Sobre la coyuntura económica y el clima de negocios
De acuerdo con el relevamiento, el 68% de los ejecutivos consultados entiende que el clima de negocios es “bueno” o “muy bueno”, cifra que supera los niveles observados al inicio de los dos gobiernos anteriores. Apenas el 1% indica que el clima es “malo” o “muy malo” y el restante 31% considera que es regular. En ese sentido, “la evaluación sobre el actual clima de negocios igual sigue reflejando un entorno mayormente favorable”.
En lo que refiere a la situación económica, la percepción mayoritaria que se desprende del cuestionario sugiere que es la misma vigente hace un año atrás. En efecto, el 77% de los consultados apunta en esta dirección, mientras que un 12% estima que es peor y un 11% que es mejor. Según advierte el documento, esto “supone un deterioro significativo frente a relevamientos previos, en los cuales las respuestas positivas superaban el 30%”.
También con relación a la situación económica del país, pero ahora moviendo el horizonte temporal hacia adelante, sobresalen las respuestas neutras: el 64% no visualiza cambios relevantes para el próximo año. No obstante, casi el 30% anticipa que el escenario será peor al de hoy. Esta proporción, destaca el informe, es la mayor desde el inicio de 2020. Dicho de otra manera, “el saldo neto entre quienes entienden que la economía estará ‘mejor’ y ‘peor’ volvió a ser negativo luego de cinco años” (-22%).
En línea con lo anterior, la percepción sobre el clima de inversiones también muestra un deterioro hacia el próximo año, lo que implica una tendencia negativa con relación a los dos relevamientos previos. En ese sentido, apenas el 5% de los agentes consultados espera una mejora durante los próximos 12 meses (44% prevé un contexto peor y el restante 51% no espera variaciones).
Dinamismo económico
Consultados por el crecimiento esperado para este año, la visión de los ejecutivos consultados marca un retroceso frente al relevamiento anterior y apunta a una expansión del PIB en el entorno del 1,7% (era 2% en octubre). Esto es menor a lo que esperan los analistas económicos consultados mensualmente por el Banco Central del Uruguay (BCU, 2,5%), el Fondo Monetario Internacional (2,8%) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2,6%).
El mismo pesimismo emerge al extender el horizonte de proyección de la consulta: para los próximos tres o cuatro años, el promedio de las respuestas prevé un crecimiento del 1,9% anual, cifra que se ubica por debajo del crecimiento potencial y es bastante menor con respecto a las aspiraciones declaradas por el equipo económico actual. La tendencia de deterioro que se desprende de esta respuesta en términos de las perspectivas comenzó en 2021, cuando los empresarios consultados visualizaban un crecimiento del 3%.
Precio del dólar
En lo que refiere al tipo de cambio, la nueva encuesta trajo una expectativa depreciatoria para la moneda uruguaya, en tanto la cotización esperada para dentro de un año está un peso por encima del valor relevado en octubre. Concretamente, el promedio de expectativas se ubica ahora levemente por encima de los 44 pesos, con más del 25% de los consultados esperando valores iguales o mayores a 45 pesos. No obstante, agregan desde la consultora, “el valor del dólar proyectado para el próximo año es, nominalmente, inferior al que se esperaba en 2020”.
Inflación
En este caso, más del 60% de los encuestados espera que la inflación permanezca dentro del rango meta (3% a 6%), pese a que para el año que viene se observa un “menor anclaje de expectativas”, con el promedio de respuestas apuntando a cifras superiores al 6%. Algo similar surge del resto de las encuestas de expectativas que son realizadas entre empresarios (a cargo del Instituto Nacional de Estadística) y analistas de mercado: la inflación permanecería dentro del rango, pero bordeando el techo. Esto cambia si la consulta se extiende al mediano plazo, dado que con ese horizonte (tres o cuatro años hacia adelante) los empresarios sitúan la inflación por fuera del rango (6,2%).
