Aunque no puede decirse que la poesía escrita por mujeres esté invisibilizada en Uruguay, es cierto que su recepción suele velarse con una neblina tranquilizadora: decir “larga tradición de mujeres poetas” parecería dar por zanjado el espinoso asunto de lo que se posterga. El punto de llegada es inocultable: dos de nuestros tres premios Cervantes son poetas (Ida Vitale y Cristina Peri Rossi) y casi cualquier persona con un mínimo conocimiento de literatura nacional puede reconstruir una cierta línea de tiempo que se parece a un linaje (Delmira Agustini, Juana de Ibarbourou, Idea Vilariño, Amanda Berenguer, Marosa Di Giorgio, Circe Maia...). Puestas así, las cosas parecen estar en su lugar. Sin embargo, el corpus, el tempo y la pluralidad no se llegan a ver del todo.
Ese velo es el que descorre el libro Flores raras: poesía de mujeres uruguayas, subtitulado, con acierto, “escondido país”. Se abre y cierra con Petrona Rosende (nacida en 1797), destacada incluso en el diseño, y entre sus dos textos queda un arco que va desde Dorila Castel de Orozco (de 1845) hasta Ana Vila (de 1939). Están, por supuesto, las que forman la espina dorsal del canon alternativo, ese que se recita en voz algo más baja por detrás de las más reconocidas, y que forman, por ejemplo, María Eugenia Vaz Ferreira (la gran voz del siglo XIX), Concepción Silva Bélinzon, Esther de Cáceres, Selva Márquez, Clara Silva, Sara de Ibáñez, Orfila Bardesio, Selva Casal. También otras poetas que recién en los últimos años han empezado a ser “rescatadas” como tales, como María Díaz de Guerra (cuya delicada vena poética quedó postergada por su labor de historiadora), o Alcira Soust Scaffo (que es mucho más que una anécdota en el 68 mexicano).
El libro, con sus estudios críticos y sus perfiles de las autoras, trasciende la mera selección de nombres, pero no se puede obviar la importancia de volver a traer a la consideración lectora, por ejemplo, a Suleika Ibáñez, María Gravina, Mercedes Rein, Dina Díaz, o Gladys Castelvecchi. En las mencionadas y en las que no se alcanzó a mencionar, hay más de un territorio y varios tiempos. Sin ellas, la literatura uruguaya está incompleta.
Silvia Guerra y Jesse Lee Kercheval (comp.). Yaugurú/La madre del borrego; Montevideo, 2023. 443 páginas, 900 pesos.