Hoy estar ocupado/a no es suficiente para alcanzar la independencia económica, dado que en Uruguay la pobreza y el empleo conviven. En efecto, una gran parte de las personas pobres vive en hogares en los que al menos uno/a de sus integrantes trabaja.
Veinticincomilpesistas
Al día de hoy no existe un valor determinado sobre el que haya consenso técnico y reconocimiento social para definir cuando una remuneración es muy baja. En ese sentido, definir un salario como insuficiente implica elegir un umbral arbitrario. A este respecto, desde hace varios años el Instituto Cuesta Duarte presenta estudios en los que se plantea el concepto de salario sumergido, que representa una cifra de ingreso líquido que es baja o insuficiente con relación al costo de vida que enfrentan las y los trabajadores en Uruguay. En el último informe, que corresponde a 2023, se considera como salario sumergido aquel que es inferior a $ 25.000 líquidos al mes por 40 horas de trabajo semanales. Según este documento, el año pasado unos 548.000 ocupados percibieron ingresos menores a $ 25.000 líquidos al mes, lo que significa que el 33% de las personas ocupadas son “veinticincomilpesistas”.
Los veinticincomilpesistas y el vínculo con la pobreza
Los salarios bajos y la pobreza están relacionados, pero no son lo mismo. Un ingreso mensual por debajo de $ 25.000 líquidos se considera un salario bajo, mientras que para determinar si un hogar es pobre, se calcula el ingreso total promedio por persona y se compara con una línea de pobreza que refleja el costo de una canasta básica de alimentos y otros gastos esenciales. Concretamente, para un hogar unipersonal, esta línea se ubica actualmente en $ 19.706 en el caso de Montevideo y $ 12.827 en el caso del interior urbano.
Es importante recordar que el ingreso total de un hogar no sólo incluye salarios, dado que también contempla transferencias y otros tipos de ingresos que son esenciales para evaluar si un hogar se encuentra en situación de pobreza. Si bien es la metodología que se utiliza oficialmente para estimar la pobreza, debe tenerse presente que la medición por el método del ingreso tiene varias limitantes, en tanto se trata de un fenómeno multidimensional que excede largamente la órbita monetaria.
Edades y salarios
Si comparamos las distintas franjas salariales según tramos etarios, se puede observar que los jóvenes son particularmente afectados por los salarios sumergidos. No sólo enfrentan tasas de desempleo significativamente más altas y niveles de informalidad sensiblemente mayores, sino que son quienes perciben remuneraciones más bajas, algo que en principio podría ser esperable dada su menor formación, capacitación y experiencia. Sin embargo, la elevada magnitud de las brechas deja en evidencia la inserción precaria de este colectivo en el mercado laboral.
Sin cobertura
La seguridad social brinda la posibilidad de acceder a un respaldo en caso de licencias por enfermedad, maternidad, lesiones laborales, subsidios por despidos, retiros, jubilaciones, pensiones y más. Por el contrario, una condición de ocupación informal puede suponer remuneraciones inestables no amparadas o reguladas, por lo que no es coincidencia que para este grupo de ocupados los salarios sean más bajos.
Instituto Cuesta Duarte (2023). Los salarios sumergidos en 2022: 100.000 “veinticincomilpesistas” más que en 2019.
Coordinación: Agustina Romero, Maite de los Santos.
Equipo docente de Taller de Diseño de Comunicación Visual 5: Gastón Croce, Maite de los Santos, Germán Dotta, Beatriz Leibner (docente responsable), Micaela Villanueva.
Infografía original y adaptación: Axel Duglio, Giuliana Falca, Luciana Pagola, Lucía Pereira, Lucía Ruppel.