A pesar de lo anterior, vale destacar que la “consolidación de la inflación efectiva dentro del rango meta en los últimos años ha contribuido a un cambio relevante frente a lo observado hasta 2022”. Al día de hoy, registros superiores al 8% se visualizan “improbables”, cuando eran la norma hace algunos años. Este es uno de los fenómenos que subyacen detrás de la reciente discusión en torno a la posibilidad de desindexar salarios, reeditada por el ministro de Economía hace algunos meses y que divide las aguas al interior del Frente Amplio.
A este respecto, habrá que esperar la presentación del presupuesto y las pautas del Poder Ejecutivo para la ronda de negociación colectiva, a efectos de calibrar mejor el sesgo de la política monetaria y la capacidad de encauzar la inflación hacia el centro del rango (4,5%), como manifestó hace algunas semanas Guillermo Tolosa, el nuevo presidente del BCU.
Contexto y perspectivas para las empresas
Saliendo de las cuestiones macro, el informe señala que la “percepción sobre la marcha de las propias empresas es más favorable que la visión sobre la economía en general y sigue observándose un balance neto de respuestas positivo”. En concreto, el 39% de los entrevistados entiende que la situación general de su empresa es mejor que hace un año (sólo el 9% declara que está peor).
No obstante, hacia adelante las perspectivas son menos optimistas y pautan un deterioro con respecto a los dos relevamientos previos. El 60% señaló que la situación de su empresa el próximo año será igual y el 31% que será mejor (este último guarismo había alcanzado el 44% en la encuesta pasada).
¿Cómo impacta la agenda de Donald Trump?
Dado que este relevamiento se llevó a cabo en un “contexto internacional particularmente incierto”, se agregó una consulta asociada al eventual impacto que podrían tener las medidas arancelarias desplegadas por el presidente estadounidense. A este respecto, el 55% de los encuestados estima que tendrán “impactos nulos o poco significativos” en sus empresas. Igualmente, más del 40% teme que el rebrote proteccionista impacte negativamente sobre sus negocios. En particular, esa cifra es mayor al 50% en los agronegocios y en el transporte.
Sobre el empleo
En este caso, volvió a caer la proporción de personas que prevé un aumento del empleo en su empresa, al tiempo que se incrementó la de quienes anticipan un retroceso. Concretamente, el 23% de los empresarios consultados indicó que el próximo año su empresa empleará a más trabajadores (24% en octubre) y el 18% sugiere que empleará a menos (13% en octubre). Esto podría indicar, señala el documento, un escenario de relativa estabilidad para el empleo, tras un 2023-2024 de “fuerte creación de puestos de trabajo”.
En línea con el relevamiento previo, la principal razón que condiciona las decisiones de contratación de las empresas es el salario real elevado, seguido por el bajo volumen de negocios y la disponibilidad de tecnologías ahorradoras de mano de obra. Asociado con esto último, el 76% de los empresarios que respondieron en esta edición ya introdujo o planea incorporar nuevas tecnologías en su empresa; “esta proporción se mantiene por arriba de 70% desde que se empezó a consultar en 2023”.
Evaluación del gobierno
Por un lado, la administración liderada por Luis Lacalle Pou cerró su período con una aprobación del 80%, cifra inferior al promedio que tuvo durante su mandato, pero “igualmente muy alto en la historia del relevamiento”.
Con respecto al nuevo gobierno, el 68% de los encuestados tienen una opinión neutra sobre sus primeros pasos, es decir, no aprueba ni desaprueba. A su vez, agrega el informe, la mitad de los ejecutivos estima que habrá escasos cambios en la política económica en los próximos 12 meses. Sin embargo, “son más quienes auguran un deterioro que una mejora”.
Profundizando en esta dimensión, más del 50% de las respuestas sugieren que habrá cambios importantes en el marco de las relaciones laborales y en los lineamientos para la próxima ronda de negociación salarial. También entienden, aunque las menciones son menores, que podría haber cambios en los regímenes de promoción de inversiones, el sistema tributario y la estructura del gasto público.
En particular, “al consultar específicamente sobre el proceso de diálogo social, más del 40% espera cambios que redunden en un aumento en los costos del sistema previsional” y “muy pocos encuestados aguardan cambios sustantivos en torno al régimen de las AFAP”.