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Economía

Ilustración: Luciana Peinado

Más de 300.000 personas estaban fuera del radar de las políticas públicas, advirtió especialista

11 minutos de lectura
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El economista Matías Brum aseguró a la diaria que la nueva metodología que implementa el INE para medir la pobreza demostró que “las luces rojas de la pobreza infantil se agravaron y ahora se volvieron púrpuras”. La situación es particularmente crítica entre niñas, niños y adolescentes.

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La nueva medición de la pobreza en Uruguay evidencia una realidad más dura de lo que se creía. Con los cambios metodológicos implementados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la cantidad de personas en situación de pobreza pasó de 296.743 a 617.403, lo que supone una compleja situación para el gobierno de Yamandú Orsi.

El economista Matías Brum, doctor por la Queen Mary University of London y profesor universitario, advirtió a la diaria que el panorama es complicado porque “hay 320.660 personas que no estaban comprendidas en la anterior medición y a las que no estábamos mirando”. Esta situación representa un “desafío” en términos de políticas públicas, “porque nos muestra que tenemos un montón de gente que está quedando por fuera del sistema, que no está siendo vista por las políticas públicas”.

La situación es particularmente crítica entre niñas, niños y adolescentes. Según la nueva medición, la pobreza infantil alcanza al 28,9% de la población menor de 18 años. “Si antes pensábamos que teníamos un problema de pobreza infantil, ahora es al cubo. Las luces rojas ahora son púrpuras”, expresó.

Frente a este panorama, Brum afirmó que el gobierno enfrenta una “encrucijada”: por un lado, no hay recursos disponibles; por el otro, la economía no está creciendo al ritmo necesario. “El nuevo gobierno se está desayunando [...] de que la pobreza es mucho más grave de lo que se pensaba”, aseguró.

El economista valoró como “positiva” la orientación del equipo económico en cuanto a promover el crecimiento y mejorar la recaudación como vía para generar recursos para combatir la pobreza. Sin embargo, remarcó que ese tipo de medidas tienen efectos a mediano y largo plazo y que existe un “sentido de urgencia” que no puede esperar.

¿Cuáles serían las principales conclusiones que destacaría de esta nueva medición de la pobreza?

La conclusión es que estábamos midiendo mal la pobreza. No es que haya subido, sino que ahora tenemos una mejor aproximación a los indicadores. Efectivamente, estamos peor de lo que pensábamos. La pobreza no se duplicó, sino que siempre estuvo más alta, y ahora estamos empezando a darnos cuenta de lo complicado y jodido que es el escenario. Estábamos subestimando la pobreza.

¿A qué se debe esa subestimación?

La respuesta es triple. El INE hizo un cambio de metodología que incluye tres partes. Primero, se actualizó la forma de calcular la canasta de consumo, que es lo que se usa para establecer la línea de pobreza. ¿Cómo funciona? Se toma un estrato de referencia, es decir, un hogar que no es exactamente típico, pero sí representativo, y se observa cuánto consume: por ejemplo, cuántos kilos de papa, cebolla, yerba, cuántos minutos de celular, cuánto se gasta en transporte, etcétera. Con eso se construyen dos cosas: la canasta básica alimentaria y la no alimentaria, que mide gastos en vivienda, transporte, comunicaciones y demás. Esa línea de pobreza varía según si el hogar está en Montevideo o en el interior, según cuántas personas lo integran y si se trata de un inquilino o no. Por ejemplo, si los integrantes del hogar alquilan, se suma al cálculo un estimado del costo del alquiler.

Segundo, se eliminó el concepto de valor locativo. Antes, si una persona vivía en una casa prestada o propia, se le imputaba como ingreso adicional lo que debería pagar si alquilara. Es decir, si alguien decía que vivir en esa casa costaría 5.000 pesos, se le sumaban de modo ficticio ese monto a su ingreso. La metodología nueva desarma eso.

