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Ilustración: Luciana Peinado

Expertas advierten que Tarjeta Uruguay Social tiene efectos limitados en la alimentación de los hogares más vulnerables

8 minutos de lectura
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Las economistas Andrea Vigorito y Victoria Tenenbaum destacaron, en diálogo con la diaria, la necesidad de una reforma estructural del sistema de protección social, que no se actualiza desde 2008. Asimismo, señalaron que este tema debería ser tratado durante el diálogo social impulsado por el gobierno.

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La Tarjeta Uruguay Social (TUS), uno de los instrumentos del sistema de protección social del país, tiene un impacto “leve o inexistente” en la diversificación de la dieta de los hogares vulnerables, según concluye un estudio de las economistas Andrea Vigorito y Victoria Tenenbaum.

“En general, los efectos [de la TUS] que encontramos son leves o inexistentes. Observamos algunos resultados en la diversificación de la dieta y algunos consumos, como el de frutas y legumbres, para los hogares más vulnerables que reciben un monto doble desde 2012”, explicó Tenenbaum a la diaria. Pero fuera de ese grupo más vulnerable, los efectos son escasos. “En los hogares que reciben la TUS simple no encontramos cambios en los patrones alimentarios”, argumentó Vigorito.

La investigación, titulada Transferencias públicas, consumo alimentario y diversidad alimentaria: el caso de la Tarjeta Uruguay Social, analizó el impacto del programa sobre el consumo alimentario y no alimentario, mediante un índice de diversificación de la dieta que contempla 12 rubros, aplicados a los hogares con menores de 18 años.

Las expertas destacaron que la cobertura de la TUS es limitada: no abarca a todos los hogares del primer decil de ingresos, lo que impide una atención integral a la población objetivo. Por eso consideraron necesario un rediseño del programa que lo haga más coherente con las necesidades actuales.

Asimismo, cuestionaron la efectividad en su estado actual y consideraron que no basta con aumentar los montos si no se vuelve a pensar todo el sistema de protección social. Además, plantearon la unificación de la TUS con otras transferencias, como las Asignaciones Familiares, y reclamaron una reforma estructural del sistema, que no se actualiza desde 2008.

¿En qué consiste la TUS?

La TUS es una prestación mensual dirigida a hogares en situación de alta vulnerabilidad socioeconómica, con el objetivo de fomentar el consumo de alimentos y de artículos de higiene y limpieza. Se implementa mediante una tarjeta magnética precargada, que sólo puede utilizarse en los negocios adheridos a la Red de Comercios Solidarios.

Según una nota del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), los montos correspondientes a enero de 2025 varían según la composición del hogar. Por ejemplo, para hogares con ningún menor o con uno solo, la transferencia es de 1.840 pesos en su versión simple y de 3.680 en la modalidad TUS doble. El monto puede ascender hasta 4.948 pesos (simple) y 9.896 (doble) en hogares con cuatro o más menores a cargo.

Las economistas señalaron que una proporción significativa de los hogares que reciben la TUS están encabezados por mujeres y se encuentran por debajo de la línea de pobreza.

Resultados de la investigación

Las autoras se propusieron analizar el efecto de la TUS sobre el consumo de alimentos y productos no alimentarios. Uno de los ejes centrales fue la elaboración de un índice de diversificación de la dieta (IDD), que incluye 12 grupos alimenticios y se mide en una escala del 1 al 12.

“Analizamos los efectos sobre cada uno de los rubros y sobre el agregado en el índice. Y luego, sobre bienes no alimentarios como, por ejemplo, materiales de la vivienda y otros bienes de higiene personal”, detalló Tenenbaum. Vigorito añadió que uno de los objetivos del estudio fue evaluar si las tarjetas magnéticas precargadas, que comienzan a ser utilizadas en varios países de América Latina, tienen efectos diferentes de las transferencias monetarias convencionales.

A pesar de que la TUS no es “estrictamente una transferencia monetaria”, ya que es una tarjeta precargada que se puede utilizar en determinados comercios, la interrogante de la investigación era si en países de ingreso medio o alto, como es el caso de Uruguay, “este tipo de intervenciones arroja impactos distintos de los de una transferencia monetaria”, explicó. “Lo que encontramos es que la prestación se comporta bastante como una transferencia. Por lo tanto, la TUS es una transferencia cuasi monetaria”, afirmó.

