Desde la portada se adivina la intención. Un abordaje histórico desacartonado, que no excluya ningún lenguaje. A medida que se avanza en las páginas de este primer tomo (La Gran Guerra y la Revolución rusa) que es parte de una obra mayor (se anuncia un segundo sobre el período de entreguerras), se va confirmando ese camino.
El uso de recuadros, mapas, fotografías, alivian un trayecto que, en otros abordajes, suele tener una aridez que a veces desestimula. No se renuncia a los conceptos complejos, pero ya en los primeros recuadros se puede ver que se usa este recurso para explicar la plusvalía de Carlos Marx y para destacar el uso pedagógico de la película Titanic (1997) de James Cameron. Esto será una constante en todos los capítulos. Al final de cada uno, en lugar de la bibliografía que aparece en textos similares, se ofrecen, como si fuera un viejo cedé de los noventa, varios bonus track. Para abundar en lo planteado siempre hay películas de ficción y documentales, e incluso se apela a la fotografía no publicada pero presente en internet. No en vano la autora es maestranda en uso de tecnologías para la educación, lo que enriquece su carácter de docente desde 1998. Zaffaroni Islas no parte de la formación académica clásica de quienes escriben sobre historia, sino que, como explica ya desde la solapa que la perfila, su interés es darle a la historia una perspectiva “más accesible y amena para llegar al público no especializado”.
Mariana Zaffaroni Islas. Fin de siglo, 2022. 230 páginas, 750 pesos.