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Movilización de Mujeres de Negro por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, el 25 de noviembre, en el centro de Montevideo.

Foto: Diego Vila

“Volvemos a tomar las calles”: cientos de mujeres se movilizaron en Montevideo contra la violencia de género

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Colectivos feministas renovaron su disconformidad con los recursos disponibles y las acciones del Estado para combatir este problema, que “arrebata la posibilidad de una vida libre y digna”.

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“Juntas”, “comunidad”, “sororidad”, “seguridad”, “resistencia”. Esas fueron las palabras que eligieron, en diálogo con la diaria, algunas mujeres presentes en las movilizaciones por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, convocadas este martes en el Centro de Montevideo, para describir lo que sentían en ese momento. Esas sensaciones también se leían en carteles que otras sostenían, reivindicando la fuerza transformadora de los movimientos de mujeres.

También estuvo presente el “cansancio” frente a un Estado que no brinda respuestas suficientes para asegurar la integridad física de las mujeres, niñas, niños y adolescentes, en un contexto de recrudecimiento de las manifestaciones de violencia. Y enojo, pero “como potencia para poner en movimiento y pasar a la acción”, señaló una joven a la diaria.

En el correr de la tarde, en distintos puntos de la avenida 18 de Julio, comenzaron a aparecer los colores violeta, negro y verde en forma de pañuelos atados a muñecas y mochilas, remeras, vinchas y otros accesorios. Las caras pintadas, e incluso cabellos y uñas a tono, también componían el escenario para las movilizaciones a las que se sumaron cientos de mujeres. También había algunos varones de diferentes edades, que acompañaban a sus familiares, parejas, amigas o a sus gremios sindicales.

En la plaza Libertad, un inflable de un clítoris rojo gigante llamaba la atención de quienes pasaban por allí. La intervención del colectivo chileno Las Clito, que trabaja por la defensa de los derechos sexuales y reproductivos, se llevó el protagonismo por un rato e hizo que varias personas se acercaran a ver de qué se trataba y a leer el cartel dispuesto sobre los bulbos vestibulares del clítoris: “Por más información y autonomía. La violencia patriarcal nos quiere sin soberanía”.

Ese fue el punto de encuentro elegido por la plataforma Vía al 8M, que reúne a 13 colectivos feministas y que invitó a concentrar a las 18.30 bajo la consigna “Contra todas las violencias: lucha y resistencia”. Entre conversaciones que se mezclaban con cánticos y sonidos de baldes que hacían de tambores, comenzó a generarse un clima alegre y vibrante para empezar a marchar.

En medio de las manifestantes, llamaban la atención una serie de carteles colocados a los márgenes de la estatua que divide la plaza Libertad con rostros en blanco y un signo de pregunta. En ellos se podían leer las palabras “abusador”, “proxeneta”, “feminicida”, “consumidor prostituyente”, “violador” o “pedófilo”, todas acompañadas de la pregunta: “¿Por qué no hay rostros?”.

Sobre las 19.30, hora pautada para comenzar a caminar hacia la explanada de la Universidad de la República (Udelar), la Coordinadora de Feminismos hizo una performance artística para denunciar la violencia que “sufren doblemente las personas presas por ser mujeres o disidencias”, señaló una de las participantes. Para cerrar la intervención, sus integrantes desplegaron un cartel en el que se leía: “Ellas que son parte de nosotras duelen en la ausencia, en un destino que puede ser el de todas”.

Nuestra lucha feminista

Al llegar a la explanada de la Udelar, se dispusieron en círculo para leer la proclama en colectivo. En el texto, la plataforma reivindicó la lucha feminista contra la “precarización de la vida” que afecta de forma desproporcionada a las mujeres y disidencias, que sostienen “barrios enteros al frente de las ollas y merenderos populares”. También reclamaron por acceso a trabajo digno y a la vivienda, este último como un derecho que debe ser garantizado por el Estado para todas las personas.

En otro punto, denunciaron la “violencia extrema” en la que viven las mujeres y disidencias privadas de libertad, las condiciones de hacinamiento en las que se encuentran, así como la falta de atención en salud mental, la mala alimentación y otras vulneraciones de sus derechos humanos fundamentales.

Movilización por el Día Internacional contra la Violencia Machista, el 25 de noviembre, en el centro de Montevideo.

Foto: Diego Vila

Vía al 8M señaló que la lucha feminista también es por “salud accesible e integral” y, en ese marco, reclamaron “presupuesto digno para la ley de salud sexual y reproductiva y para la ley de salud mental”. Asimismo, señalaron como motivos para luchar la necesidad de una “educación transformadora y emancipadora”, contra la violencia basada en género que “nos arrebata la posibilidad de una vida libre y digna”.

