En una resolución con carácter cautelar, el juez del Supremo Tribunal Federal (STF) brasileño Luís Roberto Barroso determinó que todas las mujeres trans privadas de libertad en cárceles masculinas podrán terminar de cumplir sus penas en unidades femeninas. La medida fue concedida en respuesta a una iniciativa presentada en junio del año pasado por la Asociación Brasileña de Gays, Lesbianas y Transgéneros que exigía que las mujeres y los varones trans tenían que ser trasladados a centros penitenciarios femeninos. El magistrado solicitó que la resolución sea incluida en la agenda del STF para su discusión, que recién podrá tener lugar a partir de agosto porque la semana que viene comienza el receso anual de julio.
“Se trata de la única medida apta para posibilitar que las mujeres trans reciban un tratamiento social compatible con su identidad de género. Es, además, una resolución necesaria para asegurar su integridad física y psíquica, ante el historial de abusos perpetrados contra esas personas en situación de encarcelamiento”, afirmó Barroso al anunciar la decisión. A su entender, las personas trans pertenecen a “uno de los grupos más marginados en la sociedad brasileña; la discriminación que sufren es de naturaleza esencialmente cultural o simbólica, que deriva de modelos sociales de representación que excluyen lo diferente, produciendo el no reconocimiento y el desprecio”.
El magistrado reconoció que estas poblaciones son doblemente vulnerables: por la discriminación que atraviesan en la sociedad y, además, por estar privadas de libertad. Por eso, dijo, es necesario que el Estado adopte medidas concretas para evitar abusos contra ellas en el sistema carcelario.
Barroso ya había tratado el tema de las trans privadas de libertad. En febrero, el juez autorizó el traslado de dos mujeres trans a una cárcel de mujeres. Una de ellas dijo luego del traslado que estaba compartiendo el mismo espacio con 31 hombres, “sufriendo todo tipo de maltratos físicos y psicológicos”. La resolución adoptada esta semana extiende esta autorización a todas las trans privadas de libertad.
Los índices de transfemicidios en Brasil son de los más altos de la región. Sólo en 2017, cada 48 horas una persona trans fue asesinada, el mayor índice en los últimos diez años.