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Javier Cercas. Foto: Marta Calvo

España sólo hay dos

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Llega Javier Cercas a la Feria del Libro.

Es difícil disputarle la centralidad a Javier Cercas (1962) en la narrativa española actual. Su novela Soldados de Salamina, que apareció en 2001 y fue película en 2003, marca un antes y un después en el uso del pasado histórico, la autorreferencia, la hibridación de géneros literarios.

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Es difícil disputarle la centralidad a Javier Cercas (1962) en la narrativa española. Soldados de Salamina, que apareció en 2001 y fue película en 2003, marca un antes y un después en el uso del pasado histórico, la autorreferencia, la hibridación de géneros literarios. El fondo omnipresente, como el de gran parte de la obra de Cercas, incluida su flamante novela El monarca de las sombras (Penguin Random House), es la Guerra Civil española.

Cuando me enteré de que iba a hacer el esfuerzo de venir a Montevideo, después de haber estado tan cerca, en Buenos Aires, en mayo de este mismo año, se me ocurrió que podía tener que ver con que la Guerra Civil también dividió a la sociedad uruguaya hace ocho décadas. Pasó en muchas otras partes, pero quizás aquí recordemos con insistencia especial la militancia, hacia un lado u otro, de nuestros abuelos y bisabuelos. ¿Es esta la conexión con nuestro país o hay otras?

La guerra civil dividió a la sociedad uruguaya y dividió a medio mundo, o al mundo entero. Fue un acontecimiento que puede leerse como el primer acto de la Primera Guerra Mundial, y que en todo caso no dejó indiferente a nadie, ni siquiera a los uruguayos. Pero esa conexión con Uruguay no es la única. En parte voy a Montevideo porque estoy harto de que me hablen maravillas de esa ciudad que no conozco, y quería conocerla, así que acepté encantado la invitación de los organizadores de la Feria. También voy porque yo no soy un escritor español, sino un escritor en español, lo que significa que, en general, siento que Latinoamérica es mi casa, que Onetti es tan mío como Borges o Rulfo o Cervantes y que yo formo parte de la literatura uruguaya tanto como cualquier escritor uruguayo forma parte de la literatura española: al fin y al cabo, compartimos el idioma, que es el instrumento principal de un escritor. Además, igual que siempre que viajo por Latinoamérica, tengo la impresión de que voy a buscar una parte de mí: como dijo Hugh Thomas, quien sólo conoce España no conoce España. Lo mismo, sin duda, vale para Uruguay.

En el primer capítulo de El monarca de las sombras se da a entender que hubo una preparación para poder escribir la historia que, directa o indirectamente, llevó décadas. Aun sin conocer la biografía de su tío abuelo, creo que, desde afuera, podíamos trazar varias líneas que apuntaban a una novela así: en su obra se unen lo personal y lo colectivo, la investigación documental y la creación de personajes próximos, la historiografía y la ficción. ¿Es esta novela el nudo definitivo entre todos esos mundos y procedimientos sobre los que ha teorizado en El punto ciego?

Puede ser. Y puede que sea el libro donde se entrecruzan todas mis obsesiones, el punto de confluencia de todos mis libros anteriores. De hecho, es muy posible que este sea el libro que me he estado preparando para escribir desde que quería ser escritor, un libro que siempre creí que no sería capaz de escribir y que felizmente he escrito. Por eso cuando me preguntan cuánto he tardado en escribirlo siempre contesto lo mismo: toda la vida.

Como profesor-escritor, ¿qué lugar tienen para usted este tipo de eventos, como las ferias del libro, encuentros con lectores, giras?

Es verdad que quitan tiempo para mi trabajo, que consiste en escribir (sigo dando clases, aunque la verdad es que muy pocas). Y es verdad que a veces quitan mucho tiempo, pero, como sé que ahora mismo forman parte del oficio de escritor (y como sé también que son fundamentales para editores, libreros y demás), procuro disfrutarlos al máximo. Y los disfruto, sobre todo los encuentros con escritores y con lectores. Porque a veces se olvida que no existen los libros sin lectores: un libro sin lector es letra muerta; es sólo cuando un lector abre las páginas de un libro cuando esa letra muerta cobra vida, una vida nueva y distinta en cada caso, porque un libro es sólo una partitura, y es el lector quien la interpreta. Esa es la magia de la literatura. En definitiva: la mitad de un libro la pongo yo; la otra mitad la pone el lector. Por eso es tan interesante conocer a tus lectores.

Cercas estará el sábado 7 a las 19.00 en el Salón Rojo acompañado por Alejandro Ferreiro.

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