Según los resultados, los hogares elegibles para la TUS destinan el 63% de sus ingresos al consumo de alimentos, lo que da cuenta de su grado de vulnerabilidad. En el caso de quienes reciben el monto doble, esta proporción es aún mayor y la transferencia representa el 37% del gasto alimentario.

En términos generales, no se identificaron efectos estadísticamente significativos de la TUS sobre el IDD ni sobre la probabilidad de consumo o el nivel de gasto en los diferentes rubros. Tampoco se observaron aumentos en el consumo de bebidas azucaradas, alimentos ultraprocesados, alcohol o tabaco.

No obstante, se observaron cambios modestos en la diversidad de la dieta y el gasto alimentario entre los hogares que reciben TUS doble, asociados principalmente a un incremento del gasto en frutas (17%) y legumbres (9%).

En cuanto al gasto no alimentario, se observó un aumento del 15% en los rubros vinculados a la vivienda, que incluye una mejora en la calidad de los materiales del hogar y una leve reducción del endeudamiento.

“Este aspecto podría ser relevante para la política pública en tanto, en Uruguay, las familias de menores ingresos acceden a créditos con tasas de interés elevadas y condiciones abusivas”, señalaron las especialistas en el documento que fue difundido en la web de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República.

Asentamiento en Santa Catalina, en Montevideo (archivo).

Foto: Mariana Greif

¿Alcanza con aumentar el monto?

En países de ingreso medio como Uruguay, los efectos de la TUS son limitados si se considera el monto actual frente a los niveles de consumo de los hogares. Así lo planteó a la diaria Tenenbaum, quien sostuvo que “no hay efectos directos” del programa en variables como la diversificación de la dieta, por lo que urge “abrir la discusión” sobre el diseño de nuevas intervenciones, más allá del mero incremento de la transferencia.

Según explicó, la mayoría de los hogares beneficiarios muestran un comportamiento “extra marginal”: el gasto en alimentos supera ampliamente el monto transferido por la TUS. “La transferencia representa sólo una pequeña parte de lo que se destina a alimentación. Por eso planteamos que no tiene sentido mantener este componente separado de la tarjeta alimentaria, que de hecho se comporta como una transferencia monetaria. Tal vez habría que avanzar hacia una unificación con otras prestaciones, como las Asignaciones Familiares”, señaló.

En la misma línea, Vigorito advirtió que el objetivo del programa –fomentar una dieta más diversa– no se está cumpliendo con los montos actuales. Además, la cobertura es limitada: sólo alcanza a entre el 60% y 70% del primer decil de ingresos, mientras que las Asignaciones Familiares llegan al 90% de los niños de ese segmento.

“Encontramos sugerencias de que hay mejoras en los materiales de vivienda, mirados de una manera muy simple, que es a través de qué sucede con los materiales de paredes, techos y pisos. Hay efectos en ese aspecto y es bueno que los haya, lo que muestra que los hogares están utilizando la tarjeta para cubrir parte de su consumo y, de repente, destinando el ingreso extra a hacer algunas mejoras”, afirmó.

La propuesta de Orsi

Durante la campaña electoral, el presidente Yamandú Orsi prometió un aumento del 50% en el monto de la TUS. ¿Alcanza para cambiar estos resultados? “Depende del objetivo”, respondió Vigorito. “Si se busca reducir la pobreza o la indigencia, sería una medida muy insuficiente. La cobertura del programa ni siquiera alcanza a todo el primer decil de ingresos”. Asimismo, la experta aseguró que la transferencia es “pequeña”, por lo que su aumento tampoco va a ser “importante para la reducción de la pobreza”.

“Si el objetivo es llegar a los hogares con mayores privaciones, tal vez este no sea el instrumento más adecuado. El problema es que la cobertura de la TUS en el primer decil es menor que la cobertura de las Asignaciones Familiares. Entonces, no es el mejor instrumento si se está pensando en reducir la pobreza. O sea, de este modo se puede mejorar ligeramente la situación de los hogares que reciben la prestación, pero hay algunos que quizá están en iguales condiciones de privación que no serían alcanzados por la medida”, añadió.

Como medidas complementarias, Vigorito consideró que es necesario impulsar una discusión general del sistema de transferencias debido a que la TUS, por sí sola, no logra fomentar el consumo de ciertos productos que se propone. Además, dijo que es necesario aumentar los montos y expandir la cobertura.

