Si hay un lugar en el mundo donde sobran los motivos para salir a manifestarse el Día Internacional de la Mujer es América Latina, la región más desigual del planeta, golpeada especialmente por la violencia machista, los femicidios y las leyes restrictivas contra el aborto. Este año, además, debido a la coyuntura política y social que atraviesa algunos países como Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, México e incluso el propio Uruguay, con el cambio de gobierno, se esperan marchas más reivindicativas y multitudinarias que otros 8 de marzo.
“América Latina es muy diversa, pero existen problemas comunes. Creo que las tres cuestiones que más van a movilizar en la región este domingo son la despenalización del aborto, cerrar la brecha económica en razón de género y poner fin a la violencia contra las mujeres, no sólo la física, sino la simbólica, mediática y política”, dijo a la diaria Virginia Beaudoux, especialista en comunicación política y liderazgo con perspectiva de género.
Según datos del Observatorio de Igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 2018 fueron víctimas de femicidio en la región 3.529 mujeres, si bien la cifra es en realidad más alta debido al subregistro de estos casos. Los países con mayor tasa de femicidios por cada 100.000 mujeres son El Salvador (6,8), Honduras (5,1), Bolivia (2,3), Guatemala (2) y República Dominicana (1,9).
Otro de los problemas que persisten en América Latina y el Caribe es el embarazo adolescente, debido principalmente a la falta de acceso a una educación sexual integral y a los servicios de anticoncepción. Con cifras que superan el 12%, de acuerdo con la CEPAL, la región tiene la segunda mayor tasa de embarazo adolescente del mundo, sólo superada por países del África subsahariana. La mayoría de los embarazos adolescentes no son planificados, lo que dificulta enormemente la vida de las jóvenes, ya que tienen dificultades para continuar con sus estudios o para ingresar en el mercado laboral y, con eso, ser independientes económicamente.
En cuanto a la interrupción del embarazo, América Latina y el Caribe es la región con más abortos en el mundo, 44 por cada 1.000 mujeres de entre 15 y 44 años, según datos del Instituto Guttmacher, especializado en derechos reproductivos.
Aún hay cinco estados en la región –El Salvador, Honduras, Nicaragua, Haití y República Dominicana– donde el aborto está totalmente prohibido y rigen incluso penas de cárcel. Los únicos lugares donde la práctica está despenalizada durante las primeras semanas de gestación son Uruguay, Cuba, Guayana, Guayana Francesa, Puerto Rico, además de Ciudad de México y el estado mexicano de Oaxaca. En el resto de países existen causales a la interrupción del embarazo, que varían dependiendo de la legislación de cada uno.
El hecho de que haya leyes tan restrictivas respecto del aborto en la región hace que miles de mujeres tengan que recurrir a prácticas inseguras y clandestinas, lo que pone en riesgo sus vidas.
En cuanto a la autonomía económica de las mujeres, América Latina y el Caribe también enfrentan un gran desafío. Según datos de la CEPAL, una de cada dos mujeres en la región no tiene un ingreso propio o el que tiene está por debajo del salario mínimo de su país. Es decir, 50% de las mujeres no accede a dinero propio y si lo hace es un monto sumamente bajo.
Además, las mujeres dedican al trabajo no remunerado más del doble de horas que los hombres, pese a que en la región también creció su incorporación al mercado laboral.
“No hay posibilidad de alcanzar la igualdad de género si no hay una redistribución del trabajo de cuidados, tanto si es remunerado como no remunerado. Las tareas de trabajo doméstico están naturalizadas como propias de las mujeres, y eso a veces impide su salida al mercado laboral y desarrollo profesional”, dijo a la diaria Lucía Scuro, oficial de asuntos sociales de la División de Asuntos de Género de la CEPAL. Por ello, añadió la experta, también “se necesitan políticas que redistribuyan esta carga injusta que tienen las mujeres con las tareas domésticas”.
Participación política
En cuanto a la participación política de las mujeres en América Latina y el Caribe, en las últimas décadas hubo un cambio significativo gracias a la implementación de leyes de cuotas y de paridad de género en las candidaturas electorales. De hecho la región lidera el ranking de presencia de mujeres en los órganos legislativos a nivel mundial, con un promedio de 29,8%, de acuerdo con datos de la CEPAL correspondientes a mayo de 2018.
Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer para alcanzar una verdadera democracia paritaria en la región. Mientras que el porcentaje de mujeres en los parlamentos de Bolivia, México, Costa Rica y Ecuador ha alcanzado el nivel más elevado de su historia, con cifras que se sitúan entre 40% y 50%, otros países no alcanzan el 30%. En el caso de Uruguay, por ejemplo, esa cifra baja incluso hasta 20%.
“En las últimas tres décadas ha habido 40 reformas electorales en 17 países de América Latina, y no han sido homogéneas. Tenemos países que ya son paritarios en las reglas en cuanto al acceso o en el registro de candidaturas, como sucede en Argentina, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, Honduras, México o Perú, pero no son paritarios en la representación”, indicó Flavia Freidenberg, investigadora en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. “Hay que impulsar que las mujeres lleguen y puedan ejercer la representación en igualdad de condiciones que los hombres, y eso no está ocurriendo en la región”, añadió Freidenberg, integrante de la Red de Politólogas #NoSinMujeres.
Cabe también recordar que al día de hoy en América Latina y el Caribe únicamente Trinidad y Tobago tiene una mujer presidenta. Ningún otro país latinoamericano o caribeño cuenta con una jefa de Estado.
Bajo este complicado panorama, parece que la igualdad de género está aun más lejos de concretarse en América Latina y el Caribe que en otras zonas del mundo, pero en los últimos años también hubo otros logros importantes.
Desde la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing de 1995 para promover los derechos de la mujer hasta la actualidad “en la región se han producido avances, como la instalación y el fortalecimiento de la institucionalidad para la igualdad de género”, indicó Scuro.
“La mayoría de los países cuenta con algún tipo de institución en temas de igualdad, y eso es un avance para dar garantías a los derechos de las mujeres y para transversalizar la perspectiva de género. También se aprobaron leyes integrales contra la violencia de género, lo que implica una mirada de prevención, atención y sanción a ese tipo de casos”, indicó la experta de la CEPAL. En los últimos años también fue relevante el desarrollo de los institutos de estadística, pues “ha habido una sensibilización respecto de visibilizar las cuestiones que afectan a las mujeres y desagregar la información para tener un análisis de género que informe a la política pública”, continuó.
La región, además, está siendo testigo de un cambio importante gracias a las miles de mujeres que decidieron romper el silencio y alzar su voz para exigir tener las mismas oportunidades que los hombres. Así lo evidencian desde las mujeres indígenas que defienden sus territorios hasta el movimiento Ni Una Menos, que desde Argentina inspiró a feministas de otros muchos países, o la ya famosa performance del colectivo chileno Las Tesis que dio la vuelta al mundo bajo el título “Un violador en tu camino”.
La imparable lucha feminista se verá reflejada en las marchas que recorrerán la región mañana. Argentina volverá a teñirse de verde con la esperanza de que este año se apruebe la despenalización del aborto, ya que así se ha comprometido a hacerlo el presidente Alberto Fernández, mientras que en México incluso se ha convocado a un paro de mujeres para el lunes como respuesta a la indiferencia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador frente a los femicidios y después de que el mandatario responsabilizara al neoliberalismo de esos crímenes.
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