Reportaje
Hace 30 años Perú tuvo un autogolpe muy distinto al del presente. En 1992 la expectativa por el fujimorismo mutaba en una realidad autoritaria, mientras la pesadilla de Sendero Luminoso seguía allí. “Había que verlo cara a cara en las calles, entre el humo de los anticuchos, las conversaciones de café y los pasadizos de los museos, aunque no fuera posible comprenderlo”, dice Roberto López Belloso. Lo que sigue es parte de un libro que se llamará Los malditos 90.