Tercero, se quitó también la imputación por Fonasa [Fondo Nacional de Salud]. Antes, si una persona trabajaba y tenía hijos con cobertura de salud por Fonasa, se le sumaba un ingreso ficticio equivalente al costo que tendría si tuviera que pagar una mutualista privada. Esto afectaba sobre todo a los hogares grandes. Ese ingreso tampoco se suma más. Con estos tres cambios metodológicos, la pobreza salta prácticamente al doble. Es complicado.

¿Puede decirse que este dato hace que la situación de Uruguay se asemeje un poco más a la de la región?

No, porque la metodología de medición de la pobreza de Uruguay es exclusiva de nuestro país. Si se quiere comparar Uruguay con Argentina, no se puede tomar el porcentaje de ambos países porque se está comparando cosas distintas. Lo que se tendría que hacer es aplicar la misma metodología para todos los países.

El INE en la conferencia de prensa mostró el cálculo por línea de pobreza que hace la Comisión Económica para América Latina y el Caribe [Cepal], que es común para toda la región y que nos posiciona con la tasa más baja. También mostró la metodología utilizada por el Banco Mundial, con resultados similares. Entonces, con metodologías comparables para América Latina, seguimos siendo uno de los países con menor pobreza.

Volviendo a la realidad nacional, ¿cómo definiría la situación uruguaya con respecto a la pobreza?

La interpretación de la evolución de la pobreza no cambia. La línea nueva está esencialmente 8 o 10 puntos más arriba que la vieja, pero tiene la misma trayectoria. Entonces, se sigue verificando que en 2006 teníamos una pobreza altísima, que bajó desde ese año hasta 2015 y luego quedó estancada, con pequeñas variaciones que no son significativas y no cambian demasiado el resultado.

Ahora, en términos concretos, estamos mucho peor porque resulta que la pobreza es mucho más preocupante de lo que habíamos calculado y tenemos 17%, lo que quiere decir que estamos cerca de tener una persona pobre de cada cinco. Eso representa un desafío en términos de políticas públicas y de integración social, porque nos indica que tenemos un montón de gente que está quedando fuera del sistema, que no está siendo vista por las políticas públicas.

Antes, el gobierno tenía la tarea de bajar la pobreza del 8% –eso era un núcleo duro–; ahora tiene la verdadera tarea de bajar la pobreza del 17%. Nos pusimos lentes mejores para clasificar las situaciones de los pobres. Para ser más exactos, con la nueva metodología hay 617.403 pobres, mientras que con la vieja eran 296.743, Por lo tanto, había 320.660 personas que no estaban comprendidas en la anterior medición. A esas personas no las estábamos mirando.

¿Cuál es la situación de los menores y en el interior del país?

Si se compara la medición vieja con la nueva, la pobreza no sube de forma pareja para todos: aumenta más en el interior que en Montevideo. Antes era una problemática más bien montevideana y ahora se observa otra realidad. Por lo tanto, hay que poner más el foco en el interior de lo que se pensaba. La política pública antes estaba enfocada en la zona periférica de Montevideo, pero ahora tenemos que mirar hacia Artigas, Rivera, Paysandú y otros departamentos.

La segunda cosa es que hay un salto [en el índice] de pobreza en las personas de más de 65 años: pasa del 1,7% al 6,3%, lo que implica un aumento de más de cinco puntos. En menores de seis años, por su parte, pasa del 20% al 32,2%, más de 12 puntos; son 216.198 niños menores de 6 años. En menores de 18 años la pobreza es el 28,9%. Entonces, la nueva metodología de medición muestra un incremento mucho mayor de la pobreza en los menores de edad que en las personas mayores. Si antes pensábamos que teníamos un problema de pobreza infantil, ahora vemos que hay un problema de pobreza infantil casi que al cubo. Las luces rojas ahora son púrpuras.

Matías Brum.

Foto: Alessandro Maradei

Frente a este escenario, ¿qué desafíos debe enfrentar el nuevo gobierno?

Hay varios. El primero es que tenemos un problema de plata, porque el anterior gobierno nos dejó un déficit fiscal más o menos parecido al anterior, y con más deuda. O sea, no logró recortar el gasto y seguimos con un problema en materia de déficit fiscal. No estamos como en 2006-2007, que teníamos viento de cola, por lo que también enfrentamos un problema de crecimiento económico. En resumen, no tenemos dinero y además no estamos creciendo.

