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Bruno Gili, Lorena Etcheverry, Fabrizio Scrollini, Paula Martinez y Barbara Muracciole, ayer, en la Facultad de Ingeniería.

Foto: Alessandro Maradei

¿Oportunidad o amenaza? Expertos analizaron el desafío de la inteligencia artificial en Uruguay

6 minutos de lectura
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Especialistas destacaron, durante el primer congreso regional de Cicada, los impactos de la IA en materia de productividad y competitividad; no obstante, advirtieron sobre sus riesgos en la privacidad, concentración del ingreso y discriminación a poblaciones vulnerables, entre otros.

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La inteligencia artificial (IA) representa una “oportunidad y una amenaza” para Uruguay, señalaron autoridades y expertos este miércoles durante el panel de apertura del Primer Congreso Regional de Ciencia de Datos, Aprendizaje Automático e Inteligencia Artificial, que se realizó en la Facultad de Ingeniería (Udelar).

“Hay una oportunidad para mejorar la productividad y la competitividad del país, generar empleo de más calidad, poder tener una economía más sostenible con mayor cantidad de datos. También es una oportunidad para nuestras industrias tecnológicas en general”, dijo el responsable del programa Uruguay Innova, impulsado por Presidencia de la República, Bruno Gili. Sin embargo, también es una “amenaza” porque puede afectar la privacidad y promover la concentración del ingreso, advirtió.

Más allá del riesgo, Gili coincidió con los otros expertos en que la IA es ante todo una enorme oportunidad para el desarrollo productivo, ya que se cuenta con el talento necesario para sacar provecho de ella, por lo que el país no debe “perder el tren”, más allá de los riesgos.

El líder de Uruguay Innova participó en el panel de apertura “Del potencial al desarrollo: Uruguay frente al desafío de la IA. Amenazas, oportunidades y caminos posibles”, que también fue integrado por Lorena Etcheverry, docente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República e integrante del Grupo Coordinador del Centro Interdisciplinario en Ciencia de Datos y Aprendizaje Automático (Cicada); Bárbara Muracciole, doctora en Derecho y Ciencias Sociales; Fabrizio Scrollini, presidente del directorio de la Iniciativa Latinoamericana por los Datos Abiertos (ILDA), y Paula Martínez, cofundadora de Marvik.

El congreso regional Cicada, que se llevará a cabo hasta el 7 de noviembre, reúne a referentes de la academia, la industria y el gobierno para potenciar el desarrollo de la ciencia de datos, el aprendizaje automático y la IA en el país.

“Oportunidades de desarrollo”

Desde la visión de la Udelar, Etcheverry consideró que hay enormes “oportunidades de desarrollo para Uruguay”. “Hay muchos sectores productivos que podrían hacer un uso más eficiente y mejorar un montón de cosas si tuviesen una mejor gestión de sus datos, acceso, y una sistematización y aplicación de técnicas que podrían ayudar a mejorar rendimientos”, observó. La experta consideró que es importante que esa mejora productiva vaya acompañada por una mayor distribución de la riqueza a nivel social.

Mientras tanto, Martínez afirmó que hay empresas que quieren aplicar IA pero “no saben por dónde empezar ni para qué”, y destacó que para comenzar “no es necesario aplicar las técnicas más recientes”. En cuanto a las oportunidades de Uruguay, dijo que es “muy optimista” porque “hay mucho talento” tanto en la academia como en la industria. “El país no tiene realmente nada que envidiar a talentos de otros países. Realmente la gente queda impresionada muchas veces con el tipo de trabajo y calidad que hay en el país”, agregó. Ante este contexto, sostuvo que resulta prioritario no “perder el tren”, un riesgo que “siempre está presente”.

A su turno, Scrollini resaltó el enorme “potencial” uruguayo que lo deja muy bien posicionado en todos los instrumentos de medición. “El problema sigue siendo que los modelos de IA de uso general continúan avanzando a un ritmo que los propios expertos no predicen bien. Hoy por hoy, algunos de los modelos de inteligencia artificial general pueden resolver, por ejemplo, exámenes de medicina de un junior level en Estados Unidos”, remarcó el especialista, quien además es miembro de la Red de Datos Abiertos para el Desarrollo (OD4D) y cofundador de Abrelatam y Condatos.

Scrollini indicó que la clave es “cómo un país con pocos recursos, ubicado en un lugar que no es el ideal para determinados circuitos económicos del mundo, se posiciona en este tema para su desarrollo”. Consideró que el país tiene que decidir qué grado de autonomía va a querer tener en el tema. “Una opción es, básicamente, lo que pasa en muchos lugares, donde una empresa llega, instala un data center, impone los modelos, y la negociación con el país se limita a decir ‘queremos tus recursos y tu gente para testear los modelos y ver qué hacemos con eso’”.

El experto indicó que Uruguay debe tomar otro camino, desarrollando “modernidad con ciertas características éticas y legales”. Pero dejó preguntas planteadas al auditorio, como ¿cuánta plata significa este camino?, ¿a qué le apuesto?, ¿cuánto especulo?