Tenenbaum coincidió en que las transferencias monetarias no son las únicas medidas que debería implementar el gobierno en este momento: “La discusión no puede centrarse sólo en transferencias monetarias. Hay que pensar qué políticas públicas se necesitan para abordar las privaciones que persisten, especialmente en la infancia, si se tienen en cuenta, por ejemplo, los últimos datos de pobreza multidimensional”.

Una política fragmentada y sin actualización

Las investigadoras también señalaron que el diseño del sistema de protección social en Uruguay está desactualizado. “Desde 2008 no ha habido una reforma integral”, recordó Vigorito. La última modificación relevante ocurrió entre 2011 y 2012, con la creación del grupo TUS doble. Recordó que la TUS proviene del Plan de Atención Nacional a la Emergencia Social (Panes), lanzado hace casi dos décadas.

“La última vez que se repensó globalmente el sistema de prestaciones fue en 2008, cuando se lanzó el Plan de Equidad, y muchas cosas no llegaron a concretarse. La consecuencia de esto es que tenemos un conjunto de políticas que fueron pensadas para la salida de otra crisis”, añadió.

Con los nuevos datos, la pobreza alcanza el primer quintil, por lo que “necesitamos repensar toda la red de protección social para que cumpla un mejor rol en la estabilización de los ingresos de los hogares”, dijo Vigorito.

“La reforma general del sistema tiene también que ver con la equidad, con la desigualdad, porque desigualdad y pobreza también tienen una vinculación y eso permanece intacto. Ojalá que estas discusiones que van a comenzar ahora con el diálogo [social] pongan esta problemática sobre la mesa”, afirmó.

Asimismo, Vigorito consideró que Uruguay tiene un “sistema fragmentado”, con un conjunto de prestaciones que siguen ligadas al trabajo formal, lo que “deja más vulnerables a las no contributivas, porque surge toda esta idea de que esta gente recibe plata y no hace nada, y todo ese discurso público más estigmatizante”.

Tenenbaum, por su parte, recordó que en 2012 se realizó una refocalización que permitió que los hogares en situación más crítica pasaran a recibir el doble del monto. “Desde entonces no hubo una revisión seria. Hoy sería importante expandir la cobertura según la actual distribución del ingreso en Uruguay”, concluyó.

¿Qué debería hacerse?

Ambas investigadoras coincidieron en que es necesario un rediseño más profundo. “Una opción sería unificar la TUS con otras transferencias, como las Asignaciones Familiares, para simplificar el sistema y hacerlo más efectivo”, propuso Tenenbaum. Además, sugirieron que si se pretende incidir realmente en la dieta de los hogares se requiere no sólo aumentar los montos, sino también implementar políticas complementarias de salud y educación alimentaria.

También remarcaron el rol estabilizador de estas transferencias: “No se trata sólo de cubrir consumos básicos, sino de garantizar un ingreso estable para hogares con trabajos informales o ingresos variables”, subrayó Vigorito.

Una discusión necesaria

Con el gobierno impulsando una agenda de diálogo para reformar el sistema de seguridad social, ambas investigadoras consideraron imprescindible que estas discusiones incluyan la revisión del sistema de transferencias. “Si entre los objetivos de la política pública está reducir los niveles de desigualdad y pobreza, por lo menos en su expresión de ingreso, estas reformas tendrían que tener un lugar bastante importante en la discusión pública”, afirmó Vigorito.

Consultadas sobre si el tema ha sido invisibilizado en los últimos años, las expertas respondieron de forma negativa y destacaron el trabajo de la academia. Sin embargo, Vigorito reconoció que “estos temas han perdido centralidad en la discusión pública”. Según la economista, abordar de forma efectiva la pobreza y la desigualdad implica asumir debates complejos, especialmente en un contexto económico menos favorable.

“El nivel de crecimiento que tuvimos entre 2006 y 2017, impulsado por la expansión exportadora y la demanda china, no se va a repetir. Entonces, ¿cómo redistribuimos en un escenario de menor crecimiento? Esa es la verdadera pregunta”, planteó.

Desde su perspectiva, discutir la redistribución implica necesariamente revisar la política tributaria y las exoneraciones fiscales. “Ahí está el punto central: ¿cuál es la prioridad que le damos como sociedad a la reducción de la pobreza y la desigualdad?”, cuestionó. Y concluyó: “Redistribuir requiere tocar intereses de sectores medios y altos. Y eso genera resistencias. No es una discusión sencilla, pero es una discusión imprescindible”.

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