¿Qué políticas deberían impulsarse contra la pobreza?

Tiene que haber una combinación de cinco tipos de políticas públicas. La primera son las transferencias. Un hogar pobre promedio recibe entre el 10% y el 20% de su ingreso de transferencias. Estamos llegando a muchos hogares con transferencias, pero son insuficientes; necesitamos incrementarlas y elegir una población objetivo.

Ahora que tenemos 17% de pobreza, hay 617.403 personas que están en situación de pobreza; hay que elegir un grupo, por ejemplo, el de personas que tienen niños, para atacar la pobreza infantil. Pero el problema de la pobreza infantil no es de los niños, sino que es una dificultad de los adultos que no alcanzan a generar el ingreso suficiente para estar por arriba de la línea [de pobreza]. Entonces, lo que habría que hacer es, por un lado, darles servicios de CAIF y de primaria a los hogares que tienen niños para que puedan salir a trabajar, porque muchas veces lo que sucede es que tenés una madre sola que tiene tres pibes y el CAIF le banca 3 horas 45 minutos; así no se puede trabajar. Esto significa que hay que incrementar o mejorar el sistema de cuidados con un aumento de la cobertura, para que llegue a más personas, y de la cantidad de horas, para permitir que las personas trabajen, se ganen la vida y salgan de la pobreza.

Una tercera política sería de calificación o recalificación laboral. Hay que ayudar a que las personas terminen el liceo, enseñarles un oficio o darles un trabajo temporario en una cuadrilla de construcción, por ejemplo, para que tengan algo para poner en el currículum. Hay que hacer algo para mejorar la empleabilidad de estas personas.

Una cuarta pata sería una política de vivienda, porque el hacinamiento en los hogares pobres es altísimo y habría que construirles una habitación más a muchos de estos hogares. La pobreza es un fenómeno multidimensional en sí misma. Una persona pobre no llega a cumplir ciertos estándares.

En este caso, estamos midiendo la pobreza monetaria con la medida del INE, pero tenemos una medida de pobreza multidimensional que salió hace poco. La nueva medición monetaria se aproxima a la multidimensional, y no tenemos que perder de vista que esto no se arregla sólo con transferencias. Mañana, mágicamente, podrías haber agarrado una varita con la que darle a cada hogar lo que le falta para llegar a la línea de pobreza, pero eso es sólo transferencia y con eso no solucionás el problema de que la persona no llega por sí misma a fin de mes.

Además, hay una quinta acción para hacer: tenemos que impulsar reformas estructurales macroeconómicas que nos permitan crecer más. Como mencioné, uno de los desafíos es encontrar la plata, y para eso podemos hacer lo que dice [el economista] Mauricio de Rosa, que es básicamente poner un impuesto al 1% más rico del país. La otra opción es pedir plata prestada al Fondo Monetario Internacional, al Banco Interamericano de Desarrollo o a otro organismo. Y la otra cosa que podemos hacer es una que el ministro [de Economía y Finanzas] Gabriel Oddone ha sugerido: revisar las exoneraciones fiscales. Nosotros tenemos una renuncia fiscal de más o menos 2.500 millones de dólares, según ha calculado [el diputado] Bruno Giometti. Lo que estamos haciendo es descontarle plata a gente que invierte. Ahora bien, hay personas que lo que hacen es cambiar el mobiliario de la oficina para descontar el IVA. Eso se debe revisar.

Hay una opción adicional que el gobierno tiene entre sus principales objetivos. Venimos creciendo al 1% anual durante los últimos diez años. Si pasáramos a crecer mágicamente al 2,5% anual, el problema de la plata –en cierto sentido– se soluciona, porque con mayor crecimiento tenés más recaudación, y eso expande el espacio fiscal para poder financiar políticas contra la pobreza.

Si bien el tema de la pobreza en general se discute por separado de la reforma del Estado, de las empresas públicas, de la mejora en la competitividad o en la competencia, podés encontrar un vínculo, en el sentido de que hacer reformas de corte macroeconómico que mejoren esas dimensiones contribuiría con el financiamiento de las políticas que se requieren para atacar la pobreza.