Capacidades

También Etcheverry se refirió a la posición que Uruguay ocupa en este tema y resaltó que “permanentemente” queda rankeado en el top 3 de los países de América Latina, junto con Chile y Brasil, en materia de IA. Sin embargo, remarcó que uno de los desafíos es la formación de recursos humanos. “Si bien creo que Uruguay tiene un montón de recursos humanos formados, tenemos que seguir apostando fuertemente al tema de la educación. Necesitamos formar más, hablar más, saber más de qué estamos hablando cuando nos referimos a la IA”.

Otro desafío que señaló la experta es la gestión de datos. “Hay mucha fragilidad en los procesos de adquisición, gestión y de la calidad de los datos, de velar por la privacidad, etcétera. Si no tenemos buenos datos, no hay inteligencia artificial posible”, agregó.

Por su parte, Gili dijo que un “desafío clave” es saber cuál va ser la gobernanza de datos, su localización y qué infraestructuras se necesitan. “Si no podemos hacer nada con eso, se va a avanzar muy poco”. El líder de Uruguay Innova señaló que el país “necesita saber negociar con la plataforma global”. “No podemos decir si eso es bueno o malo. Vamos a tener que hacer acuerdos, así que ahí hay mucho tema para que la academia aporte”. Sostuvo que cuando se apruebe el presupuesto, habrá financiamiento para poder empezar a trabajar en temas de política sobre IA.

Lo público y lo privado

Mientras tanto, Muracciole dijo que el ámbito público y el privado están “muy descoordinados” y puso el caso de que dentro del propio Estado los distintos organismos no interactúan. “Tenemos expediente electrónico, plataforma de interoperabilidad, y sin embargo no logramos lo básico para empezar a hablar de lo que sigue. Si queremos analizar la información, de alguna manera vamos a tener que cruzarla. Lo que yo siento es que el Estado tiene una descoordinación que lo lleva a invertir muchas veces mal, a apresurarse. Si logra resolverlo, el Estado puede ser la plataforma para el desarrollo”, añadió.

Asimismo, se refirió al estado regulatorio de Uruguay en materia de IA. “Estamos, desde un punto de vista regulatorio en sentido amplio, muy bien posicionados”, indicó Muracciole, quien tiene un máster en Protección de Datos. La docente dijo que el país tiene cimientos jurídicos “muy fuertes y sólidos”. “No necesitamos regular o legislar para poder avanzar de forma segura en desarrollos de sistemas de IA. Es muy común escuchar que hay determinados problemas que hay que solucionar, primero con leyes y después avanzar en el desarrollo, y eso no es correcto, al menos no desde la mirada nuestra. Tenemos cimientos fuertes y normativa que permite avanzar. Creo que hay que avanzar y ver en el camino cómo regular específicamente”, opinó.

A su criterio, el país tiene institucionalidad y seguridad jurídica, lo que “da solidez y certeza”. “Somos un lugar privilegiado para coordinar, para impulsar, para hacer centro de cuestiones regionales, lo cual es muy importante, porque el desarrollo normativo se debe coordinar regionalmente. Regular estos fenómenos en sentido amplio requiere que sea a nivel regional, porque localmente nos vamos a quedar muy solos”, reflexionó.

Riesgos

Mientras tanto, Scrollini consideró que Uruguay ha “mitigado” el primer riesgo, que es que los tomadores de decisión no hablen sobre el tema. “Uruguay ha mitigado el riesgo de no estar en la conversación. Ahora, el segundo desafío que existe para este tipo de tecnología tiene que ver con la gobernanza de datos y su calidad. Toda esta hermosa tecnología que vemos acá es tan buena como los datos con los que se entrena. Si no están bien, por más brillante que sea el algoritmo, no va a poder dar los resultados adecuados”, indicó.

Los datos son fabricados por seres humanos que los recogen de “forma imperfecta”, lo que produce sesgos y determina los resultados que se pueden obtener, explicó. “Hay un riesgo grande de discriminación sobre poblaciones vulnerables. También existe el riesgo que ciertas poblaciones sean activamente explotadas para desarrollar estos modelos, lo cual es algo conocido y documentado”.

También Etcheverry expresó preocupación por la dependencia que esta tecnología puede generar en el gobierno o en las personas. “Sabemos muy poco de las consecuencias que puede provocar el hecho de delegar permanentemente las tareas. Imagínense el efecto que puede tener en el cerebro. ¿Qué pasa en el cerebro de los niños que se están formando? ¿Qué sucede con otros tipos de actividades cognitivas? La verdad, hay muchas cosas que no sabemos. Y a mí eso es algo que me preocupa mucho”, advirtió.

En esa misma línea, sostuvo que es un “riesgo civilizatorio” y se refirió al impacto que este tipo de herramientas están teniendo en los procesos de enseñanza-aprendizaje y evaluación. “Yo como docente no sé enseñar a una persona que no hace. No sé cómo enseñar a programar a alguien que no programa. ¿Puede una persona que no aprendió con su propio cerebro ser capaz de tener las capacidades críticas para enfrentarse a la salida de un programa generado por una herramienta? Estoy casi convencida de que no”, concluyó.

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