Alter Ediciones acaba de publicar ¿Quién escupió el asado? Subcultura y anarquismos en la posdictadura uruguaya 1985-1989, un trabajo del docente e investigador Diego Pérez. El estudio aborda la cultura anarquista que llegó con la música punk, junto a muchos otros fenómenos culturales que consiguieron entrar al país cuando cayó la dictadura militar, por un lado, y sus vínculos con la tradición anarquista que ya estaba establecida en el país desde hacía varias décadas.
Que en los 80 las “A” encerradas en un círculo comenzaran a poblar paredes y camisetas tuvo mucho que ver con la moda o con malentendidos –cuando los Sex Pistols cantaban “Anarchy in the UK” posiblemente usaran “anarquía” en su acepción de “desorden”, más allá de lo que especula Greil Marcus en su ensayo Rastros de carmín–, pero también es cierto que, gracias a la música, muchos jóvenes comenzaron a investigar sobre la ideología política que había detrás de esa novedad estética.
Diego Pérez expone el contexto en que esos mensajes lograron difundirse: revistas subterráneas (GAS y La Oreja Cortada, entre otras), programas de radio, recitales, ferias como la de Villa Biarritz. El libro, en ese sentido, es un gran aporte antropológico sobre formas de socialización que persisten, aunque muy modificadas. También, sobre modos de pensarse –nihilismo, posmodernismo, hedonismo– que marcaban una ruptura no sólo generacional, sino también con la de la propia cultura anarquista local.
El vínculo más fuerte entre ambas culturas, la rockera-punk y la política (la de la Federación Anarquista Uruguaya, por ejemplo), encontró su expresión, según este estudio, en experiencias autogestionarias, como la formación de la Cooperativa del Molino, que reunió principalmente a músicos, y la Coordinadora Anti-Razzias, que logró llamar la atención durante el primer gobierno de Julio María Sanguinetti.
Basado en testimonios y documentos, el estudio de Pérez logra iluminar varios aspectos de una época que sigue marcando el presente (el libro cierra en 1989, el año del referéndum contra la ley de caducidad) no sólo porque recurre a protagonistas poco atendidos (los poetas ocupan un lugar importante), sino porque lo hace desde un punto de vista original, que “se toma en serio” algunas consignas que para muchos sólo fueron la tendencia del momento, pero que para otros significaron la posibilidad de empezar a cuestionar lo establecido. La propia revista Alter, que edita el estudio, es un ejemplo de que parte de aquella efervescencia juvenil logró fructificar.