (11,6%), Artigas (11,6%), Treinta y Tres (11,4%), Rocha (10,5%) y Paysandú (10,2%).
Por su parte, se encuentran diferencias similares para el resto de los indicadores relevados, es decir, para la tasa de empleo y de actividad. Y lo mismo ocurre en el caso de la informalidad, que varía entre dos extremos bien separados: el no registro a la seguridad social es 12,4% en Montevideo y 45,2% en Artigas.
¿Cómo se mide el indicador de precios fronterizos?
Según consta en el documento del Observatorio Económico de la Universidad Católica en Salto, para elaborar el índice se relevan los precios de 60 artículos sin considerar servicios. Los precios se toman de las grandes superficies y tiendas de referencia y se considera el precio para el comprador contado, pagado en efectivo e incluyendo impuestos. Los precios son relevados directamente de las góndolas y de entrevistas directas con informantes en los lugares de venta y luego se replican las ponderaciones utilizadas por el INE para el índice de precios al consumo. Naturalmente, el tipo de cambio que se toma como referencia para la elaboración del indicador es el dólar blue, que se toma desde Ámbito en valores promedio.
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Los datos son computados utilizando medias móviles de tres meses, dado que son más estables ‒porque se utiliza información de los meses anteriores, aumentando el tamaño efectivo de la muestra para producir las estimaciones‒. ↩