“Volvemos a tomar las calles para denunciar la violencia vicaria ejercida contra niñeces y adolescencias, también víctimas de la violencia patriarcal. Señalamos la gravedad de discursos que buscan naturalizar estas violencias, así como los abusos sexuales”, continuó la proclama.

También se solidarizaron con las mujeres y disidencias “sudanesas, congoleñas, haitianas, iraníes, kurdas, libaneses y todas las que resisten las múltiples violencias y cuidan el tejido comunitario para que sus pueblos puedan vivir”. Hubo una mención particular para las palestinas, que “siguen resistiendo la ocupación colonial, el apartheid y esta fase extrema de genocidio y limpieza étnica”.

“Este 25N volvemos a tomar las calles por nuestro derecho a vidas dignas y libres. Reivindicamos el goce, el disfrute y la creatividad de nuestros cuerpos para enfrentar al sistema opresor y patriarcal. Celebramos nuestra capacidad colectiva de crear futuros donde el cuidado de la vida y la diversidad esté al centro”, concluyeron.

Romper el silencio

Casi en simultáneo, en el otro extremo de la avenida, pasadas las 18.00 empezaron a llegar a la plaza Independencia quienes respondieron a la convocatoria de Mujeres de Negro. Permanecieron un rato largo conversando, dispersas por la plaza hasta que creciera la convocatoria.

Entre los grupos de mujeres, había tres niñas que sostenían con orgullo sus carteles y posaban para quienes les pedían fotos. “Mi voz puede cambiar el mundo”, “mi cuerpo, mis reglas” y “el silencio también es violencia”, decían los carteles que ellas mismas habían hecho y que acompañaron con atuendos planificados con accesorios violetas.

Al fondo, cerca del monumento a José Gervasio Artigas, dos mujeres y un hombre sostenían otras pancartas y una foto en reclamo de justicia. “Que los ojos de las asesinadas los sigan a todas partes y el llanto de sus madres no los dejen dormir. Analía presente 30/11/2012”, gritaba en silencio.

Unos minutos después de las 19.00, hora pautada para marchar, comenzaron a encolumnarse en las filas que tradicionalmente disponen las integrantes de la organización. Las mujeres que estaban en frente sostenían una pancarta donde se leía: “Mientras algunos archivan causas, nosotras contamos muertas”.

En diálogo con la diaria, Alicia Gutierrez, integrante de Mujeres de Negro, explicó que la consigna elegida refiere a las fallas en la protección de las mujeres que presentan denuncias de violencia. “Mientras se activa todo el aparato de seguridad y de justicia, esa vida ya se fue”, apuntó. En ese sentido, planteó que son necesarios los “juzgados multidisciplinarios”, contemplados en la Ley 19.580, donde una mujer que vaya a hacer una denuncia encuentre todo lo que necesita en un mismo lugar.

En relación al cambio de gobierno, la activista señaló que más allá de las resoluciones presupuestarias que se adoptaron este año, se debe tener en cuenta que en el período anterior “no se vio dinero ni nada” y eso empeoró el estado de situación. Ahora, sostuvo, hay que esperar la llegada del dinero asignado en 2026 para empezar a trabajar de otra manera. “Pienso que va a resurgir todo”, dijo optimista.

De cara a la gran avenida, las mujeres esperaron en silencio hasta las 19.20 para dar los primeros pasos hacia la explanada de la Intendencia de Montevideo, mientras el sol se escondía en el horizonte de la calle Buenos Aires. Frente a la sede capitalina, leyeron su proclama.

La organización convocante se dirigió a todas las mujeres: “a las que viven en silencio, a las que todavía creen que tienen que aguantar, a las que se preguntan si lo que pasa en su casa, en su pareja o en su familia es realmente violencia”. Las activistas también hicieron un racconto de diversas situaciones naturalizadas en algunos contextos que configuran formas de violencia como gritos, humillaciones, “cuando te hacen sentir que no servís”, “te revisan el teléfono” o “controlan con quién hablás o a dónde vas”.

“Queremos que cada mujer sepa que no está sola”, expresaron e invitaron a quienes se encuentran en estas situaciones a romper el silencio. “No te calles, no te acostumbres. Tu vida vale, tu voz importa, tu libertad también”, agregaron, y señalaron al final: “Queremos vidas libres, casas seguras, infancias sin violencia, y una sociedad que abrace, acompañe y respete. Porque vivir sin miedo es un derecho y porque juntas, siempre, somos más fuertes”.

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