O sea que las propuestas que está manejando el Ministerio de Economía, y que van en ese sendero, son positivas.

Yo considero que las propuestas que manejan el nuevo equipo económico son positivas. El Ministerio de Economía y Finanzas se ocupa principalmente de la macro. Está tratando de ver qué puede hacer para mejorar la tasa de crecimiento económico, y eso es una cosa que podría viabilizar más recursos para destinar al combate contra la pobreza.

Ahora bien, tenemos un sentido de urgencia. En el caso de que firmemos algún tratado de libre comercio o de que hagamos algo que mejore el crecimiento económico, esas medidas igual van a demorar. Entonces, si mañana el gobierno hace una reforma estructural que vaya a mejorar el crecimiento de la economía, vamos a ver cómo la economía empieza a crecer el año que viene y hacia adelante, pero tenemos que enfrentar el problema de la pobreza ahora.

¿Y entonces qué es lo que hay que hacer?

Hay que hacer alguna de las otras tres cosas que mencioné. O ponerles impuestos a los ricos, o pedir plata prestada, o dejar de hacer excepciones impositivas a rolete para tratar de tener un sistema un poco más razonable. Si eso lo acompañamos de políticas que mejoren el crecimiento económico, va a ser mucho más fácil pagar el préstamo, va a ser mucho más reducido lo que vamos a tener que subir de impuestos o va a ser mucho más reducido lo que tengamos que achicar en promoción de inversión.

Si mañana el gobierno hace reformas estructurales que mejoren la tasa de crecimiento económico, es una medida que se va a ver con el transcurso del tiempo. Y nosotros precisamos combatir la pobreza, y en particular la pobreza infantil, ahora, entre otras cosas, porque sabemos, desde los aportes del ganador del premio Nobel de Economía James Heckman, que el rendimiento de la plata que se gasta en luchar contra la pobreza infantil es alto.

¿A qué me refiero con esto? Imaginate un pibe que está luchando para aprender a leer y a escribir. Está en la edad correcta y está luchando por hacerlo. Entonces, lo que podés hacer es apuntar al proceso para que lo logre en ese momento, en lugar de esperar a que lo haga años después mediante un programa social, que es algo que va a salir mucho más caro.

Ese niño pasó años por el sistema educativo completamente perdido, si es que pasó. Lo mismo sucede con los niños más pequeños. Hay todo un tema de formación del cerebro y de habilidades cognitivas y no cognitivas que se juegan en los primeros años de vida. Y si no ponés toda la plata en ese momento, después sale mucho más caro.

Yo no quiero decir que los pobres después se conviertan en ladrones, pero hay una cosa que es real y es que hay un vínculo entre pobreza y criminalidad. Entonces, desde el punto de vista de la sociedad, conviene poner plata en los jóvenes, y sobre todo en los niños, para evitar tener que destinar recursos más adelante al sistema penal, al sistema carcelario, al sistema de transferencias o a los sistemas de educación extraedad.

Por lo tanto, el momento para invertir es ahora y en lo que hay que hacerlo es en atacar la pobreza infantil, sobre todo en los primeros tres años de vida de las personas. No podemos esperar a tener mayor crecimiento económico, pero tenerlo nos podría ayudar a solucionar los problemas del déficit. En efecto, el gobierno no puede estar esperando por el crecimiento, tiene que hacer algo para mejorarlo, pero, a la vez, y en paralelo, tiene que hacer algo para luchar contra la pobreza infantil.

El gobierno está en una encrucijada en el sentido de que se está desayunando de la pobreza a partir de esta nueva medición. O sea, aprendió al mismo tiempo que el resto de la población a cuánto ascendía la pobreza de verdad, y se está enterando de que estamos mucho peor de lo que pensábamos. A mí me consta que el gobierno está pensando medidas. Todavía no han anunciado nada, pero llevamos dos meses de gobierno; me parece un poco prematuro esperar que ya a esta altura esté anunciando medidas, pero en el correr del año estaría bueno tener algo de eso.

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